Prendamos fuego al
mundo autoritario…
El 22 de mayo de 2013, la policía registró tres casas en
Bruselas. Once anarquistas fueron arrestadxs. La biblioteca Ácrata también se
vio registrada en profundidad a manos de los policías. Ninguna de las personas
detenidas colaboró en los interrogatorios.
Estos últimos años, Bélgica ha conocido cada vez más
revueltas y ataques contra la sociedad carcelaria en la que vivimos todxs.
Dentro de los muros de las prisiones, contra los carceleros
y los edificios; fuera, contra esta grandísima prisión a cielo abierto con sus
miles de cámaras, sus sistemas de vigilancia y de transporte que solo sirven
para conducirnos y observarnos ir del trabajo a los templos de consumo. Los
maderos, perros guardianes del Estado, ponen cuidado en que todo parezca igual.
Los colegios que nos educan en el principio de autoridad desde la infancia. Las
agencias de empleo, que nos humillan cuando la idea de trabajar apenas nos
gusta o no podemos encontrar trabajo. Los partidos políticos, que pretenden
representarnos pero siempre terminan gobernándonos. La máquina de expulsión en
la que aterrizamos si no hemos nacido aquí o no tenemos pasaporte.
Con tal desarrollo en tiempos de crisis y de crecimiento del
descontento general, que el Estado la tome con lxs anarquistas no es
ciertamente una sorpresa. Hace años que eligieron su campo en el conflicto
social. Han trabajado a favor de la revuelta, del ataque contra las estructuras
de dominación, por la autoorganización de lxs explotadxs, la insurrección y la
revolución social.
Lo que distingue estos ataques y revueltas en Bélgica de las
sublevaciones en el norte de África es el miedo que se apodera de lxs
dominantes –todxs lxs que se aprovechan y mantienen activamente a este sistema.
Sabiendo que cada vez más explotadxs, encerradxs, indeseables –todxs lxs que no
nos beneficiamos de este sistema– se dan cuenta de que la belleza de la vida
reside en el nivel de nuestra propia insumisión, que la cólera que nos agarra
las tripas se puede extender y llevar a la revuelta y quizás a la insurrección
contra el orden vigente. En Bélgica, aquí y en todas partes. Una insurrección que
nos acercaría a la libertad real, la libertad sin autoridad ni dominación.
¡Solidaridad con lxs
compañerxs en Bélgica!
Bailaremos sobre sus cenizas
Bailaremos sobre sus cenizas
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