"(…) el insurreccionalismo, al igual que casi cualquier otro tipo de anarquismo, es izquierdismo; por mucho que numerosos insurreccionalistas despotriquen contra los “izquierdistas”. El insurreccionalismo no ha roto en absoluto con sus orígenes históricos. La base teórica, la terminología y los métodos insurreccionalistas son herencia de ciertas ramas del anarquismo de épocas pasadas (y el anarquismo ha sido casi siempre izquierdismo). Esto, que es obvio en el insurreccionalismo “puro”, sigue siendo también evidente en el insurreccionalismo verde o antiindustrial. Y entrar en sutilezas terminológicas y conceptuales, como diferenciar entre “anarquía” y “anarquismo” (algo muy propio del discurso insurreccionalista, por cierto) no invalida lo anterior. La discusión sobre ambos términos/conceptos no interesa más que a los anarquistas o libertarios, y éstos, casi sin excepción, son lo que son: izquierdistas y/o descerebrados."
En relación al debate planteado en torno a la ultima-editorial de Rabia y Acción, nosotrxs de Culminedecidimos no contestar punto por punto a la respuesta-publica-de-rya . No tenemos la intención de tener razón a toda costa, lo nuestro no es un desafío con lxs anti-industriales. Sólo queremos entender si todavía hay unos márgenes para considerar a lxs editores de la publicación anti-industrial como nuestrxs compañerxs de viaje. Desafortunadamente, a partir de lo que escribieron, llegamos a la conclusión de que no hay alguna forma de entendernos con aquellxs que sostienen estas teorías racionalistas y psicologistas. Hablamos diferentes lenguajes, tenemos referencias históricas y culturales radicalmente distantes.
Al carecer de un lenguaje común, no tiene mucho sentido discutir, por lo que nunca vamos a entendernos. No comprendemos en absoluto este concepto de la razón separada de las emociones. No nos gusta para nada ese psicologismo, según el cual se certifica que el que no comparte tus posiciones es un tonto, un desviado, un pervertido, un frustrado. Del mismo modo que no entendemos todo ese odio hacia el “izquierdismo”. Una cosa es la crítica que un individualista puede desarrollar contra conceptos como “clase”, “lucha de clases”, “masa”, “proletariado” e incluso “revolución” y otra muy distinta es descomporse frente a cualquiera de los términos que de alguna manera vuelve a llamar una cierta raíz de izquierda. Lxs editores de RyA se definen individualistas y en este último número escriben con entusiasmo sobre Max Stirner, olvidando de contextualizar el período histórico en el que fue escrito “El Único y su propiedad“, al interior del círculo de los filósofos conocidos, precisamente, como “la izquierda hegeliana.”
Pero las diferencias son demasiado grandes que no tiene más sentido continuar con este diálogo entre sordos.
Lo que, sin embargo, queremos señalar antes de cerrar por parte nuestra el tema es que detrás de todo este discurso sobre el racionalismo y el psicologismo hay unxs responsables intelectuales que, en nuestra opinión, se encuentran en grupos como “Último Reducto“. En Iconoclasta se publicó en su totalidad la crítica que este grupo dirigió a las Its. Lo hicimos en manera que se conozca bien lo que piensan de nosotrxs anarquistas estxs anti-industriales. En el texto en cuestión (que primero se colocó en la red, luego fue borrado y que nosotrxs recuperamos por casualidad) el grupo español llega a argumentar que nos lxs anarquistas seríamos unxs descerebradxs. ¿Tiene sentido algún tipo de diálogo con lxs que te tratan de esa manera? ¡NO! Quien nos insulta sólo merece nuestro desprecio, desprecio neto y radical. Con pesar, tomamos nota de que -por desgracia- hay unxs anarquistas que prestan atención a estxs anti-industriales, traduciendo y publicando sus textos y revistas, tal vez atraídos por el hecho de que critican al anarco-insurreccionalismo italiano… una verdadera moda.
Por último, dos citaciones: la primera es la debida nota preliminar de Culmine al texto de lxs “ultra-ortodoxos anti-tecnología” y la segunda proviene del análisis lúcido del compañero Gustavo Rodríguez. Suscribimos plenamente su análisis cuando habla de “bazofia neofascista al estilo UR “.
Lo que, sin embargo, queremos señalar antes de cerrar por parte nuestra el tema es que detrás de todo este discurso sobre el racionalismo y el psicologismo hay unxs responsables intelectuales que, en nuestra opinión, se encuentran en grupos como “Último Reducto“. En Iconoclasta se publicó en su totalidad la crítica que este grupo dirigió a las Its. Lo hicimos en manera que se conozca bien lo que piensan de nosotrxs anarquistas estxs anti-industriales. En el texto en cuestión (que primero se colocó en la red, luego fue borrado y que nosotrxs recuperamos por casualidad) el grupo español llega a argumentar que nos lxs anarquistas seríamos unxs descerebradxs. ¿Tiene sentido algún tipo de diálogo con lxs que te tratan de esa manera? ¡NO! Quien nos insulta sólo merece nuestro desprecio, desprecio neto y radical. Con pesar, tomamos nota de que -por desgracia- hay unxs anarquistas que prestan atención a estxs anti-industriales, traduciendo y publicando sus textos y revistas, tal vez atraídos por el hecho de que critican al anarco-insurreccionalismo italiano… una verdadera moda.
Por último, dos citaciones: la primera es la debida nota preliminar de Culmine al texto de lxs “ultra-ortodoxos anti-tecnología” y la segunda proviene del análisis lúcido del compañero Gustavo Rodríguez. Suscribimos plenamente su análisis cuando habla de “bazofia neofascista al estilo UR “.
saluti ribelli
Culmine, marzo 2012
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- 1) [Culmine publica estos dos textos anti-industriales con el único intento de dar a conocer la esencia del pensamiento racionalista. Declaramos y reiteramos que somos totalemente ajenos a dicho pensamiento. Culmine, por lo tanto, afirma que no quiere establecer ningún tipo de diálogo con aquellos que, haciéndose pasar por anti-civilizadores, no dudan en proponer dinámicas autoritarias.]
- 2) más allá, de la repulsiva tónica (con ínfulas de “especialistas”) con que “dictan pauta” los integrantes de UR, de su pretensiones “académicas” y de su trasnochada soberbia “freudiana”, lo que nos dejan ver a simple vista es su gigantesca ignorancia, recordándonos aquél viejo proverbio de “dime de lo que presumes y te diré de qué careces”. Todas sus “disquisiciones” se van de bruces cuando concluyen (por sus santos huevos) que el “anarquismo es de izquierda” sin más elucubraciones que las que les dicta sus estrechas entendederas de “cerebros privilegiados”. Lo innegable, en todo este “incidente” es la necesidad de reafirmación de principios de nuestra parte y la premura en abandonar “todo lo ajeno”. No sólo hay que marcar distancia con el liberalismo izquierdista y socialdemócrata sino también con el leninismo y con toda esta bazofia neofascista al estilo UR. Es un secreto a voces los acomodos del fascismo postmoderno en torno a la “ecología radical”, las propuestas anticivilzatorias y la praxis anti-industrial, así que no deben sorprendernos estos ataques de los nuevos “super hombres” contra los “descerebrados” antiautoritarios.
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