Sin duda en estos últimos años el anarquismo ha ido paulatinamente adquiriendo mayor fuerza incluso a pesar de la fuerte represión estatal de la cual es objeto. Se encuentra presente en las luchas estudiantiles de manera permanente, ha sido protagonista de ataques directos contra instituciones del estado, de la iglesia y el capital, las revistas y editoriales ácratas han aumentado considerablemente, ha tenido la capacidad de autoconvocarse como por ejemplo en las llamadas “Semanas de Agitación y Propaganda” realizadas en solidaridad con los presos, aspecto que refleja una madurez política en el sentido de lograr diferenciarse de actividades, actos o encuentros llevados a cabo por agrupaciones o grupos ajenos a la idea libertaria, en fin ha ido buscando y encontrando cada vez más su particularidad. El avance del anarquismo es innegable.
Sería pretensioso y objeto de un análisis errado el señalar que dicho avance constituye en la actualidad una amenaza real al poder, que la derrota del estado sería inminente y que estaríamos en vísperas de lograr una sociedad libertaria, estamos, como bien sabemos, todavía muy lejos de aquello. Sin embargo, hay indicios que llevan a darnos cuenta que el poder, de alguna u otra manera, se siente “incomodo” con el avance anárquico, al parecer sabe, como lo señalan los compañeros de
En el marco de esta necesidad del poder corresponde el análisis del psicólogo social de
Relacionado a esto también observamos nuevamente las supuestas directrices que estarían dando ex – miembros del FPMR, MIR y Lautaro a estudiantes universitarios y secundarios en las actuales movilizaciones estudiantiles (ver nota de El Mercurio del 16-07-2011) que nos demuestra una vez más la clara intención de negar conscientemente una idea y práctica que se desarrolla a pasos agigantados la cual tiene que ver con la horizontalidad, la autonomía y por ende el rechazo a todo tipo de jerarquías.
En el caso de la inventada asociación ilícita terrorista, la intención principal pareciera ser clara; el aumento de las penas. Es importante señalar que en términos jurídicos para que exista una asociación ilícita esta debe ser jerárquica, es decir, debe tener una orgánica que contemple una marcada distribución de funciones, desde líderes hasta colaboradores. Por lo tanto, los persecutores recurrieron a tal fantasía para agravar la causa y lograr condenas de altísimos años de prisión. Sin embargo, creemos que el hecho de ubicar a dos personas que pertenecieron al Lautaro como líderes de la irrisoria organización responde al mencionado propósito de esconder los verdaderos alcances que ha tenido y tiene el anarquismo, lo que a su vez devela el fracaso del poder para lograr controlarlo e incorporarlo en su lógica totalizante. Cosa similar ocurre con el supuesto adoctrinamiento y liderazgo que ejercerían ex miembros de grupos subversivos a estudiantes.
Ahora bien, reconocemos la gran importancia que han tenido los grupos marxistas en la lucha contra el capital en este territorio, su historia nos habla de dignidad y por sobre todo una notable osadía y audacia contra la opresión capitalista. En términos concretos lograron, a todas luces, ser una amenaza a la dictadura militar y al incipiente retorno a la democracia, lo que el anarquismo está hoy lejos de serlo. No obstante, existe un elemento fundamental que diferencia a los ácratas de dichos grupos y este tiene que ver con el antiautoritarismo. Representa una diferencia de carácter cualitativa que conlleva una forma de concebir las relaciones sociales de una manera diametralmente opuesta ya que pone en el centro de la práctica política la libertad y la autonomía como ejes primordiales, por lo que jamás un libertario participaría de una organización jerárquica debido a que ésta va contra los principios fundamentales de
Algunos Anarquistas.
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