“Debemos aceptar, siendo
realistas, que la revolución es una guerra social, no porque nos guste la
guerra, si no porque reconocemos que el status quo es una guerra de baja
intensidad y desafiar al Estado tiene como resultado una intensificación de
esta guerra.”
Peter Genderloos
Ante los hechos acaecidos en el campus Juan
Gómez Millas de la Universidad de Chile el día miércoles 17 de abril del
presente año, consideramos necesario aclarar algunas cuestiones sustanciales
con respecto al accionar revolucionario y las críticas reaccionarias, junto con
posicionamientos a priori sin haber presenciado, ni participado en los hechos
ocurridos aquel día, que podrían desencadenar en una vulgar crítica “delatora a
lxs encapuchadxs”.
Esta vez, no relataremos los hechos de
manera romántica, ni describiremos el enfrentamiento con el aparataje policial,
sino que desde nuestra perspectiva práctica y teórica abordaremos lo acontecido
como participes y autocríticos de la
segunda salida ocurrida a las 16:30 horas en el campus JGM.
Es indispensable destacar y aclarar a las
compañeras de periodismo, que el ataque al micro/bus no fue un acto premeditado
como se deja entre ver en su comunicado planteando que “para nuestra sorpresa,
lejos de ser un corte de calle habitual, los compañeros/as lanzaron numerosas
bombas molotov a una micro que se encontraba en servicio con varios
pasajeros.”, como también consideramos indispensable dilucidar que las
numerosas bombas molotov que mencionan fueron solo tres[1], sin desmerecer el
apoyo que realizan las compañeras a este tipo de accionar.
Con esto no buscamos justificar el hecho,
sino aclarar los sucesos desde un posicionamiento claro en nuestra perspectiva
de lucha, demostrando que no somos una vanguardia a la cual seguir, ni un grupo
de iluminadxs que viene a salvar a lxs pobres, marginales, pobladorxs y
explotadxs del mundo. No creemos en una seudo ignorancia de la gente, que no se
da cuenta del rol que juega el poder sobre todxs nosotrxs, por lo tanto, no
defendemos ha aquellxs que bajo una excusa de “clase” o bajo las excusas
(explotadxs) que promueven los que se hacen llamar “luchadores sociales”,
justifican su inmovilismo tomando en cuenta que con su pasividad también se
vuelven responsables y cómplices de los métodos de manejo que utiliza el poder.
Nunca hemos buscado realizar un pensamiento
homogéneo con la pretensión de poseer la verdad absoluta de una realidad
objetiva con respecto a nuestras consideraciones cuando hablamos de pasividad e
inmovilismo, lo que con todas sus letras consideramos como esclavitud voluntaria
de la sociedad, sino que buscamos presentar nuestra perspectiva clara de lucha
y una proyección revolucionaria insurreccional, que pasa al ataque día a día
como lo podría realizar cualquier trabajadxr, explotadx, marginadx, estudiante,
etc. por lo tanto nos posesionamos en igualdad de condiciones con cualquier
explotadx y no en un escalón privilegiado que lleva un “elitismo de la lucha
revolucionaria” considerando ha algunxs más aptos que otrxs, legitimando la
posición paternalista y vanguardista de ciertos grupos.
El
festín de la prensa burguesa y la crítica vacía y sin sentido.
Bien sabemos como es el actuar de los
medios de comunicación bajo este tipo de situaciones, buscando el
sensacionalismo noticioso que permita vender toda la semana y sumar cuantitativamente
mayor cantidad de adherentes para llenarse los bolsillos de dinero beneficiando
al sistema en general, comercializando en base a los sentimientos de los
sujetos que absorben la opinión moldeada desde la TV como una realidad
establecida.
Pero nunca esta demás señalar que los
intereses económicos de lxs dueñxs, anunciantes y el estado, influyen en el
condicionamiento del discurso televisivo. La censura que se proyecta, forma
parte del mantenimiento simbólico del orden establecido de lxs ciudadanxs
moldeando la moral social, conformando así una realidad política del ciudadanx,
el cual con sus conductas y accionar social, justifican y aceptan los procesos
del poder.
Por lo tanto, nos parece aberrante que
“Grupos de Acción y Lucha Social Cordón Macul” (Sin tomar en cuenta la soberbia
de estos y su discurso socialdemócrata) busquen aceptación por parte de los
medios de comunicación, cuando plantean que “…las acciones que como la
realizada ayer sirven a los aparatos de inteligencia como a la televisión para
criminalizar los intereses de la lucha social…”.
Respecto a esto nos preguntamos, ¿Cuál es
la idea de buscar la legitimación y justificación de un accionar revolucionario
frente al aparataje del poder (Prensa burguesa)? Se hace necesario volver a repetir
que lxs tiranxs y sus lamebotas, no abandonaran el poder, ni sus intereses así
como así, por lo tanto siempre buscaran criminalizar la lucha revolucionaria
buscando mantener el orden establecido moldeando la moral social de lxs sujetxs
pasivxs.
En consecuencia, como uno de los grupos de
acción que participo en los hechos (no somxs la totalidad de quienes estaban
ahí), no nos permitimos la soberbia de condenar el paso a la acción, ni mucho
menos justificar y legitimar dicha acción responsabilizando completamente al
“chofer” de la micro/bus, sino que debemos elaborar una crítica sustantiva que
permita visualizar los errores de algunxs y los aciertos de otrxs, para que en
una proyectualidad revolucionaria no vuelvan a suceder acciones de esta índole,
tomando en cuenta que atacar a personas espectadorxs no era nuestro
objetivo.[2]
Errores
y aciertos en la lucha.
Históricamente en el sector de Macul con
Grecia han ocurrido una serie de hechos significativos que han marcado algunxs
jóvenes y otrxs no tantx, a plantearse en guerra contra la autoridad, por lo
tanto nos parece fundamental aclarar nuestros errores y aciertos en la lucha,
ya que es fácil decir, “Esto fue una mierda”, “Su lucha es inconsecuente” o
“capuchas awueonaos”, sin tomar posiciones significativas en esta guerra
social.
Recordamos como si fuese ayer, un 26 de
marzo del 2007, cuando encapuchadxs arremetieron con bombas molotov y
neumáticos, desde la UTEM, y se produce un incendio en las salas que dan a
Macul. Muchxs se apresuraron a inculpar a lxs encapuchadxs del principio del
incendio, pero pocxs tuvieron la capacidad de mirar con claridad y altura de
lucha, los hechos acaecidos. Cabe destacar que se puede estar de acuerdo o no
con las acciones de lxs compañerxs, pero otra cosa es hacerle más fácil el
trabajo a la policía.
Desde esta experiencia, creemos
humildemente que no se realizaron las reflexiones correspondientes con respecto
al hecho sucedido[3] , bien sabemos que el incendio fue provocado por una bomba
lacrimógena disparada por la policía, pero no nos podemos hacer los
desentendidos con situaciones que suceden durante nuestro accionar. Es
necesario asumir responsabilidades, generar una autocrítica clara y estar
preparados para estas situaciones inesperadas ya que arriesgan la libertad e
integridad de todxs lxs individuxs que estuvieron ahí.
Bajo estos antecedentes se desencadenan
nuevos hechos significativos que vale la pena recordar, por ejemplo los grupos
anti-capuchas que buscaban entregar a la policía a lxs compañerxs que pasaban a
la acción, donde nuevamente la UTEM se ve involucrada en una trifulca donde un
estudiante/policía que trataba de golpear y entregar a lxs encapuchadxs, sale
lesionado en un ojo producto del arrojo de amoniaco por parte de lxs
compañerxs.
Por otra parte, esta la similar situación a
la nuestra ocurrida en el PEDA el mismo 2007 donde resulto herida una niña de
16 años por el ataque de unx encapuchadxs a un micro/bus del Transantiago y a
un vehiculo particular. También están los hechos ocurridos en JGM cuando se le
arroja una botella a un funcionario de la universidad dañando uno de sus ojos;
en otro lugar del mundo esta la acción del 5 de mayo del 2010 en Grecia durante
la huelga general, donde 3 empleados mueren calcinados en el incendio provocado
al banco Marfin, por un grupo de manifestantes.
Estos hechos nos hacen replantearnos una y
otra vez, las formas de accionar de nosotrxs mismxs, ya que entendemos que la
violencia revolucionaria no es un fin en si mismo, sino un medio del cual lxs
anarquistas revolucionarixs se valen para atacar al poder. Creemos férreamente
que las acciones no hablan por si solas, y que deben ser llevadas acabo con una
convicción clara llena de amor hacia lxs compañerxs y llena de odio hacia
quienes sustentan el poder.
Existen muchas otras situaciones que dan
cuenta de que los errores no están fuera del accionar revolucionario, y que no
tenemos la certeza completa del actuar de quienes no toman las medidas
correspondientes al momento de pasar al ataque, ya sea por la sobreexcitación o
por el fetiche de la violencia, la poca convicción de lucha o simplemente la
estupidez, lo que nos lleva a cuestionarnos como individualidades a quien o
quienes les estoy depositando mi libertad, ya que sabemos que un simple errores
puede llevar a la carcel a lxs compañerxs.
No por estos hechos dejaremos de lado los
aciertos de muchos grupos que significativamente promueven la lucha
revolucionaria, como la quema del Mc Donals el año 2004 y el 2011, las
numerosas quemas de micro/buses en el Cordón Macul, el ataque incendiario
contra la oficina de Gendarmeria el 2010, y un sin numero de salidas realizadas
en la intersección de Macul con Grecia.
Por lo tanto, se hace indispensable
deliberar entorno a cuestiones de orden táctico y estratégico con respecto a la
guerra social.
Cuestionamientos
sobre el accionar revolucionario
“La
violencia revolucionaria no necesita mis justificaciones y no puede ser
vilipendiada por ningún tipo de condena, aún viniendo esta de las mismas filas
anarquistas. A fin de cuentas, el pacifismo también es un falso problema y no
merece ser refutado recurriendo a demasiadas palabras. La guerra social
continúa, la violencia revolucionaria es, simplemente, la expresión que más
fácilmente se percibe, pero no la única, y según el punto de vista tampoco la
más importante.”
Alfredo M. Bonanno
Con respecto a esto, no nos enfrascaremos
en discusiones en torno a la violencia y al pacifismo como argumentación
teórica de nuestro accionar, sino que cuestionaremos el hecho de nuestro
accionar mismo, el de nuestrxs compañerxs y otrxs que difícilmente se podrían
llamar compañerxs.
Consideramos fundamentales algunas
preguntas que ya se han hecho otrxs afines, pero que muchas veces se nos
olvidan a nosotrxs mismxs cayendo en una apología de la violencia por parte de
algunxs individuxs, por no decir fetiche del fuego y de las capuchas. Por lo
tanto, “Antes de cada acción debemos preguntarnos: ¿Cuáles son los objetivos?
¿Cómo vamos a conseguirlos? Y después de cada acción: ¿Qué hemos conseguido y
porqué? Y entre una acción y otra: ¿Cómo podemos cambiar esta sociedad o este
barrio
o este movimiento- para hacerlo más
receptivo a la lucha? ¿Cuáles son los elementos necesarios para una lucha
fuerte y sostenible? Los debates entre las distintas visiones son importantes
para conformar las respuestas, pero hay que reconocer que el mundo es demasiado
grande para una sola estrategia de lucha, así que los debates sirven para
desarrollar ideas, no para llegar a un acuerdo”.
* *
En consecuencia como sujetos
revolucionarios debemos responde a estos cuestionamientos de manera seria y
clara, comprendiendo lo que entendemos por táctica y estrategia, revisando el
accionar revolucionario y su constante devenir.
Con la memoria clara y latente en nuestro
accionar revolucionario, y por esto no caer en la soberbia y profesionalismo de
las acciones/tácticas en la guerra social, creemos fehacientemente que no
existe un análisis político de la acción misma por parte de algunos grupos, por
esto vemos acciones sin sentido que ponen en juego la libertad de todxs lxs
compañerxs y que no generan una proyección de la lucha armada. Insistimos que
esta no es una apología a la “mecha”, ni un fetiche al “artefacto”, porque
sabemos que las formas de enfrentamiento son disimiles y heterogéneas, ninguna
de mayor importancia que otra, desde la expropiación hasta la propaganda
escrita, comprendemos que cada sujetx en base a su relación personal en la
lucha y sus posibilidades, decida los medios de accionar más adecuados.
Existen una infinidad de experiencias que
nos demuestran que la sobreexcitación en el frente de batalla terminan con
compañerxs quemadxs por la irresponsabilidad de algunxs, las cabezas rotas de
lxs más arrojadxs debido a que se lanzan piedras sin tomar en cuenta la
integridad de quienes toman la iniciativa, por lo tanto debemos hacernos
responsables de las acciones que llevamos a cabo y de las cuales somos
participes.
Si bien comprendemos la defensa
voluntariosa que realiza uno de los grupos ante el hecho de parar una barricada
y con toda la argumentación teórico-práctica que realizan frente a este hecho,
no podemos responsabilizar al “chofer” del micro/bus por las consecuencias
acaecidas ese día, ni mucho menos justificar este accionar, a pesar de la
persistencia de este. Somos seres consecuentes (por lo menos eso creemos que
somos nosotrxs) que poseen una capacidad reflexión y análisis crítico de una
situación determinada, por lo tanto nos parece ilógico responsabilizar al
esclavo voluntario, si sabemos lo que provoca la explosión de un artefacto
incendiario y cuáles pueden ser las consecuencias, cuando este entra en
contacto con una persona desarmada (espectador/a, ciudadanx, transeúnte, etc.)
Entendemos que la quema de una micro/bus es
una acción simbólica/práctica legítima dentro de la declarada guerra social,
pero no por esto atacaremos a simples espectadores sin mediar las consecuencias
de este acto, ¿Cuánto tiempo demora hacer descender a lxs ciudadanxs del
micro/bus? ¿Somos consientes y responsables de la incineración de niñxs y
ancianxs? ¿Ese es el proyecto revolucionario que tenemos en nuestras vidas?
¿Son ellxs el primer enemigo que debemos atacar?, todos estos cuestionamientos
surgen en situaciones como estas, donde vemos que la soberbia y la falta de
análisis se apoderan de momentos claves como es un enfrentamiento armado contra
las fuerzas del orden establecido (policía).
Nunca hablaremos de daños colaterales con
respecto a nuestro actuar, ni mucho menos de las consecuencias que este trae en
la guerra social, entendemos que este es el lenguaje del poder cuando
protagonizan hechos de represión y persecución, planteando que muchas veces
“pagan justo por pecadores”. Comprendemos que este es un lenguaje ajeno al
nuestro por lo tanto lo repudiamos completamente ya que lleva inmersas las
lógicas del poder.
No queremos que nuestras acciones terminen
solo ensuciando el asfalto de las calles con combustible, por el hecho de
querer generar una linda postal para la prensa alternativa, tampoco queremos el
reconocimiento de la comunidad universitaria, de la prensa burguesa, ni mucho
menos saciar nuestrxs egos. Queremos ser consecuentes con el devenir
revolucionario que se nos presenta día a día.
Pero ¿Qué deberíamos haber hecho? ¿Cómo
reaccionar en este tipo de situación?, muchxs se apresuraron en decir que lo
mejor era irse del lugar, pero esto trae consigo dejar a compañerxs (no todxs)
en manos de lxs estudiantes/policías o a lxs policías mismxs. Nunca le haremos
el trabajo a lxs pacxs y no regalaremos la libertad de lxs compañerxs.
Aquellxs que estuvieron ahí se lograron dar
cuenta de las discusiones entre lxs propixs encapuchadxs que cuestionaron el
hecho, se sintió el ambiente tenso y la sorpresa de algunxs por la situación
desconcertante, no estuvimos a la altura de las circunstancias, pero es
necesario analizar y reflexionar de este accionar.
Quizás nuestra decisión no fue la más
acertada, pero nos deshicimos del material (molotov) arrojándolo y quemando
numerosa cantidad de ellas dentro de un basurero, para emprender la retirada
sin dejar a nadie solx. Esta vez sentimos el sabor de la derrota, por lo tanto
nuestra autocrítica debe ser certera y eficaz para no volver a sentirla.
Debemos tener claro quienes están a nuestro lado y quienes no, para poder
realizar acciones efectivas y con un sentido político claro.
Siempre nos mantendremos en nuestras
trincheras, irreductibles frente a los ataques del poder. Seguiremos atacando,
accionando amparados por la oscuridad de la noche o de nuestro camuflaje en el
día. No apostamos a generar una crítica vacía frente a lo sucedido, tampoco a
crear un frente amplio. La proliferación de la guerilla urbana y la lucha
armada debe estar guiada por procesos de afinidad y de un análisis político
donde la teoría y la práctica se alimenten y retroalimenten en forma activa.
Como sujetxs revolucionarixs valoramos nuestras
vidas y la de nuestrxs compañerxs, entendiendo que acciones y ataques al poder
son gestos honorables, donde no podemos arriesgar la integridad y libertad de
nuestrxs compañerxs, ni tampoco la nuestra.
Que los ataques simultáneos, irregulares,
clandestinos contra el poder se propaguen como una diáspora revolucionaria por
el mundo.
Abrazamos en el fuego a lxs hermanxs
fugados que burlan día a día la autoridad, a lxs presxs que se mantienen dignos
tras las rejas. Rechazamos a lxs falsxs revolucionarixs, a lxs que viven con el
cadáver en la boca, a lxs colaboradorxs, cobardes y a quienes actúan por actuar
sin generar o visualizar una proyección revolucionaria insurreccional. “tirar una piedra es una acción punible,
tirar mil piedras es una acción política. Incendiar un coche es una acción
punible, incendiar cien coches es una acción política” Ulrike Marie Meinhof NI
JUECES, NI VERDUGOS, NI VANGUARDIA, NI PARTIDO.
SIMPLEMENTE
CRITICAMOS A QUIENES NO ASUMEN LA GUERRA SOCIAL Y NO SE RESPONSABILIZAN DE SUS
CONSECUENCIAS.
ALGUNXS
IRREDUCTIBLES FRENTE AL PODER
[1]Esto con el fin de no caer en el
lenguaje del poder y los medios de comunicación, que hacen un festín del hecho
tergiversando y manipulando la información, ya que bien sabemos que si hubiesen
sido numerosas bombas molotov la micro/bus se incendia completamente, y si este
hubiese sido el objetivo estaría en cenizas.
[2] Justificamos el ataque a personas que
detentan el poder de la maquinaria y el sistema tecno-industrial en su
conjunto, ya que entendemos que lxs tiranxs nunca dejaran sus intereses para
dar paso a un mundo sin amxs, ni esclavxs; pero no es nuestra política en lo
inmediato tomando en cuenta nuestras posibilidades y arrojos.
[3] De manera pública, ya que creemos que
se dieron fuertes discusiones internas entre los distintos grupos, pero
consideramos necesarias compartir esas reflexiones con lxs compañerxs para que
estén preparados en una situación similar.
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