Comunicado de la CCF sobre la paliza a Yannis Naxakis (06/01/2014)
No es la primera vez que un
ataque de lodo y calumnias se dirige contra la Conspiración de
Células del Fuego. Algunos, a través de mentiras en nuestra contra, buscan
obtener reconocimiento y engañar su insignificancia. Esto es lo que Yannis
Naxakis hizo. Yannis Naxakis no es más que un miserable impostor. No hay mucho
más que decir sobre este sujeto.
Copiando citas del discurso
antijurídico y añadiendo un poco de estilo machirulo, intenta crear la imagen
de un supuesto anarquista. En realidad, se mueve siempre en los límites del
beneficio personal y la comodidad.
Tal y como escribe él mismo:
“Para mí, un castigo disciplinario de hasta 2 años lo puedo asumir porque no me
cuesta nada (a menos que algo extremo suceda con los resultados del juicio)”.
Vende, pues,
revolucionarismo allí donde le conviene. Y para mejorar un poco su imagen ante
lxs compañerxs del extranjero, que no saben de su insignificancia, escribe que
apoya a las formaciones informales. Pero, ¿qué relación puede tener un
mentiroso y calumniador con la insurreccionalidad de una organización
anarquista informal?
A continuación, critica a
sus compañeros por la paliza a un carcelero, siendo su objetivo final
distanciarse, mediante un planteamiento político artificial sobre lo ocurrido.
Su comportamiento dentro de la prisión ha sido muy irónico hacia personas y
situaciones (a parte del servicio penitenciario), aprovechándose del asilo
informal que le ofrecimos.
No fueron pocas las veces
que escapó de un par de hostias y humillaciones gracias a nuestra intervención
(no de los carceleros, sino de otros presos).
Le habíamos explicado
repetidas veces que la prisión no es un circo para jugar y pasarse de listo.
Hubo luchas de sangre y fuego para ganar cosas dentro de las cárceles y los
demás presos respetan a lxs anarquistas, mientras que la autoridad
penitenciaria les teme por las represalias que puedan ocurrir fuera de los
muros. Sin embargo, él se comportó más como un niño malcriado que como un
“preso amotinado”, como a él le gusta autodefinirse.
La valentia y la
insurreccionalidad se notan siempre en las acciones y no, en las palabras.
Su crítica hacia nosotrxs,
pues, se basa en falsedades y castillos en el aire. Este sujeto quiso hacer
ruido alrededor de su nombre en vistas a su juicio y para fortalecer la
histeria anti-CCF que prospera hoy en día. Por supuesto, los jueces y los
maderos no son indiferentes cuando alguien, poco antes de su juicio, lanza
injurias contra la misma organización informal de la cual él está acusado de
formar parte. Especialmente cuando este alguien es un impostor con nombre y
apellido: Yannis Naxakis.
Usando un lenguaje ofensivo
de vaguedad y confusión en su carta (refiriéndose a algunos comentarios
anónimos en Internet sin decir cuáles son y diciendo simplemente que “los que
lo necesitan saben a qué me refiero…”) termina desatando un torrente de
insultos y ofensas contra nosotrxs (asco, desprecio, comportamiento y actitud
autoritaria). Ni una referencia a cualquier suceso real.
Y si el pretexto para su
recital de mentiras fueron los recientes acontecimientos de su traslado al
módulo D, ¿cuáles son los hechos reales y, sobre todo, cuándo empezó la CCF a “a posicionarse en
contra de (su) actitud antiautoritaria”? Queremos hechos, no insinuaciones de
suciedad y lodo. Todxs lo saben, amigxs y enemigos, que cuando queremos decir
algo, lo decimos abiertamente y en público. Quizás, por eso, a menudo seamos
desagradables para algunos, pero nunca mentirosos.
Es ridículo, incluso para el
mayor impostor, siquiera pensar que no estamos de acuerdo, en general y
vagamente, con la paliza a un carcelero, es decir, a alguien que encierra a
personas. Ya lo hicimos una vez (en el intento de fuga) y, pronto, empezará un
nuevo juicio contra nosotrxs por todo este caso. Así que no hablemos de lo
obvio (de lo bonito de arrugar un uniforme) porque tendríamos que hablar
también de diferentes estrategias. De la estrategia de golpear al adversario
para poder escapar y la estrategia de pegarle porque “viola la intimidad de tu
espacio (de tu celda)”. No queremos comparar estas dos estrategias con
criterios de superioridad, considerando una más importante que la otra, pero
las separamos la una de la otra. Esta separación la mostramos a través de
nuestra postura. Además, lo más importante es que sabíamos que no les tocaron
ni un pelo a los involucrados en el incidente y le dejamos claro a la
administración que en caso de lo contrario, habría problemas. Entonces, ¿cuál
es el jodido tema?
La caída maliciosa e
impostora de Naxakis llegó al punto de inventar hasta “sucias” estrategias
entre los cabecillas de los presos (entre los que, claramente, él decia que nos
incluye) y la dirección de la prisión, relativos a la inmunidad en los
registros de las celdas. Todxs saben que ha habido repetidos registros en
nuestras celdas, tanto de carceleros, como también de las fuerzas de la EKAM (unidad antiterrorista).
Aquí parece que los límites entre la estupidez y el chivateo inconsciente se
entremezclan.
Si alguien llega al punto de
creer que su estrategia ha fallado, es mejor que empiece a pensar por sí mismx
y no a buscar enemigos imaginarios para echarles la culpa. Además, no hace daño
una autocrítica al imaginario de la comunidad ilegalista de lxs presxs, que unx
puede tener en mente. Y si vuelve a creer que su estrategia es un éxito, que la
continúe hasta el final, lejos de aquellxs con lxs que no está de acuerdo o que
no le gustan por sus propias razones.
No tenemos problemas con la
crítica pública. Aunque sea mala, dura e intensa. Pero eso presupone la
existencia de argumentos, aunque discrepemos con estos. A los textos
respondemos con textos. Igual que hicimos en el caso de Michailidis y Politis y
la crítica imprecisa (según nosotrxs) que nos hicieron y su correcta detección
de la vaguedad que usamos en un texto (pero claro, sin insultarles ni
calumniarles nunca, como hizo Naxakis). Por eso, pues, aunque Michailidis estuvo
presente en la paliza a Naxakis, no le tocamos, sino solo le repelimos para que
no interfiriera.
Además, el momento que unx
elige para hacer su crítica también es importante, aunque sea polémica e
insultante como en el caso en que atacamos nosotrxs (con palabras) a K.S. [Kostas
Sakkas] y su “huelga de hambre”. Nuestro texto se publicó después de que
todo el proceso hubiese terminado y con la persona específica excarcelada y lo
que se escribió, se esté de acuerdo o no, estaba basado en hechos concretos.
Pero cuando alguien, llega al despreciable punto de calumniar a otras personas
en público, caracterizándonos de manera infame, sin citar ni un hecho real,
entonces, las cosas cambian.
Cuando todxs saben que en
nuestra contra se ha aplicado todo tipo de arbitrariedad jurídica (prisión
preventiva de tiempo indeterminado de 36 y 38 meses, instigación, persecuciones
en el extranjero, decenas de años de condena), cuando todxs saben que durante
los años que llevamos en prisión no se nos regaló nada, sino que tosimos sangre
y soledad con traslados disciplinarios a todas las cárceles (el compa Giorgos
Polydoros ha sido trasladado a 5 prisiones diferentes en un periodo de 6 meses
por castigos disciplinarios y muchxs de nosotrxs a 2-3 prisiones diferentes),
con enfrentamientos con carceleros (prisión de Domokos), con aislamientos (Olga
Ekonomidou pasó 50 días en aislamiento en la cárcel de Diavata), con huelgas de
hambre, movilizaciones (aunque algunas no fueran gran cosa), con un intento de
fuga.
Cuando todxs saben que casi
ningún anarquista que ha entrado en la cárcel, desde que nosotrxs estamos aquí,
nunca le hemos dejado solo, incluso si estaba en otra prisión (y si quieren que
lo renieguen, incluso, aquellos a quienes ya no les gustamos), y siempre
procuramos que no tenga problemas, poniéndole en contacto con otros presos,
para que le ayuden y no le falte de nada.
Cuando todxs saben que puede
que no seamos lxs mas corteses y puede que no tengamos las mejores maneras,
pero hemos ayudado, casi diariamente, a incontables presxs con temas relativos
al servicio penitenciario y con las dificultades materiales de la vida diaria
en la cárcel.
Cuando todxs saben que el
respeto y las amistades que nos hemos ganado aquí, han sido por lo que somos y
no por lo que fingimos o jugando a ser los cabecillas.
Cuando ni nuestros peores
enemigos (maderos, jueces, periodistas) se atrevieron a calumniarnos como lo
hizo Naxakis, entonces la dialéctica se ACABA y sólo hay sitio para la VIOLENCIA ABSOLUTA.
Nunca hemos dado
explicaciones ante los tribunales del enemigo y ahora llegamos al punto en que
tenemos que dar explicaciones por las porquerías de este despreciable.
Habíamos elegido contener
nuestra violencia dentro de cárcel y expresarla solamente contra el enemigo y
los tiranos de nuestras vidas. Este es nuestro deseo.
Pero Naxakis, con ese
asqueroso papel de mierda que escribió, nos hizo violar este acuerdo que
teníamos con nosotrxs mismxs. Nos calumnió, nos insultó y difundió en público
increíbles mentiras sobre nosotrxs. Este es el motivo por el que le partimos la
cabeza en el pasillo de la prisión. Para que se acabe esta decadencia pública.
Las elecciones y las estrategias que no encajan entre sí, que guarden las
distancias. No hay nada correcto o incorrecto, todo es subjetivo. Lo mismo vale
para la crítica. Pero quien elige la calumnia, la mentira y el insulto a fin de
manchar nuestra historia, nuestros valores, nuestra personalidad y nuestra
trayectoria de lucha no tendrá el mismo fin que Naxakis.
Esta vez acabaremos con él
de manera definitiva… Para poner fin a la sífilis de la introversión, que nos
envenena, alejándonos del ataque real.
La mentira es el lenguaje
del enemigo y del Poder.
Atrás mentirosos, adelante compas.
Por la nueva anarquía y el nihilismo.
Conspiración de Células de Fuego – FAI/FRI
(núcleo de miembros presxs)
Atrás mentirosos, adelante compas.
Por la nueva anarquía y el nihilismo.
Conspiración de Células de Fuego – FAI/FRI
(núcleo de miembros presxs)
Con motivo de algunas
cuestiones que han surgido en relación con los últimos sucesos en Koridallos,
creemos que es necesario subrayar algunas cosas. Lo que consideramos crucial no
es que se denuncie o que se aísle políticamente a la Conspiración de
Células del Fuego en particular (nos referimos al núcleo de miembros presxs,
dado que las células que firman con el mismo nombre en el extranjero
probablemente no están al tanto, ni son responsables de las acciones de otras
personas) y, aún más, consideramos que eso no debe pasar por su orientación
teórica. Es la peor forma de politiquería, echar la culpa a toda una corriente
anarquista en conjunto, por hechos y opciones que tienen que ver con una de sus
partes. La crítica es independiente, ya se trate de anarcosindicalistas o de
anarconihilistas. Lo que nos concierne son los comportamientos autoritarios que
existen dentro del espacio anarquista, que no pocas veces se expresan a través
de la violencia verbal-física. Consideramos la violencia parte inseparable de la
vida y de la acción política, cuando está dirigida contra el Estado, el Capital
y el Poder, pero infértil, perjudicial y autodestructiva, cuando interfiere en
las relaciones entre anarquistas, dado que su finalidad objetiva es la
imposición y reintroduce, de la peor manera, la relación autoritaria entre
personas que, supuestamente, la odian. Su único resultado es el
autoaislamiento, la destrucción de la dialéctica y, al final, la anulación
práctica de nuestra proyectualidad anarquista.
Pero claro, no consiste en
una partenogénesis. Sin embargo, el impulso natural hacia la autoridad e
imposición existe dentro de todxs nosotrxs, al igual que la pasión por la
libertad y el deseo de igualdad en nuestras relaciones como compañerxs. Muchas
veces surge espontáneamente a través de la expresión de nuestros instintos
contradictorios y se expresa con o sin pretextos éticos o políticos, pero la
mayoría de las veces los motivos son obvios. No tiene sentido hablar aquí de la
violencia que se manifiesta por razones personales en las relaciones
interpersonales, solo nos limitamos a decir que es una cuestión de conciencia y
de consecuencia con los valores evitar estos métodos autoritarios.
Hablaremos del uso de la
violencia como herramienta de imposición política que, cuando no apunta a los
poderosos y se vuelve contra lxs anarquistas, destruye literalmente el
significado de nuestra visión anarquista: tanto si se ejerce en una
manifestación contra compañerxs que eligen, por ejemplo, una estrategia de
enfrentamiento contra la madera, mientras otrxs siguen una estrategia
diferente, o si se trata de una crítica, que alguien cree que es ofensiva o
difamatoria. En el primer caso, la única solución posible es la composición de
las estrategias y, si eso no es factible, por la falta de organización y
comunidad, la solución es seguir distintos caminos de lucha. En el segundo
caso, los análisis estarían de más. Como es aceptado por todos que, aunque haya
una sola realidad, cada unx de nosotrxs la percibe de manera distinta y las
verdades subjetivas de cada compañerx varían. Por lo tanto, cuando alguien
critica, lo más probable es que quien recibe la crítica se sienta difamadx. Los
límites entre crítica y calumnia son delgados, hasta inexistentes. La única
restauración posible de la verdad subjetiva de quien recibe esa crítica es a
través de la expresión verbal. Ninguna imposición violenta puede indicar quién
dice la verdad, solamente quien tiene más fuerza (física, organizativa o
armada).
Pero la esencia es que la
invocación de un código de honor que se ve afectado y de una imagen que se
mancha no tiene nada que ver con el carácter iconoclasta de la crítica
anarquista que promueve el desafío perpetuo y profana lo sagrado, liberando el
espíritu humano de la rigidez mental.
Así que tratar de dar fin a
la introversión de lxs anarquistas con un acto de pura violencia autoritaria,
puede tener 2 resultados: 1º, el inicio de otra confrontación-masacre violenta
entre anarquistas, en la que se derramará mucha sangre, saliva y tinta, o 2º,
la obediencia de todxs al conservador código de honor de caballeros, que
conlleva la mutilación de la crítica con miedo y la consecuente castración de
la anarquía de la herramienta más importante de la autoevolución.
Naturalmente, no nos
engañamos con lo de que la paliza a nuestro compañero Yannis Naxakis tenía en
realidad como objetivo sanar “la sífilis de la introversión”. Leyendo entre las
líneas, cuando la CCF
escribe que no hay correcto ni incorrecto, pero que todo es objetivo, es muy
fácil bautizar nuestra verdad de mentira y señalarnos como impostores.
Sabiendo, pues, que la amenaza del asesinato apunta indirectamente hacia
nosotros también, opinamos que la vil emboscada a nuestro compañero fue un
momento de un plan político-militar para imponer el silencio sobre temas
concernientes a esta organización. Aparte de un chantaje, de carácter mafioso
que transgrede los valores anarquistas, constituye ahora, no solo una muestra
de un comportamiento autoritario extremo sino también una expresión de un
totalitarismo peligroso y fetichismo de la violencia que puede dirigirse,
potencialmente, contra todos. Y este plan viene a completarse con la amenaza
contra el compañero, que si no retira sus palabras, tendrá problemas en todas
las prisiones y acabará en módulo de aislamiento-protección.
Y, naturalmente, el
totalitarismo es simplemente la evolución esperada del uso de la violencia como
regulador de la dialéctica revolucionaria. Ya es conocido que dentro del seno
del movimiento revolucionario salieron el terrorismo de la guillotina
democrática, la censura sangrienta del estalinismo, mas también el fascismo
mismo. Podemos entonces imaginarnos, por muy oxímoron que parezca, un Poder
“anarquista”, que exige la aceptación de su naturaleza anarquista como
condición necesaria, para que no se califique a alguien de impostor del partido
anarquista y se le mande a la horca. Esta es la peor pesadilla para la
proyectualidad anarquista y un peligro real, cuando encuentran espacio y se
desarrollan tales mentalidades, como la que expresó con dichos y hechos el
núcleo de miembros presxs de la
CCF.
Por supuesto, hay varias
extensiones que hacen este suceso horripilante, como el hecho de elegir
arriesgar el detonante de un círculo sangriento entre los considerados como
anarquistas en Koridallos (dentro del ambiente hostil de la cárcel), dejando al
Estado el papel de árbitro, repartiendo cadenas perpetuas en “celdas blancas” y
a los buitres de los media difamando y quitando el sentido de nuestra lucha a
los sujetos que no están conectados directamente con los círculos anarquistas y
que nos consideran como una totalidad indivisible en la que las acciones de unx
nos las cargan a todxs.
El hecho de que creemos que
en el ambiente hostil de la cárcel no hay espacio para devolver la violencia
autoritaria como contra violencia, en ningún caso significa que aceptemos la
salida que estratégicamente deja el texto de la CCF , sino seguramente romperemos el silencio que
se nos intenta imponer mediante amenazas, estando preparados para enfrentarnos
a las consecuencias de nuestras palabras.
Otra dimensión exasperante
del suceso es que los que golpearon usan como pretexto la calumnia, que muchas
veces han puesto en práctica ellos mismos tanto contra nosotros como contra
muchos proyectos anarquistas con los no están de acuerdo, usando un lenguaje,
en el que la crítica dura se mezcla con maliciosidad y expresiones agresivas.
Cuando más, para superar la (imprecisa y consecuentemente malinterpretable,
según nosotros) crítica del compañero Naxakis (que nos señala también a
nosotros, no para distanciarse, sino para expresar su pensamiento diferente),
le difaman extremamente. La afirmación sin fundamento de que el compañero
critica la CCF
por un trato más favorable en el tribunal, tropieza con el hecho de que ha
elegido la negación total de defensa legal. Mientras tanto, las acusaciones
sobre utilitarismo y comodidad se desmienten por su actitud permanentemente de
enfrentamiento con el servicio penitenciario. El uso de la violencia física
como medio de imposición de opiniones dentro del espacio
anarquista/antiautoritario es exactamente la consecuencia de la transformación
de las conversaciones que toman lugar en las cafeterías y de las enemistades
personales en textos políticos, ya sea por rigidez mental o vanidad. La violencia
verbal que tantos años llevan aceptando y reproduciendo lxs anarquistas,
desarraigando valores anarquistas básicos, como el respeto mutuo y el
entendimiento, preparó el terreno para la aplicación de tales prácticas.
En fin, la cuestión para
nosotros no es recordar otra página negra en la historia de la lucha
anarquista, ni aislar políticamente corrientes u organizaciones anarquistas,
sino tachar de una vez por todas, comportamientos que degeneran la esencia de
nuestra lucha. Por supuesto que no nos hacemos los santos puros, dado que la
mayoría de nosotros nos hemos involucrado en sucesos de violencia
intranarquista. La CCF
– núcleo de miembros presxs nos ha ofrecido un ejemplo a evitar, que
simplemente demuestra cuál es la evolución de la cultura de la violencia.
Superémosla.
La cuestión tampoco es
aplicar un anarcómetro y decidir si o cuán anarquista es cada presx; esa lógica
nos conduce al fácil a señalar fácilmente a lxs compañerxs. La cuestión es que
la intensidad de la violencia (mano y pie rotos), que se aplicó y sigue
aplicándose como forma de presión que busca la retirada del texto, nos lleve a
reflexionar y restablezca los valores anarquistas como la sensibilidad y la
indulgencia, que nos han llevado a sentir asco por el sistema de Poder y
combatirlo.
Por la erradicación, de una
vez por todas, de la violencia como herramienta de imposición política
intranarquista y que se vuelva contra el Estado y el Poder.
Porque la sífilis de la
introversión se afronta solamente con la acción contra el verdadero enemigo y
no mediante demostraciones machirulas de fuerza.
Porque la verdad absoluta la
poseen solo los inquisidores; las personas rebeldes siempre la pondrán en duda,
asumiendo el peso de sus elecciones.
Los anarquistas:
Yannis Michailidis
Babis Tsilianidis
Andreas-Dimitris Bourzoukos
Dimitris Politis
Tasos Theofilou
Alexandros Mitroussias
Grigoris Sarafoudis
Giorgos Karagiannidis
Argyris Ntalios
Fivos Harisis
Yannis Michailidis
Babis Tsilianidis
Andreas-Dimitris Bourzoukos
Dimitris Politis
Tasos Theofilou
Alexandros Mitroussias
Grigoris Sarafoudis
Giorgos Karagiannidis
Argyris Ntalios
Fivos Harisis
P.D.: Este texto expresa
nuestra postura ante la emboscada que se le tendió a nuestro compañero.
Elegimos no hablar sobre los temas que toca Yannis y la postura de la CCF dentro de la cárcel,
porque mucho antes de los últimos sucesos y la publicación de los últimos
textos, habíamos decidido no hacerlo, ya que creemos que sería contraproducente
e inútil en este período. De todos modos, sabemos que nuestra experiencia
personal es más fácil malinterpretarla que transmitirla.
Carta del anarquista preso Yannis Naxakis desde la
cárcel de Koridallos (03/01/14)
El 3 de febrero me juzga el
Poder oficial, con todos sus honores, como a un “terrorista” de turno más en
Grecia. Me importan una mierda los que me acusan y, obviamente, no pondré un
pie en el juzgado. Venimos de mundos muuuuuuuuuuuy distantes, no hacen falta
análisis. En otras palabras, me cago en su justicia. Los cargos no me importan.
El caso de los arrestos en Nea Filadelfia es más o menos conocido y, de todos modos,
me acusan de prácticas anarquistas habituales, así que no tiene ningún sentido
decir cosas que ya se han dicho mil veces.
Digámoslo de otro modo.
Cuando alguien ha tirado a la basura la vida “normal” que ofrece este aburrido
mundo, ¿cómo puede no cagarse en las cuestiones moralistas de restricción, como
leyes del Estado y compromisos como el trabajo? Ahora, sobre el otro cargo, el
de organización, apesta un poco, nada más, solo porque yo siempre estuve contra
la idea de las “organizaciones”. Son demasiado burocráticas para mi gusto
anarquista. Prefiero la libertad de las agrupaciones informales o mi propia
soledad para combatir lo existente.
Sobre lo más práctico del
juicio, no necesito ni defensa, ni mucho menos representación, por eso, no voy
a llevar testigos ni tener abogado. No necesito del espectáculo moralista de
mentiras de los primeros, ni de los disparates legalistas del segundo. El único
movimiento legal que haré es apelar la sentencia (si me condenan y la pena no
es la mínima) cuando se acabe el juicio, claramente, pensando que en las
apelaciones las sentencias siempre bajan un poco.
Además, dado que más que
nada el argumento que se oye, incluso entre los círculos anarquistas, de que la
presencia en el juicio es de gran importancia porque nos da la oportunidad de
estar en la tribuna pública del discurso es mentira, tiene que dejar de oírse,
sobre todo porque, desde hace años, podemos publicar libremente los textos que
queremos en Internet, accesibles para cualquier interesadx. A fin de cuentas,
no tiene ningún sentido decirles lo que pensamos desde el banquillo de lxs
acusadxs, mientras ellos dan un recital de bostezos sobre su elevado sillón.
Más que nada, así, estos arrogantes se sienten reafirmados existencialmente.
Por supuesto, como no me
interesa el procedimiento, no hay posibilidad de yo quiera que otrxs se
interesen y se reúnan, yo qué sé, por fuera de los juzgados, por algo como la
solidaridad conmigo. Yo me imagino la solidaridad como una condición permanente
de guerra al Poder que no se ajusta de ninguna manera a los calendarios del
movimiento. La imagino como un viaje conspirativo sin vuelta atrás, hacia
lugares ilegales, como una nueva lucha y, a la vez, una venganza por lxs compas
muertxs y encarceladxs. Como una serie de intervenciones violentas, ruidosas y
repentinas contra el suave flujo del tiempo autoritario, un enérgico e,
inevitablemente, chantajista ejercicio de “presión” contra todos los jueces de
la libertad, a favor de todxs lxs negadorxs cautivxs pero, sobre todo, a favor
de todo el mundo de la anarquía.
Un escrito adicional por las recientes
actualizaciones en las prisiones de Koridallos
Hace ya 8 meses que estoy
tras las rejas y, además de la etapa obligatoria de “ajuste” en el espacio de
la prisión, admito que también ha habido buenos momentos dentro de la miseria
general de la historia. Momentos de desobediencia, insubordinación y ruptura
con las autoridades penitenciarias a diferentes fases y niveles, individuales y
colectivos. Junto a mi intento de manejar el surrealismo de la situación que
supone la realidad supercomprimida de unos pocos metros cuadrados y la
realización de la pesadilla diaria en la que ni siquiera puedo abrir una jodida
puerta y salir de esta mierda, también hubo un ambiente que equilibraba un poco
todo el escenario. Tuve la oportunidad de compartir los momentos descritos
junto a buenos compas, viejos conocidos y otros no, una cálida comunidad de
personas cuyas diferencias de percepciones no fueron un obstáculo para nuestra estrategia
común de ruptura. Por lo tanto, junto a la mayoría de anarquistas del módulo A
(de los que ahora estamos juntos en el módulo D), fastidiamos, provocamos,
molestamos y enfadamos mucho al servicio penitenciario, el ejemplo más
inmediato de Poder ante nosotros. Batallas con su propio significado especial,
pequeñas claro, porque la batalla absoluta en la mente de alguien encerradx
debe ser siempre la fuga.
Aquella mañana del 13 de
diciembre, un típico carcelero decidió hacer un informe directo a la oficina de
sargentos sobre una reacción agresiva que recibió de algunos de los compas, en
la cual, erróneamente en mi opinión, le cayeron un par de tortas en el patio.
Digo erróneamente por el resultado, porque creo que esas tortas se podían
retenido y pasar a ser algo más fuerte en algún otro incidente más serio que
habría causado, tarde o temprano, uno de estos guardias bastardos que le
levantan la manita a lxs presxs. Nos referimos ahora al tipo, al carcelero
Yannis Mylonas, que cuando está de servicio y todxs están encerradxs en el
módulo, se saca el boli y escribe en los muros los títulos de sus canciones en
YouTube, en un desesperado gesto de autoafirmación. Solo que los resultados de
la búsqueda empeoran su posición. Me dolían los oídos después de este triste
intento musical. Siguiendo con la escena, la oficina de sargentos
inmediatamente informó a la fiscalía. Esa misma tarde, el asqueroso alto mando
Vasilis Lambrakis, junto a 40 gendarmes y secretas, nos llevó en volandas a los
8 (aunque a diferentes horas) desde la oficina, y nos “repartió” por diferentes
módulos de la prisión, como ya se sabe, terminando yo en el módulo D.
En realidad, esta fue una
reacción normal por parte de las autoridades penitenciarias, pero con una
notable cooperación de presos-cabecillas que, desde el momento en que vieron el
peligro de perder sus –con todo, envidiables– privilegios adquiridos (una
manera sería, por ejemplo, a través de un registro de todas las celdas, o sólo
de celdas específicas aparte de las nuestras; algo exagerado pero no
improbable, como una estrategia de la maldita prisión para crear fricciones
internas entre lxs presxs, en la lógica del divide y vencerás), corrieron a
acordar con el servicio que estos chicos malos anarquistas se piren de la zona.
Obviamente, la conclusión tras esto, es que los privilegios del módulo A están
inseparablemente ligados a la calma del módulo. Por supuesto, a decir verdad,
todo esto más o menos se esperaba. En relación con la opresión por parte del
servicio penitenciario, un posicionamiento determinista se ajustaría
absolutamente a la descripción de la situación. Es decir, nada raro, pues como
dije, estuvimos siempre contra, contra y contra, mientras las pequeñas
acciones/experimentos dentro de un ambiente extraño y pasivo aumentaban con
progresión geométrica. Con precisión matemática nos encontramos –más allá de la
distancia– básicamente trasladados, y en unos pocos días probablemente
imputados con castigos disciplinarios. Para mí, un castigo disciplinario de
hasta 2 años lo puedo asumir porque no me cuesta nada (a menos que algo extremo
suceda con los resultados del juicio). Lo descrito anteriormente son todos
momentos arriesgados e incómodos, pero también un recordatorio a nosotros
mismos de quién coño somos, dentro de esta (por lo demás) asimilativa y
repetitiva cotidianeidad, dentro del clima generalmente podrido por las palizas
raciales, las jerarquías, los complejos homófobos y el machismo abundante de la
mayoría de los presos.
Y aunque no me sorprendió la
actitud despreciable de muchos presos, porque no esperaba nada mejor de los
grupos cerrados –informalmente o no– y jerárquicos, como los creados en el
módulo A, muchos de ellos procedentes de países de la antigua URSS, muchos de
los albaneses y los bravucones, no escondo que me chocó cuando otro grupo
organizado, el de la
Conspiración de Células del Fuego, comenzó a posicionarse en
contra de nuestra actitud antiautoritaria. Me gustaría mucho creer que esto
sólo representa a las mismas personas que he oído expresándose de manera hostil
antes, pero desafortunadamente no puedo, juzgando también por cómo se mueven
generalmente. Así que la culpa es colectiva. La razón por la que digo esto son
los recientes “comentarios” (los que lo necesitan saben a qué me refiero) que
hicieron sobre los recientes acontecimientos y la huelga
de hambre/sed de los chavales, que muchos son idénticos a las cosas que nos
dijeron en discusiones repentinas durante los últimos meses. Y dado que estas
son cosas serias, cuando dices abiertamente “estas movidas que causáis son
inútiles en la cárcel”, teniendo en consideración los comportamientos
autoritarios y la actitud general de los últimos meses, junto con su intento
estresante de transmitir exagerados escenarios alrededor de las consecuencias
de una ruptura con el servicio penitenciario, pues joder, quedarás expuesto.
Asco. Personas que dejaron su propia huella en la historia de la guerra contra
lo existente, algunxs con largas condenas y otrxs, esperando por las que estén
por caer, personas a las que yo siempre defendí ante las calumnias de los
bocazas anarcofóbicos –y continuaré haciéndolo allá donde haga falta– cayeron
ante mis ojos. Si permaneciesen en una actitud neutral, es decir, distanciarse
y preocuparse de sus propios asuntos, yo me mantendría en un nivel de sorpresa,
como cuando entré por primera vez y no estaría molesto como ahora. Pero ninguna
excusa –no importa lo buena que sea– es suficiente para tapar la vergüenza de contraponerse,
usando enfermas tácticas de difamación, a los que son casi los únicos que hacen
directa –aunque no sea gran cosa– la ruptura con el régimen de la prisión.
El incidente con el guardia,
por lo tanto, fue la razón de los esperados créditos finales de mi breve paso
por el módulo A de las cárceles de Koridallos. Del módulo A, nunca olvidaré la
intensa movilización de algunos presos que siempre se veían en la oficina de
los sargentos, especialmente, tras algún pequeño jaleo en el módulo. Desafortunadamente,
este fue el único tipo de “movilización” de presos que vi desde que estoy en
prisión, porque por supuesto las protestas que tuvieron lugar en el módulo A, a
parte de una que llevamos a cabo con los compañeros y 2 o 3 personas más sin
ninguna participación real de los otros presos, no cuentan para mí, ya que
siempre se hicieron después de un… acuerdo con el sargento de turno. Lo único
seguro es que tras este movimiento represivo muchas cosas cambian. Cómo
marcharán las cosas de ahora en adelante es algo que nos toca responder a
nosotrxs. Me despido por ahora…
Yannis Naxakis,
Módulo D de las prisiones de Koridallos.
3/1/2014
Módulo D de las prisiones de Koridallos.
3/1/2014
PD 1: Honor a Sebastián
Oversluij Seguel que el 11/12/13 cayó asesinado, durante un atraco, por las
balas de un guarda de seguridad, en Santiago de Chile.
PD 2: Fuerza al huelguista
de hambre Spyros Stratoulis [Spyros finalizó su huelga de hambre el 10/01/2014]
1 comentario:
Algunos solo publicaron las cartas del tal Yannis y de los que se disocian de las CCF, pero no la de los compas de la CCF, así con estos web solidarios de temporada, que se corren cuando las papas queman, y que van a hacer-decir ahora, frente a una nueva oleada de represión contra la CCF y su entorno por la paliza a Yannis y la fuga de un compañero guerrillero?? seguiran callados?? o solo solidarizando con palabras???
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