Cállate, el
enemigo esta escuchando.
¿Alguna vez
has visto esos carteles antiguos fascistas con el soldado con su dedo índice en
la boca y las palabras: Callate. EL enemigo esta escuchando”? Siempre me ha
fascinado su absurdo grotesco, siempre me pregunté en qué enemigo podría
referirse que sea peor que el mismo poder Fascista purgaba y asesinaba con
represalias.
Vuelvo a
pensar en ese cartel incluso ahora con mas frecuencia que cuando se acaba por
enésima vez en la cárcel por la operación de la R.O.S denominada “Osadía”.
Desde luego no era solo la obvia estética fascista del nombre, sino la fuerte
convicción de que estas detenciones son la versión moderna del cartel que
advertía: “Cállate. El enemigo está escuchando”.
Siempre he
sido un enemigo declarado de lo existente, así que nunca me sorprendió o
lamentaron los disparos que el enemigo nunca escatima. No tengo ningún interés
entonces de hablar de montaje o menos de “injusticia”, me gustaría señalar que
los objetivos de esta venganza que de otra manera podría acabar eclipsado por
las historias personales de nuestros arrestos.
Es evidente
que la intención no es perseguir a los presuntos autores de determinadas
acciones, que públicamente siempre he reivindicado la propia irreductibilidad
al querer derrocar el poder.
Esto es para
aquellos que, aunque prisioneros, no se doblan o aquellos que buscan
crear una confrontación y dar visibilidad a las acciones directas de
individualidades y grupos antiautoritarios,debe ser transformado como una
advertencia a cualquier otra persona que no se dan por vencidos ni los hacen
rendirse a la soporífera resignación.
Desde luego,
no acepto el papel que se me asigno y por eso decidí unirme a una huelga de
hambre de carácter no reivindicativa con mis compañeros y co-imputados Marco y
Elisa. Dejo a los que no tienen nada mejor que hacer de juez y filosofar sobre
la critica a la acción y a este método de lucha.
Para mi es
claro, el motivo de mi elección, quiero aprovechar ahora y para siempre
cualquier instrumento de lucha a mi disposición. Cerrado en estas cuatro paredes,
no me quedan muchos, pero nunca me doy por vencido y espero poder transmitir mi
determinación absoluta de no dejar de luchar, con la esperanza de que los
compañeros y compañeras de afuera, que bien pueden tener herramientas mas
afiladas, no se queden atrás.
Se nos ordena
que nos callemos, pero transformamos nuestros gritos en rugidos para que salten
de sus asientos.
“- Voy a negar todo o para decirlo mas
exactamente, Destruir todo…pero también es necesario construir.
-Esto ya no es asunto nuestro…antes
debemos despejar el lugar”.
Sergio Maria Stefani
Carcel San
Michele , calle Casale 50/A
15122.
Alessandria.
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