Con mucho respeto.
Una cosa es clara, hay que “cerrar filas” frente a lo sucedido, acompañar y defender al compañero, como defenderíamos y acompañaríamos a cualquier guerrero que con pasión y sinceridad luche por recuperar la alegría, la felicidad, la libertad, que el proyecto capitalista, que la dominación nos roba día a día. En fin, en el cotidiano viviendo la anarquía. Con todas sus contradicciones, sus bellezas y sus tragedias, como la que ocurrió… El corazón dolido nos llena de palabrerías salvajes las gargantas. Estas cosas pasan dicen, que no son accidentes, que la sangre correrá. Claro que correrá, pero por que corre primero la de tan valiosos guerreros? Además, claro que fueron accidentes. Esas bombas tenían otro destino, pero dos errores, nos arrancaron la sonrisa de forma terrible aquellas noches. Si bien la informalidad nos permitió vivir la libertad aquí y ahora sin ningún tipo de estructura social o ideológica que este por sobre nosotrxs mismxs y la afinidad en términos prácticos nos dio movilidad, un nuevo tipo de des/organización mucho mas “segura”, aquellos aires insurrectos nos mostró, también, nuestra precariedad. Lo único que sabe el estado de nosotrxs es lo que nosotrxs les hemos dicho. Cuestiones técnicas, logísticas, eléctricas… Ya no dependemos de nadie que nos diga como se hacen las cosas. Necesitamos reforzar el oficio, ser más limpios, precisos. No hablamos de especialistas. Sino de guerrerxs. Debemos darle una y otra vuelta a todo. Ser sigilosxs, tener mucho, mucho cuidado por favor y no hablamos de miedo, solo es asumir la guerra, teniendo en cuenta que cada compa que lucha es demasiadx importante para exponer sus vidas a situaciones que eran evitables. Que esto nos haga crecer. El dolor nos enseñara otra vez, deberá hacerlo.
Con el mauri, el Luciano y tantxs otrxs.
Que viva la anarquia!
Algunxs anarquistas con el corazón apretado
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