Restos del artefacto según la prensa
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Durante la
madrugada del Sábado 9 de Febrero del 2013 un artefacto explosivo detona en una
muralla de un cuartel policial en las Vizcachas. La detonación se produjo entre
un canal de regadío con vegetación y el sector donde duermen los miembros de
las fuerzas represivas que se encuentran “solteros”.
El explosivo
habría estado compuesto de un extintor de 2 kilos repleto de pólvora negra
activado con un mecanismo eléctrico alimentado por una batería de 9 Volt.
La onda
expansiva daño una pared y provoco daños auditivos y lesiones al cabo segundo
Sebastián Rosales quien fue trasladado en helicóptero hacia el hospital
policial.
Tras la
explosión se monta un cerco policial en el sector sin resultado alguno.
Dos
ciudadanos, ahora reconvertidos en testigos secretos señalan que ven a dos
encapuchados subir a una camioneta Hyundai gris luego de la explosión, ambos
deciden seguirlos pero rápidamente quedan atrás en su persecución
para-policial. Los sujetos consiguen anotar la patente de la camioneta para
luego entregársela a la policía.
Un informe
¿”reservado”? de la policía- que de reservado tenia poco ya que fue filtrado
por la prensa- señala
la
declaración del testigo: “decidí seguirlos, pero iban a alta velocidad”,
fue el copiloto quien habría anotado la patente y luego entregado a la policía.
La policía
revisa la patente del vehículo y se dirige a montar un operativo con personal
del OS-9 en la casa de Puente Alto. Al llegar la camioneta es manejada por
Víctor Hugo Montoya (22 años), hijo del propietario, Víctor es detenido.
Durante la
mañana del Sábado Víctor es pasado a control de detención en los Tribunales de
Puente Alto. Amparados en la nefasta ley antiterrorista la fiscalía solicita un
plazo de 5 días de incomunicación antes de formalizarlo, finalmente el tribunal
le otorga 3 días antes siquiera de saber bajo que delito y porque lo
formalizaran.
Durante estos
días, la policía allana la casa de Víctor encontrando un DVD de ETA, el temido
libro “La
moral anarquista” y una serie de documentos en apoyo a los presos del
caso bombas.
Víctor no
colaboro con la policía en ningún momento, trascendió por declaraciones del
padre que es vegano y mantenía antecedentes por participar en disturbios
callejeros mientras que por la prensa señalan alguna vinculación a okupaciones,
al parecer buscando extender la represión. (Aunque vale decir que la pluma
policiaco-periodística siempre la observamos con duda)
El 12 de
Febrero del 2013 Víctor es formalizado por la fiscalía sur (con dedicación
exclusiva a este tipo de delitos) por una colocación de artefacto explosivo
bajo la ley antiterrorista. A la sala de audiencia llegaron amigos y familiares
que acompañaron a Víctor. El perseguidor Raúl Guzmán señalo y fantaseo sobre la
inmediata vinculación con otros 4 atentados: -
Banco BCI de
calle Beauchef (1 marzo 2012)
Como es de
costumbres, ninguna de estas causas le fueron adjudicadas oficialmente, sino
que la fiscalía trato de enmarañar el proceso y hablar de supuestas similitudes
evidentes pero sin acusarlo directamente. La prensa señala que la policía
encontró como similitud inequívoca la utilización de baterías de 9 Volt en
todos esos atentados.
El tribunal
otorgo 80 días de investigación y señalo los hechos como terroristas, ya que a
criterio de la jueza Graciela Muñoz “muchas bombas se han puesto en
basureros, en cajeros, en distintos lugares, pero no así en una comisaría” otorgándole
el difuso carácter de “terrorista”. Además de fijar como elementos claves la
documentación anarquista encontrada en su domicilio.
Por su parte
el abogado de la defensoría popular, Rodrigo Román, quien lleva la defensa de
Víctor señalo que : “hay una débil imputación y no existen pruebas en su
contra”.
Víctor
actualmente permanece en la cárcel de Puente Alto, no tenemos conocimiento del
régimen al cual se encuentra sometido y su situación personal.
Queremos
aclarar que desconocemos la participación o no de Víctor en el atentado
explosivo, es posible traslucir una postura revolucionaria con los antecedentes
filtrados por la prensa además de su posición y postura en no colaborar con la
policía.
Aun así sin
saber la posición política de Víctor o como se define y/o definía solidarizamos
con él. Nosotros no somos jueces ni regimos nuestra escala de valores en el
código penal, somos revolucionarios y esa es la solidaridad que nos interesa.
La prensa intenta
ocultar y esconder el show mediático que comúnmente realiza en estos casos
prefiriendo invisibilizar la prisión y la patológica utilización de la ley
antiterrorista. Esta situación genera que quienes no conocemos a Víctor se nos
dificulte la posibilidad de saber de su situación jurídica, personal y
carcelaria.
Animamos a
los amigos, familiares y compañeros de Víctor a informar sobre la situación
actual en que se encuentra y no sepultar en el olvido y silencio la represión.
¡Solidaridad con los prisioneros
revolucionarios!
¡El único terrorista es el Estado!
¡Fin a la ley antiterrorista!
¡Victor Montoya a la calle!
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