Comunicado:
Asumimos la
responsabilidad por el ataque incendiario contra la casa de Giannos
Papantoniou, ex ministro de Economía y Defensa Nacional. Llegamos a la puerta
de su mansión en la calle Olympias, barrio de Kifisia, e incendiamos los dos
coches que usaba él y su “mujer” Roula Kourakou, para sus inútiles traslados.
Los guardaespaldas de este cerdo no fueron capaces de garantizarle la seguridad
que busca. A pesar de que nuestro pensamiento coqueteaba con la imagen de su
mansión en llamas y de él mismo y su “mujer” atemorrizadxs buscando las salidas
de emergencia, no obstante exluimos desde el principio esa perspectiva, dado
que en el interior de la mansión se encontraba su pequeño al que no queríamos
poner en peligro.
Lejos de una
retórica populista, reconocemos en la cara de Giannos Papantoniou un ejecutivo
del Poder. No nos interesa enumerar sus estafas, aunque seguro que han sido
muchas. De todas maneras, sean corruptos o incorruptibles, los ejecutivos del
Estado son un objetivo permanente para las dignidades insurrectas, sin importar
si mantienen todavía su puesto en el aparato estatal. Realizamos el ataque en
la misma tarde en que, hace 4 años, la policía asesinó a nuestro compa
Alexandros Grigoropoulos. Hace cuatro años que alguien se fue pronto, un llanto
mortal que detonó la revuelta y los eventos que todxs conocemos, 4 años después
de ese día, un gran fuego y varias explosiones por fuera de la casa de uno de
nuestros enemigos declarados realimentan nuestro odio y dispersan el terror en
la dirrección deseada.
A través de
los ataques personales, queremos irrumpir en los perímetros seguros de sus
vidas. En sus casas, en sus coches, en su vida de lujo.
Reflexiones
desde el abismo, dedicadas desde el corazón a aquellxs que se hunden de rabia
en su abismo…
Rostros
oscuros, cuyas características se ocultan tras una capucha, cuyas entrañas
arden. Arden de pasión por una libertad que se debe vivir, por una muerte que
tal vez se acerca, por un acontecimiento inesperado que cambió sus vidas.
Durante un
instante, se iluminan todos por encima de los fuegos encendidos de las
barricadas y las mercancías quemadas de las metrópolis, con ojos brillantes de
esperanza por el imposible que se debe alcanzar cueste lo que cueste, por la
contradicción que se acaba de armar y ha ocupado su puesto de combate dentro
del cargador. Y el arma apunta tanto al enemigo como a nuestras cabezas. Una
ruleta rusa que lleva a la locura. Y esta locura, hermosa y peligrosa, nos
inunda todos los músculos del cuerpo, todas las neuronas del cerebro, se convierte
en piedra en las cabezas de los policiass, bombas en las sedes centrales del
orden establecido, balas en los cuerpos de nuestros torturadores. Y volviendo a
la base, la contradicción armada dispara, se convierte en cuestión eterna que
runrunea y grita dentro de nosotrxs, lágrima que mana por el cambio que queda
cada vez más lejano, grito que hace añicos la noche de piedra de los esclavos
modernos para informarles de nuestra llegada.
“Cabronazos,
os voy a joder, a todos, hoy toqué el final como vosotros tocáis a vuestra
mujer o a vuestro hombre, qué proceso tan estándar para vosotros, como sacar la
comida del horno, qué novedad para nosotrxs cada nueva experiencia y nueva
sensación, un nuevo sentimiento que nace condenado a morir a nuestro lado en algún
lugar oscuro de reflexión, cabrones, me cago en vuestro dios, si solo pudiera
trazar una línea y disparar al aire como la persona que informa del inicio de
una carrera, si supiera correr como un rabioso a través de ríos, bosques y
montañas, pero al final, habré ganado un letrero de ganador o perdedor, me cago
en vuestro dios.”
Y una vez se
ponga el sol llevando consigo a su desconocido pozo, significados y objetivos,
desafíos y deposiciones, estos rostros desconocidos emergen del mismo punto
desconocido que quienes lo buscaban se perdieron en este vagabundeo
trascendental, ahora son felices, sonrientes con un poco de alegría prestada
por la creación catastrófica que se preparan para propagar, convencidos de que
esta vez tocarán el cielo estirando las manos hasta que les duelan las
extremidades.
Queremos un
poco más de tiempo, solo para conseguir poner nuestros caóticos pensamientos en
un supuesto orden, para definir la variable de nuestras vidas asfixiadas en los
sucios sótanos de la vida sin sentido del mundo moderno y salir a la superficie
por una bocanada de aire. Solo una bocanada que durará lo suficiente como para
que corramos, nos enamoremos, lloremos, abracemos a nuestrxs amigxs y
ma(pa)dres, para que nos ríamos con todas nuestras fuerzas, para que amemos a
nuestrxs cercanxs y odiemos a nuestros enemigos, para que miremos al horizonte,
al universo de infinitas posibilidades. Y en el instante en que la asfixia nos
domine volveremos a ponernos las capuchas y nos armaremos una última vez, esta
última vez, la palabra venganza tomará las dimensiones terroríficas que siempre
soñamos, quemaremos a los portadores del desprecio humano y la opresión
acumulada, policias y jueces, funcionarios del Estado y políticos, la tormenta
autoritaria que nos golpea se convertirá en cenizas. Y en ese momento exacto en
el que hemos montado un maravilloso baile sobre los cadáveres de todos ellos
nos damos cuenta de que la alegría de la victoria no tiene ningún sentido
porque no tienes tiempo, intentas tomar otra bocanada de aire, vivir el mundo
al que diste forma en tu cabeza durante tantos años de lucha con la plastilina
de la imaginación anarquista, empiezas a marearte, una bocanada de aire, joder,
solo una bocanada, pero ya habías cerrado tus acuerdos cuando estrechaste la mano
con el aire que te había susurrado con una triste queja: solo tienes una
bocanada, hermanitx. Que le den, eso fue todo, si el tiempo fuera una persona
de verdad, seguro que la hubiera asesinado con gusto, con ojos bien abiertos
sorbes tus últimas imágenes y olores, piensas a ritmo desenfrenado, sabes que
sigue la infinidad de la nada por eso tienes que pensar mucho. Poco a poco,
empiezas a perder la comunicación, después de un rato todo se había apagado…
Buscamos el
instante fatal…
Es decir, el
espacio temporal en que habremos abolido todo aplazamiento de reivindicacion de
posicionamientos absolutos, pensamientos, prácticas, cualquier enfoque ético
que disuada de los movimientos destructivos, con el único objetivo de completar
la experiencia momentánea, los deseos irreprimibles, los instintos más
violentos.
El instante
en que el pensamiento y la acción se enamoren locamente, empezando un baile
mágico e ilegal de pasión y riesgo bajo la luz de las estrellas.
El instante
en que cualquier miedo sea otra ocasión para romper las barreras y vivir fuera.
Fuera de
cualquier ley que nos ordene, de cualquier sociedad que nos subordine, de
cualquier compromiso que nos guiñe el ojo descaradamente.
Vivamos fuera
de su realidad, construyendo focos generalizados de caos e ilegalidad para
cualquier criminal de pensamiento y acción. Invitando a todxs lxs inadaptadxs
de este mundo a profanar toda ética, a todxs lxs extremistas a sangrar toda
mediocridad, a todxs lxs locxs a matar toda lógica.
Imponiendo el
demonio irracional que hemos alimentado durante años en las entrañas.
¡Ejecutemos el poder de la mayoría!
¡Viva la nada creadora!
¡Viva la Anarquía!
¡Ejecutemos el poder de la mayoría!
¡Viva la nada creadora!
¡Viva la Anarquía!
Honor eterno
a todxs lxs caídxs de la lucha liberadora anarquísta.
Minoría Combatiente / Comando
Alexandros Grigoropoulos
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