“NUESTRA LUCHA ES NECESARIAMENTE
ANTICAPITALISTA, SI NO ES IMPOSIBLE
LA REIVINDICACIÓN DE LO PROPIO”
Condenado
a 10 años por robo con intimidación y a 4 por homicidio frustrado contra un
fiscal y 541 días por ley de seguridad interior del Estado , Héctor Llaitul
Carrillanca, uno de los últimos comuneros mapuches condenados por la justicia
chilena, conversa en exclusiva con La Chispa sobre la Coordinadora de
Comunidades en Conflicto Arauco-Malleco (CAM), sus lineamientos y formas de
acción, la coyuntura nacional, la izquierda y sobre las nuevas expresiones
mapuches como la FEMAE y la ENAMA. El histórico dirigente nos plantea su
visión, sus críticas y las razones para reafirmar su opción en la causa
mapuche.
Nuevamente
el conflicto mapuche aparece en las páginas de la prensa oficialista. El
incendio de Carahue y las últimas acciones realizadas en Ercilla han comenzado
una campaña que, liderada por el Ministerio del Interior y la Fiscalía
Nacional, busca establecer una nueva ofensiva de criminalización a la causa
Mapuche. La “Cumbre de Seguridad por el conflicto mapuche en La Araucanía” es
su nombre; Rodrigo Hinzpeter y Sabas Chahuán sus actores principales.
Una
semana después de la entrevista, un nuevo allanamiento en el módulo de los
presos políticos mapuche tuvo lugar en la cárcel de Angol. El mismo donde
Héctor Llaitul, comunero mapuche y uno de los dirigentes de la CAM, nos recibió
y entregó una versión distinta del conflicto. Esto es lo que nos contó.
La lucha mapuche, la izquierda y el
libro con Jorge Arrate
Comenzando
la conversación en el modulo que comparte con Ramón Llanquileo y Jonathan
Huillical, Llaitul nos comenta sobre su relación con Arrate y el próximo
lanzamiento de un libro de conversaciones con él, sobre la causa mapuche y su lucha
por la autonomía.
“Una
de las cosas que hay que considerar en el debate es la mirada cosmovisionaria
del conflicto mapuche, que a veces no se entiende desde la perspectiva
occidental, por eso es necesario explicarla y para ello he pensado en hacer un
libro. Yo no soy bueno escribiendo, me cuesta, aunque para discutir soy mejor,
por eso necesito a alguien que me confronte, y Arrate cumple esa función, no
significa que compartamos las mismas ideas, al contrario ese es el objetivo de
un debate”, nos dice.
“En
primer lugar, acepté la relación con Arrate en su calidad de escritor,
pero considerando también que en lo político, “Arrate se ha ido
izquierdizando cada vez más”, según Llaitul. “Con el tiempo, se volvió un
crítico de la Concertación, abandonó el PS, constituyó al MAIZ y se salió
nuevamente. Paralelamente, se acercó silenciosa y desinteresadamente a la causa
de la libertad de los presos políticos mapuche. A pesar de que no sabía mucho
del tema, se la jugó duranteel proceso judicial que enfrentábamos, nos
dio su apoyo durante en la huelga de hambre y realizó gestiones por nosotros,
tocando puertas y echándose gente encima. Creo que se volvió un simpatizante de
la lucha autonomista, en particular de la CAM. Nos gustaría que
esto sucediera también con la izquierda chilena en general, que tiende a
subestimar la causa mapuche”.
“A
la izquierda clásica le cuesta reconocer el trabajo que ha realizado la CAM, un
trabajo que se ha hecho sin ellos y que obedece a una construcción propia,
distinta a la de la izquierda clásica reduccionista que tiende a objetivar
todo, y que no le da valor a los elementos subjetivos como la cosmovisión y la
cultura. El problema es que la izquierda en Chile y en Latinoamerica ha tomado
mucho el pensamiento extranjero, sin tener una visión propia”.
- ¿Son más de la línea de autores como
Mariátegui, entonces?
“Efectivamente,
Mariategui planteó “Ni calco ni copia, sino creación heroica”. Del mismo modo
rescatamos el pensamiento desde dentro, como lo planteado por Lipschutz
(Científico chileno-letón, autor de “El problema racial en la conquista de
América”, “De Francis Bacon a Carlos Marx y otros ensayos”, entre otros). Yo
seria de la línea de la creación en la izquierda, de la visión
latinoamericanista, pero indiana no indigenista, porque lo “indigenista” es una
visión desde fuera, que intenta representar al “indio” y que promueve su
integración. En lo “indiano”, el indio reivindica desde su propia cosmovisión.
Un ejemplo de la mirada indigenista, de la izquierda, es el periodo de la
Unidad Popular, donde el tractor era nombrado “Ho Chi Minh” o “Che Guevara”, y
en el mismo territorio mapuche, los asentamientos de la CORA,
tenía nombres como “Luis Emilio Recabarren”. Esto hacía que los mapuche se
constituyeran como parte de una sociedad mayor, desde fuera, es decir, el
movimiento progresista y de izquierda los hacía integrarse a su proyecto de
sociedad, lo que a su vez influía en que nuestra cultura se fuera perdiendo”.
- A diferencia de otras organizaciones
mapuche, hay un énfasis en la CAM del carácter anticapitalista de la lucha.
¿Puedes explicarnos mejor eso?
“La
CAM se volvió un referente al interior del movimiento mapuche,
principalmente, al definir su carácter anticapitalista y a la vez,
anticolonialista y antiimperialista. Lo cual obedece al análisis histórico que
desarrolla la CAM al momento de constituirse como organización. De esta forma
identificamos tres procesos de invasión.
El
primero fue la de los españoles, la segunda, la del Estado Chileno en 1881, con
la “Pacificación de la Araucanía”, y el tercero y actual, que es la
invasión del capital, que genera un proceso de transnacionalización de la
territorialidad mapuche, y de ahí se desglosan todos los conflictos con las
forestales, las hidroeléctricas, el derecho de las aguas, el mar, el subsuelo,
etc..”
“Nuestra
lucha es necesariamente anti-capitalista porque si no es de esta forma, es
imposible la reivindicación de lo propio, no hacerlo es un absurdo. En primer
lugar, nuestro pueblo jamás tuvo relaciones productivas de tipo capitalistas,
su cosmovisión lo impide, el capitalismo contradice nuestras formas de vivir.
Segundo, los responsables del despojo y destrucción de nuestro Wallmapuche son,
principalmente, las inversiones capitalistas, porque su naturaleza es
esa, destruir para acumular. Por otro lado, no podemos estar solamente
contra el Estado Chileno, desde una lógica sólo nacionalitaria, puesto
que éste es parte del mismo entramado y responde a los intereses del sistema
capitalista neoliberal. Otras organizaciones también se plantean la
autonomía, pero la particularidad de la CAM es que se basa en la
territorialidad, porque no existe autonomía sin territorio, y como partimos
de la territorialidad chocamos ineludiblemente con los intereses capitalistas,
es una realidad. Por ultimo, planteamos el control territorial contra el
capital y para reconstruir nuestras propias formas de relaciones, entre mapuche
y con su entorno, que bajo ningún pretexto pudieran ser capitalistas.”
- Es decir, la táctica política en ese
sentido se ha planteado de resistencia y control territorial frente a la
inversión capitalista. En esa línea, ¿De qué manera estas tácticas hacen
sentido en las comunidades? ¿Cómo se trabaja esto en la cotidianidad tomando en
cuenta los mecanismos de cooptación y colonialismo ideológico?
“El
trabajo que se realiza, más allá de la confrontación, tiene que ver con la
reafirmación de la identidad, de aspectos culturales y valóricos. Hay
mucha gente haciendo trabajo día a día en las comunidades. Así, lo cultural
pasa a ser un motor de cambio. Entonces, uno se detiene y se pregunta ¿Qué
somos? ¿De dónde venimos? Y en ese sentido uno de los logros de la CAM y el
movimiento mapuche en general, es que ha promovido la autoafirmación
étnica nacional. Si te fijas, ahora hay muchos más niños (as) con nombres
mapuche, las mujeres jóvenes y niñas han vuelto a vestir sus prendas y lo hacen
con orgullo. Entonces, hoy existe una mayor consciencia de un mundo propio,
justo y sano, que hay que pelear por ello, y eso permite plantear la idea
de la liberación de una nación”.
“Al
mismo tiempo disputamos territorialmente, porque a diario las comunidades están
en permanente roce con las inversiones, por sus caminos pasan los camiones
cargados de madera, sus lugares sagrados son inundados y se levantan centrales
hidroeléctricas, en sus subsuelos se realizan exploraciones mineras, por
tanto, la resistencia es una actitud natural en nuestra gente, es desde ahí
donde se recupera la dignidad y genera una reacción en las comunidades, de
manera que existe una potencia interna que colectivamente puede llegar a ser
muy fuerte”.
“
Hay diversas experiencias, pero obviamente todos los procesos tienen altos y bajos,
pues la política de la “zanahoria” tiene grandes recursos para cooptar
dirigentes y su avance es silencioso, a diferencia de la del “garrote”.
Hay algunos dirigentes que no quieren dejar de aparecer, públicamente, como
consecuentes, lo que tiende a confundir. Nunca hay que olvidar aquella
premisa cristiana, pero muy valida que dice, “por sus obras los conoceréis”,
así como puede haber procesos en los cuales hay “mucho ruido y pocas nueces”,
hay que ir y mirar con profundidad, mirar si realmente hay confrontación con el
sistema, si se está dentro de los fundos reivindicados, recuperándolos y
desarrollando el control territorial, si se esta practicando la autonomía o se
está recibiendo proyectos, subsidios y se sigue bajo la tutela del estado”
- ¿Y qué piensan del caso en que son
los mismos mapuches los que oprimen a otros mapuches? ¿Cómo empresarios mapuche
o mapuches contratados por transnacionales?
“Ese
es un tema complicado, ya que hoy está ocurriendo un fenómeno donde muchos se
consideran autonomistas, lo que explicamos antes por ejemplo en el ENAMA
(Encuentro Nacional Mapuche) hay varios que se proclaman “nacionalitarios”,
pero que quieren reproducir el capitalismo, o no quieren perder los beneficios
que a ellos les a dado este sistema. Creen en el desarrollo, desde la óptica
occidental, pero sin perder la identidad o mejor dicho, algunos aspectos
de nuestra identidad. La formación de elites y burguesías nativas son
fenómenos característicos de la mayoría de los procesos de liberación
nacional. Elites y burguesías impulsan, alientan y muchas veces financian
dichos procesos, pero para sus propios beneficios y estatus dentro de la nación
emergente. Sin embargo, en el caso mapuche, esto no corresponde a lo que
antiguamente se pensó, eso no ha existido nunca en la historia mapuche,
no existen experiencias de explotación hacia otros o de acumulación de
riquezas, en manos de unos pocos y en desmedro de otros. Esto puede traducirse
en la creación de una oligarquía mapuche, lo que como CAM rechazamos categóricamente”
- En relación a las nuevas formas de
organización mapuche ¿Qué piensas del partido político mapuche Wallmapuwen y la
FEMAE (Federación de Estudiantes Mapuches)?
“Con
Wallmapuwen se podría decir que coincidimos en algunos planteamientos
autonomistas, pero no en el cómo. Tampoco tenemos clara su posición frente al
sistema capitalista. Nosotros no trabajamos dentro de la
institucionalidad, la desconocemos. La principal diferencia es que nosotros nos
jugamos por la disputa territorial, arriesgando junto a las comunidades y no
desde los espacios urbanos. Ellos reivindican los canales y formas de la
institucionalidad política winka, como la vía electoral para integrase a un
municipio o congreso. Nosotros estamos contra la integración, buscamos
recuperar el tejido social y político propio, para eso hay que partir por
lo territorial. Junto a lo anterior también promueven al “intelectual y
profesional mapuche” como un fin en si mismo, como otro tipo de elite, nosotros
en tanto, apostamos por el militante de comunidad y, el rol de los
intelectuales y profesionales o técnicos, debe responder a ese mismo
planteamiento, sin privilegios de ningún tipo”
“Dicho
de otra manera, lo que están haciendo Wallmapuwen o FEMAE, es poner
“la carreta delante de los bueyes”. Se enfrentan a la institucionalidad
sin tener nada y el Estado los coopta, los hace jugar en su cancha.
FEMAE, plantea el reconocimiento de la educación intercultural en las universidades
y se suman a las reivindicaciones del estudiantado en general. Pero esta idea
de la interculturalidad más que liberarnos, nos hace entrar a la
institucionalidad y a confrontarla en desigualdad de condiciones. Sin
duda la educación occidental, como institución, es un derecho y para nosotros
una herramienta que nos puede servir mucho (como el caballo sirvió a Lautaro),
pero no es una reivindicación como Pueblo Nación Mapuche”
La
crítica es también a formas de lucha que creemos no son asertivas, el derecho
político de nuestro pueblo va en confrontación al Estado Capitalista, y siempre
desde las comunidades”.
- ¿Qué sentido tiene la demanda
territorial para el mapuche que se encuentra radicado en la ciudad?
“Debería
significar todo, pues la migración es una realidad producto de la pérdida del
territorio, del desarraigo y con el, de la identidad. Ahora, como CAM,
tanto por el principio territorial, con por aspectos cosmovisionarios, el
llamado es obvio, la gente debiera volver. Pero también tenemos sentido de la
realidad, no se está planteando volver al pasado, se plantea volver a los
principios del mundo mapuche, a reencontrarnos, y entendemos que es un proceso,
sobre todo para generaciones de mapuche que han vivido y se han reproducido en
la ciudad. Es por este cuestionamiento, tal vez, que mucha gente de la
ciudad no tiene sintonía con los postulados de la CAM. La conformación de
una identidad necesita de una territorialidad. Si uno rompe con los vínculos
territoriales, pierde la identidad mapuche. Sin embargo, en el ámbito
rural, hay también muchas reducciones que funcionan como juntas de
vecinos y vemos como se dividen aun más conformando “comunidades” a través de
la Ley Indígena vigente, una Ley que promueve la atomización y subdivisión de
las ya reducidas comunidades. Nosotros decimos que hay que reconstruir
el Lof, lo que el mapuche entendía por comunidad, y para eso hay que
recuperar territorio. No se puede construir el mundo mapuche fuera de la
territorialidad ancestral. Se trata de emparentarse como los viejos lo
entendían, no sólo entre las personas, sino con la naturaleza, con las aguas,
los cerros, los bosques, es lo que al mapuche le da su identidad. Se busca
reconstruir el Tugun (espacio) y el Kupalme (parentela) y esto en la ciudad no
se puede, ya es difícil en nuestros campos devastados por las inversiones,
menos aun es posible en la ciudad”
- ¿Qué rol le atribuyen a los
instrumentos internacionales de derecho como el Artículo 169 de la OIT o el
Convenio Internacional de Derechos Humanos (CIDH)? ¿En qué medida apoyan su
lucha?
“Si
bien mecanismos como estos están controlados por la institucionalidad global,
que todos sabemos a que responde. En las actuales condiciones no podemos
descartar estas tribunas de denuncia y posicionamiento de la lucha mapuche en
el concierto internacional. Ningún pueblo que busca su libertad lo ha hecho, ni
los procesos de liberación nacional, ni tampoco los procesos revolucionarios.
Especialmente, cuando somos dominados por un estado cuyos estándares de respeto
a los derechos humanos es bajísimo, menos aun si se refiere a los pueblos
originarios. La perspectiva de los derechos humanos, essólo una arista,
nuestra lucha no podemos reducirla ni encasillarla en esa línea. Lo que
nos interesa es el posicionamiento de la causa mapuche a nivel internacional.
Sin duda los pactos y convenios debemos utilizarlos como herramientas
jurídicas, pero no son lo fundamental, de hecho estos no se aplican si no
existe una correlación de fuerzas favorables, si no existe movilización y lucha
que obliguen a su aplicación”
- En un trabajo recientemente
publicado, Fernando Pairicán plantea la tesis de que el gran fracaso de la CAM
fue que no generó un movimiento mapuche amplio, permitiendo que el Estado los
aislara y pudiera atacarlos de forma direccionada. ¿Qué piensas de esa idea?
“A
ver, el periodo post dictadura y en los que gobernó la Concertación, fue un
escenario muy difícil para construir organización y espacios revolucionarios.
Le ocurrió también a lo chilenos, de hecho, luego del término de la
dictadura, organizaciones con más trayectoria vivieron este proceso y fueron
desarticuladas por el trabajo de inteligencia y campañas de deslegitimación, lo
que no permitió el surgimiento de un proyecto político más avanzado” “De hecho,
la CAM surge durante ese periodo, cuando la mayoría de las organizaciones
mapuche estaban cooptadas por las políticas de “Nuevo Trato”, cuando algunas de
ellas, inclusive, vinculadas a la izquierda, nos hacían contra propaganda
acusándonos de derechistas, por luchar en democracia. Para nosotros, la
Concertación fue la continuidad de la dictadura. Yo peleé en los ’80 contra la
dictadura, y te puedo decir que nunca apliqué tantas tácticas conspirativas
como durante los gobiernos civiles, cuando la Oficina y sus colaboradores
causaban estragos en las organizaciones de izquierda chilenas. La
Concertación fue un periodo muy difícil para trabajar, debido a campañas
mediáticas, montajes, operaciones de inteligencia, infiltraciones para generar
división (que se lograron en algunos casos). Por otro lado, los dirigentes de
las agrupaciones mapuche tenían, en su mayoría, militancia en la
Concertación o en el PC”
“En
segundo lugar, efectivamente, como CAM perdimos una base social
amplísima, por la necesidad de operar desde la clandestinidad, lo que
protege a los cuadros y militantes, en términos de seguridad, pero te quita
posibilidades de trabajo, de llegar a ciertos espacios donde comenzaron a
llegar otros(as), justamente, los que no estaban a favor de la
línea de la CAM, que influyeron en que varias comunidades dejaran sus
recuperaciones “de hecho” e iniciaran procesos de negociación a través de la
CONADI, esto llevó a grandes divisiones y conflictos fraticidas que se
mantienen hasta el día de hoy”
“Por
otro lado hubo una campaña de criminalización de la causa mapuche, pero
apuntada y direccionada claramente hacia la CAM. Es lamentable decirlo, pero
inclusive, varios de nuestros militantes frente a situaciones de persecución,
como por ejemplo, durante los juicios o ya estando presos, han renegado de la
CAM. También hubo represión indiscriminada hacia las comunidades,
allanamientos violentos, con decenas de detenidos, que finalmente eran
absueltos, regando el temor en las comunidades de lo que les podía pasar si
trabajaban con la CAM, es decir, la política de “quitarle el agua al pez”.
Estas son algunas de las razones, para explicar y comprender los diversos
proceso sobrellevados por la CAM.
“Ciertamente,
podríamos haber seguido siendo una organización amplia de comunidades, pero tal
vez, para eso tendríamos que haber renunciado a varios de nuestros principios y
a nuestra línea política. Podríamos haber aceptado que las
comunidades realizaran negociaciones y recibieran subsidios y proyectos, pero
preferimos dar un paso al lado cuando esto ocurría.
Autocriticamente, podríamos decir que no fuimos capaces de convencer y
tal vez, fuimos muy intransigentes”
“Aún
así la CAM lleva más de diez años de existencia y ha logrado adaptarse a las
circunstancias, sin perecer y sin abandonar sus postulados”.
“De
esta forma, en los últimos años, se ha desarrollado la política de
construcción de órganos de resistencia territoriales, basado en la figura de
los weichafe, que han dado continuidad a la lucha, después de un
periodo de reflujo, siendo un elemento subjetivo muy importante para el
desarrollo de nuevos conflictos y la continuidad de otros. También hemos
desarrollado alianzas y acompañamientos a comunidades y organizaciones mapuche
en lucha, muchos longko y jóvenes cona, de diversos territorios, nos
invitan o visitan para conocer nuestra opinión respecto de sus
conflictos. Lo realmente importante es que seamos capaces de seguir
aportando al movimiento mapuche, con ideas, estrategia, formación y autodefensa.”
La ética política de la CAM
“Ahora,
hay una cosa bien importante que quiero mencionar”, quiere agregarnos Llaitul.
“Y tiene que ver con que la CAM también se caracteriza por una “ética política”
que no ha sido suficientemente reconocida. En primer lugar, nosotros
tenemos claro que nuestros enemigos principales son las forestales, los
poderosos, por lo tanto, no tenemos una línea de confrontación indiscriminada
contra parceleros y campesinos. De hecho, estamos en contra de eso. Atacar a
los más débiles, aunque estén en territorio mapuche, es una actitud
asegurada que no responde a la ética de un weichafe. Esa línea nunca ha
existido en la historia de la CAM”.
“Y
esto viene de un análisis económico e ideológico, y es que el campesinado es un
sector también oprimido por el sistema y desfavorecido por este, algunos de
ellos viven en territorio mapuche debido al proceso de Reforma Agraria.
El poder está en los grupos económicos y trasnacionales. Probablemente,
muchos de los pequeños agricultores chilenos tienen un discurso de
derecha, sobre todo en la novena región, pero el mismo sistema también
los perjudica”
“La
CAM apunta a aquellos que infraganti están en la destrucción de nuestros
territorios, algunos sagrados, avanzando sobre las comunidades, pero no
contra las personas si no contra los bienes de las empresas. Por eso se habla
de una línea de autodefensa, no hay una línea ofensiva. La CAM tampoco
busca derramar sangre, y siempre hemos sido muy cautelosos (as) con eso, por lo
que puede significar para las comunidades”
“
Hay también una ética del weichafe, que no puede caer ni rayar en lo
delincuencial y si algún cona ha cometido abigeatos, robos, u otros ha sido
expulsado. Menos aun vamos a reivindicarlo como preso político mapuche.
Por nuestra disciplina jamás hemos tenido algún hecho de sangre o de otro tipo
que ensucie nuestra causa. Acá se quiere hacer un deslinde categórico con
actos que no compartimos y que sólo deslegitiman nuestra lucha”
- En base a lo conversado sobre la
relación entre los mapuches y los pescadores no-mapuches en torno a una demanda
común, ¿cuál crees tú que es el rol de ustedes dentro de la lucha
revolucionaria en Chile? ¿Cómo ves las perspectivas dentro de una lucha
política conjunta?
“Nuestra
lucha podría confluir con la lucha de los oprimidos, porque entendemos que el
enemigo es común. Por ejemplo, la ley de pesca, los pescadores debieran tener
una política de control territorial, pues son trabajadores, no se enriquecen,
sino que subsisten. Más que solidaridad, se trata de defender estratégicamente
la territorialidad, y si dicha defensa se puede compartir, que se comparta. A
nosotros nos da gusto cuando la lucha se clarifica, cuando hay golpes
certeros”.
“Personalmente,
creo que falta harto para una lucha revolucionaria en Chile, o al menos para
que estén esas condiciones subjetivas y de organización. En ese contexto
no puede descartarse nada y pueden hacerse propuestas más claras. Pero se
necesita la vivencia, no sólo el discurso”
“Efectivamente,
se han dado importantes expresiones de lucha en distintos ámbitos sociales,
pero la mayoría a terminado pactando logros dentro del mismo orden y sin
transformaciones de fondo. Hay que trabajar para dar ese salto cualitativo y
para eso es muy importante la organización revolucionaria, para transformar el
movimiento social en un movimiento político”
“Se
perfilan interesantes procesos, y es necesario que exista una referencia para
una claridad mayor. Para esto se necesita un pensamiento más acabado que se
manifieste en expresiones reales de luchas, que tengan una inserción
real. Vemos que los partidos políticos actuales son una práctica agotada.
Por ejemplo, el debate entre Salazar y Vallejo confirmó esa situación. Por otro
lado hay organizaciones que se han dedicado a las Universidades, abandonando el
mundo popular”.
“Para
construir desde los oprimidos tiene que haber una definición de ser y
vivir en el pueblo, como pobre, y construir desde ahí. Vemos que aun no
hay maduración, no hay cambio político. La izquierda tradicional perdió su base
y además perdió su consecuencia, es más bien una renuncia, un reacomodo, un que
hacer político desde posiciones más cómodas que no representan ni un riesgo.
Tiene que existir consistencia en las dirigencias y asumir los costos y
consecuencias que esto implica”.
Movimiento estudiantil
Sin
lugar a dudas debemos un reconocimiento a la lucha que han desarrollado los
estudiantes cuya expresión revitaliza las ideas de justicia y el
cuestionamiento al modelo neoliberal, que en el caso de la educación hace
estragos en muchas familias.
Con
mucho respeto señalamos que sentimos mayor simpatía por el movimiento secundario,
por varias razones, en primer lugar por que se perciben menos
intervenidos, por otro lado manifiestan una actitud más combativa, y
porque son un movimiento menos elitista y más ligado al mundo popular, la
mayoría de los hijos e hijas de los trabajadores sólo terminan la enseñanza
media, por lo tanto, las transformaciones deben partir desde ahí, una
demostración muy acertada de ello fueron las ultimas movilizaciones las cuales
no se centralizaron en Santiago si no que se expresaron en diversas comunas,
creemos que la vinculación a las organizaciones territoriales es fundamental.
De
los universitarios observamos, en el ultimo tiempo, cierto freno a las
propuestas iniciales, podría haber un agotamiento natural y/o un viraje hacia
posturas más cómodas políticamente. Movimiento que también puede estar cruzado
por el tema electoral, que para algunos dirigentes emblemáticos (as),
puede ser ahora su prioridad.
Lo
positivo es que desde hace años que no se realizaban manifestaciones tan
masivas y transversales. Al mismo tiempo las tomas y asambleas han
permitido el desarrollo de discusión y debate en una generación que se
está politizando cada vez más pero menos intervenida por los reduccionismos y
maquinas de los partidos políticos tradicionales. Es una gran oportunidad
para la construcción revolucionaria y la creación heroica, como decía
Mariategui.
Sinceramente
esperamos la continuidad de este movimiento, el cual debería transformarse en
un aporte al movimiento social en general, vinculándose a los sectores más
golpeados por el sistema desde una perspectiva territorial, anticapitalista y
revolucionaria.
LUNES,
10 DE SEPTIEMBRE DE 2012
Por
Diego Calderón y Felipe Correa
Fuente: Revista La chispa
1 comentario:
Estimados compañeros
No soy anarquista, sino marxista. Sin embargo, me consta que el anarquismo siempre se ha mostrado contrario a todo tipo de nacionalismo.
¿Cómo concilian ustedes el anarquismo con el nacionalismo mapuche? ¿Qué tiene que ver la defensa de una cultura o nación -en este caso la "Nación Mapuche"- con la ideología ácrata?
En mi blog acabo de publicar un texto en que critico al nacionalismo mapuche. Muchos no estarán de acuerdo con mi postura, pero creo necesario promover el debate al respecto.
Saludos!
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