Julio Cortés
¿Alguien se
acuerda del Caso Bombas? Después de todo lo acontecido desde el 14 de agosto
del 2010 en adelante, la prensa oficial sólo menciona cuestiones menores como
la condena en costas al Fisco y querellantes como _Hoteles de Chile y la
Parroquia Inmaculada Concepción de Vitacura, y el ciudadano conformista
promedio llena todos los foros electrónicos dando entender que los absueltos
eran pese a todo culpables...
A
continuación, un texto de quien fuera uno de los abogados defensores, donde se
intenta relatar todo en orden y sacar algunas conclusiones político/jurídicas
desde una perspectiva anticapitalista y antiautoritaria.
De las
conclusiones:
Para la
historia del sistema penal chileno, el Caso Bombas representa un momento
espectacular y complejo, una amalgama de estilos represivos y momentos
legislativos y político-criminales que abarcan casi dos siglos, incluyendo la
asociación ilícita del Código Penal decimonónico -uno de los delitos más
complicados y polémicos de todos los tiempos, herramienta de represión política
por excelencia-, con la legislación antiterrorista de dictadura (hija de la
doctrina de la seguridad nacional), maquillada y reformulada mediante su uso
“democrático” durante gobiernos de ambas coaliciones de partidos políticos,
todos ellos adalides de una política-criminal que es hija de la doctrina de la
seguridad ciudadana. Todo ello, el contexto de un sistema represivo que opera
en gran medida a través del uso intencionado de los medios de comunicación de
masas y que en los momentos decisivos cumple roles harto más determinantes en
la transmisión del mensaje político de la represión que el susbsistema
legal/jurídico/judicial y sus operarios que suelen vivir confinados a su propio
mundo e ideología profesional de léxico especializado.
¿Primer gran
ejemplo de un estilo de represión política posmoderna? Es posible. Y de ser
así, el hecho de que haya culminado en un rotundo fracaso no implica negar el
éxito inicial de este golpe represivo sobre todo en su dimensión
político/mediática. Por ello, nos atrevemos a sospechar que en tanto forma y
estilo de represión política propia de la época pudiera ser reeditado una vez
que se hayan sacado las lecciones necesarias, esta vez desde el punto de vista
del poder.
Por todo lo
anterior, creemos que tal como señaló el autor de “Vigilar y castigar” al poner
fin a su obra, en el telón de fondo de todos estos procesos y relaciones de
poder complejas, si queremos entenderlos tanto en su significación actual como
en su perspectiva histórica, debemos saber oír “el estruendo de la batalla”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario