“En una sociedad que ha
destruido cualquier posible aventura, la única aventura posible es destruir
esta (la) sociedad.”
El capital es global, se
expande por sobre todo el planeta, y si alguna vez existió un afuera, ya no
queda hoy la más remota posibilidad de algún intento de autoexilio, más que el
de la apatía y el de la resignación. Claro está que la extensión del capital no
puede ser reducida a una mera cuestión geográfica o a su comprensión
territorial, sino que su generalización viene dada, sobre todo, también por su
representación y reproducción en cada aspecto de la “vida” o en su
constreñimiento (coerción), en cada relación de humanxs entre sí, o en cada
relación de humanxs con su entorno y/u otras especies el capital está presente
(es consumado) como causa y como efecto, a la vez, ya sea de manera ideológica
y/o material. El Capital y el Estado dentro del proceso/progreso de la
civilización es la confluencia y apogeo de todos los sistemas de opresión,
dominación y explotación, en él se han perfeccionado, adaptado e integrado, y
el escenario histórico e indisociable de todas estas formas de autoridad (de clase,
género, raza, especie, etc.) no ha sido, ni será otro que la sociedad.
Con el
comienzo de la civilización, es decir, desde la formación de las primeras
sociedades, cuando la violencia se organizo y sistematizo, deben haber
comenzado las primeras experiencias de resistencia e insumisión. Junto con el
desarrollo de la historia “universal/oficial” que sirve al poder como elemento
normalizador, de control social y propagandístico, hay una memoria, una
historia que crece (en la medida en que nosotrxs mismxs nos hacemos cargo de
ella) y se pretende acallar, pues es una historia viva, de acción que no es
neutra, sino que sirve de herramienta de análisis y aprendizaje, que alienta y
motiva a lxs que aborrecen, pues ven/sienten las inherentes dinámicas de autoridad
y domesticación que pretenden ocultar el progreso y la democracia, a lxs que
cuestionan esta realidad y no sobreviven en la inercia del trabajo y el
consumo, a lxs que no toleran la violencia cotidiana del sistema y entienden la
validez, necesidad y hasta urgencia de una violencia liberadora contra la
violencia hegemónica del Poder. Siempre ha sido, y seguirá siendo, peligroso
para quienes perpetuán las actuales condiciones de subsistencia, aquellxs
rebeldes que persisten en propagar ideas y prácticas que cuestionan, niegan y
destruyen esta realidad.
Estamos por todas partes,
mientras el capital seguirá difundiéndose por los rincones más profundos del
mundo, nosotrxs lo golpearemos. En efecto, mientras lxs dueñxs de empresas
multinacionales pueden explotar seres vivxs y destruir la naturaleza sin que
sus cuerpos estén presentes, nosotrxs también podemos atacar directamente a sus
intereses. Nuestra lucha es internacional, nos nutrimos de experiencias pasadas
de todas partes del mundo, y hoy no nos quedaremos indiferentes a lo que pasa
en otras tierras, ya sea cuando encierran a nuestrxs compañerxs en Grecia,
Cataluña, Italia, Chile, Indonesia, o cuando matan a centenares de presxs en
Honduras.
Del mismo modo rechazamos
con profundo asco las elecciones llevadas a cabo en Francia la semana pasada (y
las que vendrán en cualquier parte) cuando lxs ciudadanxs fueron a votar por el
candidato socialista, sintiéndose parte de los grandes “procesos de cambio”,
pero, en realidad el hecho de ir a votar solo refleja la voluntad de perpetuar
las relaciones de explotación/dominación. La democracia es la ilusión con la
que lxs ciudadanxs pueden sentirse incluidxs en los asuntos políticos, pero
manteniendo las lógicas de poder y de delegación intactas. Estas constataciones
no son nuevas, y si lxs ciudadanxs siguen votando y “viviendo democráticamente”
es porque, para ellxs les resulta mucho más cómodo seguir reproduciendo estas
relaciones de poder; aunque, en tal sentido ellxs se “auto explotan”,
desresponsabilizandose y encargando su vida a la burocracia e instituciones del
Poder.
En tal sentido, asumirnos
como anarquistas es comenzar una revuelta individual, es cuestionar y reconocer
los distintos aspectos cotidianos, sutiles o evidentes, que nos oprimen y
actuar para destruirlos, es entrar en tensión y atacar la realidad que nos
rodea, con lo que tengamos a mano, pues no nos quedan más opciones que
asumirnos en guerra contra la sociedad o dejar que todo siga igual. Como
anarquistas en guerra asumimos el deseo y la necesidad de generar situaciones
que tensionen e interrumpan la aburrida y agobiante normalidad del poder, de
reivindicar y propagar nuestros valores y posiciones como el internacionalismo
y la solidaridad revolucionaria, sin pretender construir masas “concientizadas”,
ni reformar o mejorar esta realidad, sino que con nuestrxs afines atacarla
permanentemente desde todas las trincheras que nuestra imaginación nos permita
crear.
Reivindicamos hoy, el
ataque con un artefacto explosivo compuesto por dos cartuchos de dinamita,
mecha e iniciación química a la automotora imcruz importadora de autos
franceses Renault, situado en la avenida 20 de octubre en la ciudad de La Paz,
Bolivia.
Con esta acción queremos mandar un saludo caloroso y fraterno a
lxs compañerxs miembrxs de la ORCCF: Christos y Gerasimos Tsakalos, Paniagotis
Agirou, Haris Hadzmihelakis, Damiano Bolano, Giorgos Polydoros, Giorgos y
Mihalis Nikolopoulos, Olga Ikonomidou y a lxs anarquistas Theofilos Mavropoulos
y Rami Siriano presxs en las cárceles de Grecia. Fuerza también para la
compañera Stella Antoniou!
No nos olvidamos de saludar al compañero Luciano Pitronello y lxs
rebeldes en Perú, Chile, Indonesia, Cataluña e Italia.
Célula Anárquica por la Solidaridad Revolucionaria
FAI/FRI Bolivia
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