Me llamo Esteban Huiniguir R., tengo 41 años, nací en 1970. Fui militante del partido MAPU Lautaro. Durante los ’90 fui condenado a 11 años de prisión por “Asociación Ilícita Terrorista” y el ataque a la casa del embajador de España el 10 de Octubre de 1992. Cumplí 8 años de esta condena desde el 13 de octubre de 1992 a Mayo de 2000.
En el año 2008 fui detenido durante la jornada de Día del Joven Combatiente el 29 de Marzo. Fue allanada mi casa, la que compartía junto a otros chicos, se buscaba lo de siempre pero solo encontraron 5 matas de Cannabis Sativa. Por esta plantación ilegal fui condenado a 4 años y medio por tráfico y plantación ilegal. Actualmente cumplo condena en la CAS, módulo “J”.
Compitas, desde la CAS les escribo enviando un fraternal saludo a todos y todas los que en la distancia comparten historias de rebeldía e insumisión y que por consecuencia vivimos la transitoria prisión.
A más de 3 años, de esta mi segunda condena, la cual es de 4 años y medio, ha resultado ser para mí la más ignominiosa donde he tenido que afrontar la incomprensión, el prejuicio social de quienes no quieren escuchar y son arrastrados por la campaña comunicacional de los medios. Aun así, estoy junto a los míos, compas y amigos… Recibo también con mucho agrado la solidaridad de otros cómplices que en la calle se manifiestan en este combate en contra del capital. Están también mis hermanitos que entregaron su juventud, su compromiso y su vida. Norma Vergara, José Luis Oyarzun, Andrés Soto (Papi) el guatón Pablo Muñoz…y tantos otros. Aunque ya no están y no les quieran escuchar, aún estamos nosotros y ustedes, por eso, gracias chicos.
Poco sé de ustedes en lo personal, sus vidas e historias, mas, vuestra actual condición, vuestra convicción y el cómo queréis afrontar vuestro juicio habla muy bien de usdedes. Vayan con todo mi apoyo, ya que es verdad, la calle, el juicio y la prisión son trincheras donde hay que seguir combatiendo.
No tengo mucho más que decir en lo inmediato y tampoco pretendo un discurso grandilocuente pues para mí la práctica de acción directa no se hace con palabras sino prendiendo una mecha con olor a bencina, pólvora, y si el momento así lo requiera (la cárcel), con los puños cerrados utilizando lo que nos dejan nuestros cuerpo exponiéndolo a la fatiga y el hambre.
Entonces compas, que venga lo que venga, que hablen y digan lo que quieran, seguirán siendo orgullo y ejemplo. Fue bueno saber que existen tan lejos, con sus historias, sus consignas, sus botellas y pólvora por la guerra social de todos los pueblos.
Salud y rebeldía.
Con nuestros muertos en la memoria. Ni un minuto de silencio y una vida de combate.
Esteban Huiniguir R.
Para las celulas de fuego y todxs lxs presxs en el mundo
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