{Texto aparecido en el periódico
anarquista Aversión número 8 -mayo 2013-,
escrito unos días antes de las detenciones}
Preparando el terreno
Aquellos y aquellas que odiamos a la prensa por su rol de servidores de
los intereses de los poderosos no nos sorprendemos de su papel activo en
las campañas represivas ni de su actuación como confidentes policiales. De
hecho, una regla básica del «intercambio» es esta: recibir algo a cambio
de algo que se da. Y obtener información fresca (de la policía) significa
ofrecer algo a cambio (por parte de la prensa).
Sería interminable un análisis minucioso de cómo la prensa colabora codo a
codo y de manera activa con la represión en la creación de enemigos a
combatir, ya sean grupos y sectores sociales enteros o personas en
concreto. Y en esto no existe excepción, ya que más allá de la supuesta
dirección política en los medios de comunicación —quitando, claro, los
realmente libres, o algún que otro periódico marginal1{1}— los que tienen
la última palabra siempre serán quienes los financian.
No vamos a tocar los linchamientos de grupos sociales para justificar
modificaciones penales o exclusiones, pero no está de más recordar cómo
utilizan contextos concretos de descontento social, como los disturbios en
las huelgas de estudiantes o en las huelgas generales, para justificar el
endurecimiento penal, desviando al mismo tiempo totalmente la atención de
los motivos reales del descontento.
Los ejemplos que aquí queríamos tocar son los relacionados con cómo la
prensa —más concretamente los periódicos— se centran en alguna figura (en
nuestro contexto durante mucho tiempo fueron los okupas y actualmente los
antisistema, en ocasiones también definidos simplemente como «vándalos»)
con el objetivo de preparar el terreno para un «golpe» o para lo que sea
conveniente en ese momento.
No es casual que el 24 de abril pasado, un día antes de las protestas
convocadas ante el Congreso un artículo publicado en Europa Press se
titulara «Anarquistas radicales italianos visitan Madrid para adoctrinar a
grupos antisistema»{2}. El título, sinceramente, promete más que el
artículo en sí. La pregunta sería ¿en qué se basan para hacer esta
afirmación? Obviamente, como ellos reconocen, en «fuentes policiales».
También comunicaron que estas «visitas son continuadas en el tiempo y no
están necesariamente supeditadas a un hecho concreto». El texto finalmente
no deja de ser un corta-pega de otras noticias pero relacionándolas entre
sí. Unos días más tarde, esta vez en Italia, el título de una noticia ya
nos deja un poco más perplejos: «El terrorismo actual se llama
anarquía»{3}, artículo que relaciona con anarquistas el suceso de Roma del
pasado 28 de abril, en el que Luigi Preiti, un hombre desempleado, abrió
fuego contra dos policías, dejando claro que su objetivo era disparar
contra políticos. Pese a que el hecho no tiene nada que ver con
anarquistas, el periodista sabe hacer su trabajo: navega entre el hecho
concreto pasando por el ataque contra el directivo de Ansaldo Nucleare el
año pasado, y aclarando que uno de los detenidos por este caso, Alfredo
Cospito «se jactó en la red de haber participado en los enfrentamientos
del 15 de octubre de 2011 en Piazza San Giovanni en Roma», hablando
también de las relaciones con Grecia y Barcelona{4}. Luego de analizar
diferentes sucesos acaba con advertir que pese a que los disparos a los
policías en Roma, a los que se refiere el artículo, no guardan relación
con anarquistas, cosa más que obvia para cualquiera, nos advierte de que
existe un peligro de «terrorismo quizá menos organizado que el de las
Brigadas Rojas, pero generalizado, penetrante y capaz de golpear según
programas menos ambiciosos que los de los grupos marxistas-leninistas».
Al afirmar que «antiguamente tenían la tortura, ahora tienen a la prensa»
Oscar Wilde obvió que peor aún, las dos cosas son contemporáneas y
cómplices, que a lo peor de la brutalidad represiva se le unió lo peor de
la persuasiva. Se puede decir que pocas veces la prensa y los periodistas
ocuparon un rol de servilismo como el de ahora. En el ensayo de 1890 donde
hace esta afirmación, agrega: «De inmediato buscaron al periodista, lo
encontraron, lo desarrollaron e hicieron de él un industrioso y bien
pagado sirviente. Es muy lamentable, para ambas partes. Detrás de la
barricada puede haber mucha nobleza y heroísmo. Pero, ¿qué hay en el fondo
detrás del artículo [periodístico] sino prejuicio, estupidez, hipocresía y
disparate? y cuando estos cuatro factores se unen constituyen una fuerza
terrible y se transforman en la nueva autoridad».
Post scriptum
Luego de escribir las líneas precedentes nos topamos con un artículo que
confirma todavía más nuestra visión de la instrumentalización
periodística. La noticia aparecida en Cadena Ser «Grupos anarquistas
españoles diseñan estrategias conjuntas con italianos y griegos»{5} que no
sólo va en la misma línea que las anteriores, sino que también
«profundiza» más en la creación del enemigo interno. Según la periodista,
la policía alerta sobre la «infiltración» de grupos anarquistas en
«movimientos sociales como el 15-M, la protesta de los mineros o las
plataformas sociales creadas contra la reforma laboral». Al parecer «la
policía tiene constancia de que activistas italianos y griegos están
diseñando estrategias conjuntas con activistas españoles “en un intento de
organizar su actividad”. El Triángulo del Mediterráneo está formado por
grupos anarquistas de Grecia, Italia y España, países dirigidos por la
troika. Según la policía, mantienen relaciones “no sólo a nivel ideológico
sino también como soporte estratégico”. Sus activistas se organizan en
pequeños grupos en los que cada componente, dice la policía, “goza de
total autonomía individual”». Luego analiza unos recientes atentados
reivindicados por anarquistas (o no) y acaba nombrando —con nombre y
apellido— a algunos compañeros italianos que participaron en las jornadas
contra el TAV en Barcelona (diciembre de 2011). Esto último, utilizar
nombres y apellidos de personas que no están ni procesadas ni acusadas es
algo nuevo aquí, aunque no en Italia. Es muy común allí que antes de algún
golpe represivo la prensa prepare terreno hablando de personas o
describiéndolas, práctica que también se ha imitado en Chile o en Grecia.
No sirve de nada emparanoiarse con los posibles pasos represivos, no es
esa nuestra intención con estas líneas. Sólo queremos poner en evidencia,
una vez más, que el rol de los medios de comunicación y la prensa es el de
crear un terreno propicio para la represión, anticipándose a ésta, y
cuando ya comienza a ser palpable, justificarla.
Notas:
1. Claramente entre éstos no tanto aquellos que sobreviven gracias a los
anuncios.
2. http://www.europapress.es/nacional/noticia-anarquistas-radicales-italian
3. http://news.panorama.it/oltrefrontiera/Il-terrorismo-di-oggi-si-chiama-a
4. Desde hace años a los periodistas de ambos lados del mediterraneo les
encanta relacionar estos puntos, que en su momento llamaron mediáticamente
«el Triángulo del Mediterráneo».
5. http://www.cadenaser.com/espana/articulo/grupos-anarquistas-espanoles-di
escrito unos días antes de las detenciones}
Preparando el terreno
Aquellos y aquellas que odiamos a la prensa por su rol de servidores de
los intereses de los poderosos no nos sorprendemos de su papel activo en
las campañas represivas ni de su actuación como confidentes policiales. De
hecho, una regla básica del «intercambio» es esta: recibir algo a cambio
de algo que se da. Y obtener información fresca (de la policía) significa
ofrecer algo a cambio (por parte de la prensa).
Sería interminable un análisis minucioso de cómo la prensa colabora codo a
codo y de manera activa con la represión en la creación de enemigos a
combatir, ya sean grupos y sectores sociales enteros o personas en
concreto. Y en esto no existe excepción, ya que más allá de la supuesta
dirección política en los medios de comunicación —quitando, claro, los
realmente libres, o algún que otro periódico marginal1{1}— los que tienen
la última palabra siempre serán quienes los financian.
No vamos a tocar los linchamientos de grupos sociales para justificar
modificaciones penales o exclusiones, pero no está de más recordar cómo
utilizan contextos concretos de descontento social, como los disturbios en
las huelgas de estudiantes o en las huelgas generales, para justificar el
endurecimiento penal, desviando al mismo tiempo totalmente la atención de
los motivos reales del descontento.
Los ejemplos que aquí queríamos tocar son los relacionados con cómo la
prensa —más concretamente los periódicos— se centran en alguna figura (en
nuestro contexto durante mucho tiempo fueron los okupas y actualmente los
antisistema, en ocasiones también definidos simplemente como «vándalos»)
con el objetivo de preparar el terreno para un «golpe» o para lo que sea
conveniente en ese momento.
No es casual que el 24 de abril pasado, un día antes de las protestas
convocadas ante el Congreso un artículo publicado en Europa Press se
titulara «Anarquistas radicales italianos visitan Madrid para adoctrinar a
grupos antisistema»{2}. El título, sinceramente, promete más que el
artículo en sí. La pregunta sería ¿en qué se basan para hacer esta
afirmación? Obviamente, como ellos reconocen, en «fuentes policiales».
También comunicaron que estas «visitas son continuadas en el tiempo y no
están necesariamente supeditadas a un hecho concreto». El texto finalmente
no deja de ser un corta-pega de otras noticias pero relacionándolas entre
sí. Unos días más tarde, esta vez en Italia, el título de una noticia ya
nos deja un poco más perplejos: «El terrorismo actual se llama
anarquía»{3}, artículo que relaciona con anarquistas el suceso de Roma del
pasado 28 de abril, en el que Luigi Preiti, un hombre desempleado, abrió
fuego contra dos policías, dejando claro que su objetivo era disparar
contra políticos. Pese a que el hecho no tiene nada que ver con
anarquistas, el periodista sabe hacer su trabajo: navega entre el hecho
concreto pasando por el ataque contra el directivo de Ansaldo Nucleare el
año pasado, y aclarando que uno de los detenidos por este caso, Alfredo
Cospito «se jactó en la red de haber participado en los enfrentamientos
del 15 de octubre de 2011 en Piazza San Giovanni en Roma», hablando
también de las relaciones con Grecia y Barcelona{4}. Luego de analizar
diferentes sucesos acaba con advertir que pese a que los disparos a los
policías en Roma, a los que se refiere el artículo, no guardan relación
con anarquistas, cosa más que obvia para cualquiera, nos advierte de que
existe un peligro de «terrorismo quizá menos organizado que el de las
Brigadas Rojas, pero generalizado, penetrante y capaz de golpear según
programas menos ambiciosos que los de los grupos marxistas-leninistas».
Al afirmar que «antiguamente tenían la tortura, ahora tienen a la prensa»
Oscar Wilde obvió que peor aún, las dos cosas son contemporáneas y
cómplices, que a lo peor de la brutalidad represiva se le unió lo peor de
la persuasiva. Se puede decir que pocas veces la prensa y los periodistas
ocuparon un rol de servilismo como el de ahora. En el ensayo de 1890 donde
hace esta afirmación, agrega: «De inmediato buscaron al periodista, lo
encontraron, lo desarrollaron e hicieron de él un industrioso y bien
pagado sirviente. Es muy lamentable, para ambas partes. Detrás de la
barricada puede haber mucha nobleza y heroísmo. Pero, ¿qué hay en el fondo
detrás del artículo [periodístico] sino prejuicio, estupidez, hipocresía y
disparate? y cuando estos cuatro factores se unen constituyen una fuerza
terrible y se transforman en la nueva autoridad».
Post scriptum
Luego de escribir las líneas precedentes nos topamos con un artículo que
confirma todavía más nuestra visión de la instrumentalización
periodística. La noticia aparecida en Cadena Ser «Grupos anarquistas
españoles diseñan estrategias conjuntas con italianos y griegos»{5} que no
sólo va en la misma línea que las anteriores, sino que también
«profundiza» más en la creación del enemigo interno. Según la periodista,
la policía alerta sobre la «infiltración» de grupos anarquistas en
«movimientos sociales como el 15-M, la protesta de los mineros o las
plataformas sociales creadas contra la reforma laboral». Al parecer «la
policía tiene constancia de que activistas italianos y griegos están
diseñando estrategias conjuntas con activistas españoles “en un intento de
organizar su actividad”. El Triángulo del Mediterráneo está formado por
grupos anarquistas de Grecia, Italia y España, países dirigidos por la
troika. Según la policía, mantienen relaciones “no sólo a nivel ideológico
sino también como soporte estratégico”. Sus activistas se organizan en
pequeños grupos en los que cada componente, dice la policía, “goza de
total autonomía individual”». Luego analiza unos recientes atentados
reivindicados por anarquistas (o no) y acaba nombrando —con nombre y
apellido— a algunos compañeros italianos que participaron en las jornadas
contra el TAV en Barcelona (diciembre de 2011). Esto último, utilizar
nombres y apellidos de personas que no están ni procesadas ni acusadas es
algo nuevo aquí, aunque no en Italia. Es muy común allí que antes de algún
golpe represivo la prensa prepare terreno hablando de personas o
describiéndolas, práctica que también se ha imitado en Chile o en Grecia.
No sirve de nada emparanoiarse con los posibles pasos represivos, no es
esa nuestra intención con estas líneas. Sólo queremos poner en evidencia,
una vez más, que el rol de los medios de comunicación y la prensa es el de
crear un terreno propicio para la represión, anticipándose a ésta, y
cuando ya comienza a ser palpable, justificarla.
Notas:
1. Claramente entre éstos no tanto aquellos que sobreviven gracias a los
anuncios.
2. http://www.europapress.es/nacional/noticia-anarquistas-radicales-italian
3. http://news.panorama.it/oltrefrontiera/Il-terrorismo-di-oggi-si-chiama-a
4. Desde hace años a los periodistas de ambos lados del mediterraneo les
encanta relacionar estos puntos, que en su momento llamaron mediáticamente
«el Triángulo del Mediterráneo».
5. http://www.cadenaser.com/espana/articulo/grupos-anarquistas-espanoles-di
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