A
propósito del allanamiento y vejación a mi familia
No pido perdón, no beso la cruz, no digo que soy inocente ni
culpable, ya que esos términos me resultan extraños. Estoy en Chile,
desafiándolos día a día y feliz de que mi libertad les provoque ira.
A propósito de la seguidilla de allanamientos a la casa de
mi madre producto de mi situación judicial, quisiera denunciar lo siguiente:
1. Que el pasado Sábado 23 de Marzo, la casa de mi madre fue
allanada con extrema violencia por funcionarios de la PDI, lo que incluyó malos
tratos y vejaciones hacia mi familia de parte de los policías, que son muy
valientes con mujeres solas y escudándose tras sus pistolas, porque sin
ellas no son nada. Este hecho fue acallado por la mayoría de la prensa, sólo
saliendo a la luz hoy, y se suma a los ya varios allanamientos que ha sufrido
mi familia y amigos desde el 7 de Diciembre pasado en que tomé mi derecho a
rebelión y no me presenté ante la revocación del arresto domiciliario ante una
situación de prisión preventiva ilegal puesto que el juicio estaba suspendido
en ese momento por un requerimiento en el Tribunal Constitucional por parte del
Ministerio del interior.
2. El día de hoy, Lunes 25 de Marzo el Fiscal Raúl Guzmán
continuó con la escalada de venganza contra mi familia y comandó el
allanamiento, una vez más, a la casa de mi madre esta vez con Carabineros de
Chile, lo que incluyó un despliegue de medios de prensa donde algunos de
ellos, como EMOL, publicaron la dirección de mi madre en un hecho que, ciertamente
ya no sorprende, pero que no deja de llamar la atención por las implicancias
éticas de dicha acción y las eventuales consecuencias para la integridad física
y psicológica de mi familia que, como es evidente, nada tiene que ver con la
situación legal que me afecta.
3. Que una vez más denuncio las mentiras de los funcionarios
de la PDI en sus declaraciones tomadas y arregladas por el mismísimo Fiscal
Guzmán. En ese sentido, es mentira que ellos fueron testigos presenciales de
los hechos, es mentira que estaban ahí, que me vieron salir del lugar de la
explosión; es mentira que boté una capucha (de hecho en la investigación no
aparece ninguna), es mentira que un polerón encontrado sea mío (de hecho no
tiene mi ADN). Denunció que los peritajes de los organismos seudo técnicos de
Carabineros (Labocar y Gope) están hechos a la medida de los querellantes, uno
de los cuales es el ministerio del interior que a su vez es quien está
administrativamente a cargo de Carabineros (¿alguien puede creer en una dosis
de objetividad de sus informes y peritajes?). Denuncio que los peritajes que me
vinculan a otros atentados y a la fabricación de esos artefactos explosivos
desafían la lógica más elemental y que eso jamás ha sido puesto en cuestión por
los ministros de la Corte de Apelaciones, cuya última actuación la perpetraron
cuando tras un debate de cinco minutos incluyeron todas las pruebas del
Ministerio Público. Denuncio que el Fiscal Guzmán ha llevado una investigación
parcial, no investigando los antecedentes exculpatorios a los que le obliga la
ley, sino dejándolos fuera como aquel peritaje que georreferencia la ubicación
de mi celular y que me sitúan a las horas de sucedidos los atentados en lugares
muy lejos de las explosiones. El hecho más grosero de esta cadena de irregularidades
en esta investigación parcial es la omisión del hecho que yo me encontraba en
mi lugar de trabajo el día y a la hora del atentado a la Automotora One. Esto
podría haber sido fácilmente comprobable investigando las cámaras del Metro en
que todos los días me trasladaba a mi trabajo, y además está en los informes de
mis compañeros de trabajo en la misma carpeta de investigación. Pero no, el
Ministerio Público se abanderizó en mi contra y sólo investigó la línea
inculpatoria, sentándose en lo que dice la propia ley que debería ser el
primero en respetar. La falta de seriedad también llegó a sus puntos altos
cuando en la preparación de juicio oral se pudo conocer que, a más de un año de
sucedidos los hechos, ni las policías ni la fiscalía se preocuparon jamás por
obtener las imágenes de las cámaras de seguridad, nada menos que de la Embajada
de Estados Unidos y que grabó los hechos. Es decir, aquí no hay una
preocupación por la verdad, sino sólo por lograr una primera condena por Ley
Antiterrorista, y que la cabeza de turco para ello soy yo.
4. Que no es mi vocación la victimización, no señalo que
haya un montaje ni nada por el estilo, ni pido trato preferencial del Estado y
sus leyes. Digo que la acusación está basada en mentiras y en conjeturas y esto
podría ser verificable por cualquier observador objetivo.
5. Denuncio por último, la innegable presión política sobre
jueces y la utilización de mi caso por parte del gobierno y la ultraderecha
para el despliegue de su agenda de seguridad ciudadana y la reconfiguración del
instrumental estatal para adecuarse a las nuevas condiciones del conflicto
social, es por ello que resulta tan fundamental lograr una condena por Ley
Antiterrorista. Que la intervención política ha quedado en evidencia por los
juicios a priori que han dado el ministro Andrés Chadwick, el fascista y
representante de la ultraderecha, diputado Cristián Letelier y hasta el mismo
presidente de la república que ocupó un recurso especial ante los jueces y que
inaugurando el Banco Unificado de datos, dio por seguro, ante fiscales y
policías, que yo había salido del país.
Ante todos estos hechos, me veo en la obligación de decir lo
siguiente:
· Que la
escalada de allanamientos corresponde a una operación de venganza contra mi
familia llevada a cabo por la Fiscalía Metropolitana Sur y las policías.
· Que dicha
venganza tuvo su punto más alto el día Sábado 23 recién pasado en que mi
familia fue vejada y tratada violentamente por efectivos de la PDI. Esta acción
no puede ser catalogada sino como cobarde y fruto de la impotencia y
frustración ante su chapucería e incompetencia. Recordemos que los mismos
miembros de la PDI que hoy ríen maltratando a las mujeres de mi familia no
pudieron dar siquiera con mi vivienda en Ramón Cruz con Grecia la noche de mi
detención ante mi derecho a guardar silencio, actitud que tomé por que conozco
a esta gentuza desde muy joven y sé del trato que le habrían dado a mi esposa y
mi pequeño hijo. Como sin tortura no son nada, guardé silencio y no pudieron saber
donde yo vivía. Su ineficiencia se la cobran ahora a mi familia.
· Que hago
responsable de cualquier cosa que pueda pasarle a mi familia al Fiscal Raúl
Guzmán y al mando político de las policías, es decir al Señor Andrés Chadwick,
quien en función a la estructura jerárquica de dichas instituciones no pudo
haber sino sabido del trato violento y vejatorio que sufrieron mujeres solas a
manos de los cobardes de la PDI.
· Advertir
que me presentaré al juicio y que vayan poniendo sus barbas en remojo, porque
pese a su ánimo de venganza y enorme presión política sobre los jueces,
intentaremos dejar en evidencia sus mentiras, sus acusaciones basadas en
conjeturas y especulaciones ridículas y la parcialidad de la investigación. Por
mientras, los delincuentes que pueblan la fiscalía metropolitana sur, las
policías y el ministerio del interior, ebrios de poder, pueden celebrar
el vengarse contra gente que no puede defenderse, pero recuerden que después de
la borrachera viene la resaca.
Desde algún lugar del país, moralmente entero y burlando a
la policía, se despide
Hans Felipe Niemeyer Salinas
25 de Marzo de 2013.
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Desde la prensa: Entrevista telefónica al compañero Hans: http://nacional.biobiochile.cl/notas/2013/03/25/hans-niemeyer-desde-la-clandestinidad-las-acusaciones-se-basan-en-conjeturas-ridiculas.shtml
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