sábado, enero 30, 2010

¿UN 2010 CALIENTE? LA GUERRA DE CUARTA GENERACIÓN Y LA ESTRATEGIA ANTI SUBVERSIVA DEL ESTADO $HILENO.


Introducción:


La coyuntura generada desde fin del año 2009 amenaza con subir el nivel de la temperatura y convertirse en un verano caliente. Esta situación se ha visto jalonada de sucesos recientes de amplia repercusión como son el asalto y allanamiento a los centros sociales ocupados realizado por las fuerzas represivas bajo órdenes del “fiscal anti-bombas” Francisco Jacir cediendo a las presiones del Ministerio del Interior, específicamente a partir de las bravuconadas del subsecretario Patricio Rosende. Esta acción, con una clara intencionalidad mediática y política, toda vez que fue realizada a día de las elecciones, fue reconocida por el mismo ministro del interior, Edmundo Pérez Yoma, al declarara que estas acciones contra los jóvenes okupas “venían en un muy buen momento”. A pesar de ello, todo parece indicar que la jugada del montaje fracasó, principalmente por la falta de pruebas reales y concretas con las que realizar acusaciones serias, lo que viene a confirmar la falta de resultados en la investigación por los atentados explosivos contra instituciones del Estado y el Capital y el éxito en la estrategia de golpes difusos de la subversión autónoma libertaria basada en grupos sin dirección central, pero coordinados por un horizonte común. Prueba de ello, es que los atentados no sólo han continuado, sino que estas acciones se han expandido con fuerza creciente a otras regiones del país, especialmente en la ciudad de Concepción donde la existencia de una o más células operando ha causado alarma en las autoridades políticas y policiales.

A estos sucesos vino a sumarse en días recientes la expulsión desde Argentina de Freddy Fuentevilla y Marcelo Villarroel Sepúlveda, combatientes que se encontraban detenidos en Neuquén (patagonia argentina) por porte de armamento de guerra luego de cruzar la cordillera a pie, huyendo de un cerco mediático policial que hacía peligrar sus vidas, luego de ser inculpados a través de la prensa del asalto al Banco Security y el posterior enfrentamiento armado en que murió el miembro de las fuerzas represivas, cabo Moyano. Por supuesto que la prensa burguesa y fiel partidaria de la violencia estatal, catalogó como “frío asesinato” este enfrentamiento entre hombres armados donde las fuerzas represivas sacaron la peor parte, en circunstancias que cuando la policía dispara por la espalda a un mapuche, a una estudiante, a un trabajador o a un poblador, la prensa prostituida al capital y al estado, prefiere hablar con los cínicos términos de “confuso incidente” o incluso de “legitima defensa” de la policía. Es cierto, no se podría esperar más de los periodistas-policías, pero sorprende y repugna los niveles a los que pueden llegar estos agentes avalando la violencia psicópata de la policía y el estado contra personas desarmadas, niños y ancianos incluidos, sin ninguna capacidad de defenderse. Esta actuación de los medios oficiales se da contrapelo incluso de lo que plantean informes de organismos internacionales y uno que otro organismo chileno que ha comprendido que los derechos humanos es algo más que mendigar una pensión del estado. Sin embargo, esta misma prensa rastrera y abyecta grita histérica “¡terrorismo!” cuando los mapuche se defienden o cuando algún grupo autónomo pretende devolver en una mínima porción y alterar la impunidad en que viven estos criminales de uniforme en su despreciable trabajo consistente en preservar los privilegios de una minoría a costa de golpear, encerrar e incluso asesinar a los que osan levantarse. Como ingredientes adicionales, los últimos días, la nueva vocera de gobierno, Pilar Armanet, ha reconocido que fiscales investigan un tráfico de armas desde la región metropolitana hacia la llamada “zona de conflicto mapuche” también la detención del ciudadano vasco en Temuco involucrado supuestamente con la seguidilla de atentados explosivos en Santiago y regiones, donde además se buscan los vínculos de Asel Luzuriaga con casas visitadas en la región Metropolitana.

Sin embargo, a esta altura de la evolución y subida de nivel de conflictividad con una parte del movimiento social en $hile, sumado a una elección incierta en que se disputan el gobierno 2 facciones del capital, cabe preguntarse si el estado $hileno afronta con la misma estrategia de antaño el desafío al Estado que significa la lucha de los mapuche en su guerra de liberación y de la nueva subversión autónoma libertaria de carácter urbano. Las líneas que siguen tratan de ver en perspectiva algunos aspectos de este problema, en el marco de la hipótesis que hay una nuevo desafío subversivo al estado $hileno que se encuentra en plena evolución y desarrollo y que este puede ser el germen de un nuevo ciclo de enfrentamiento con el Estado Capital que se sume a los otros intentos que han existido en la historia de $hile desde el siglo XX, es decir que estaríamos ante la formación de un nuevo intento de asalto proletario.

La Guerra de Cuarta Generación y el nuevo ciclo de confrontación con el Estado Capital

Curiosamente el primero en ligar los grupos de encapuchados y anarquistas con el surgimiento de un conflicto de cuarta generación fue el general José Alejandro Bernales, conocido represor y torturador cuando estaba a cargo de la dirección de Inteligencia policial de carabineros y hoy reconvertido en santo oficial de la democracia y la concertación, en una entrevista concedida al diario vespertino La Segunda.

Si bien, la guerra de cuarta generación obedece a una conceptualización confusa de parte de cuentistas políticos y estrategas militares, en términos generales se podría decir que se trata de conflictos surgidos luego del fin de la guerra fría y de la confrontación Este-Oeste entre el imperio soviético y el imperio estadounidense. Esto daría lugar a conflictos caracterizados por la existencia de un enemigo difuso, de tal forma que el teatro de operaciones militares es indescifrable. Al mismo tiempo, se plantea que las jerarquías no son las convencionales, sino que se difuminan en sub-unidades que son parte de un entramado organizacional muy difuso. ¿Algún parecido con $hile y los reclamos del ministro Pérez Yoma excusando a las policías y la fiscalía por no encontrar a los autores de los ataques explosivos, ya que se trata de grupos que se arman sólo para cometer un atentado y luego se diluyen?

Todo esto, por supuesto, en el marco de los llamados conflictos asimétricos, es decir, conflictos entre un actor fuerte y otro débil que plantea un tipo de confrontación donde el débil elude el poder militar del fuerte (el Estado). Es por eso que la guerra social, la subversión y las insurrecciones por ejemplo, son caracterizadas por los estrategas militares del enemigo como conflictos asimétricos internos. Otras características de los conflictos de cuarta generación son los siguientes:

La información es el elemento principal en el conflicto. Según el Coronel Thomas X. Hammes en un artículo publicado en la revista “Military Review” del ejército de estados unidos, plantea que con los conflictos de cuarta generación (4GW, por 4ª Generation War) se ha producido un cambio estratégico en la guerra, mutando desde campañas militares apoyadas por campañas de información a campañas de comunicaciones apoyadas por operaciones guerrilleras o subversivas. Esto, además, se daría en el contexto del paso una sociedad mecánica a una sociedad informática/electrónica que podría maximizar el poder de la insurgencia. Todo esto nos habla de la enorme importancia que da el enemigo a las comunicaciones, al manejo de la información y a la creación de la “opinión pública” mediante los medios de prensa corporativos adscritos a la estrategia del complejo Estado – Capital. Como lo anterior lo plantea un alto oficial del ejército imperial, propongo tomarlo muy en serio.

Sin embargo el aspecto referido a la información y las comunicaciones también nos habla de la preocupación que genera en nuestro enemigo las potencialidades de la contra información que circula por fuera de las redes de control del poder. De esta forma, el enemigo, es decir, el complejo Estado – Capital y sus aparatos militares son perfectamente concientes que, así como las redes de comunicación y las transformaciones en el aparato tecnológico sirven para dinamizar la economía capitalista y la circulación de la mercancía, también son una herramienta para la subversión del orden dominante y un medio accesible para la guerra social de liberación. La prueba más palpable de esta situación son los chillidos histéricos de “El Mercurio”, contra los blogs y páginas anticapitalistas en que, según ellos, se coordinan los grupos antisistémicos.

Una tercera característica de las guerras de cuarta generación es la transformación organizacional del enemigo débil (a saber, nosotros). Siempre siguiendo la argumentación del coronel Hammes, las últimas insurgencias demuestran que no se trata de organizaciones tradicionales, sino de coaliciones voluntarias conectadas por redes. Estas insurgencias de cuarta generación, al igual que sus antecesoras en términos históricos, mantienen el denominador común de evitar la fortaleza militar del oponente. Es difícil en este punto no hacer una relación con las palabras del inefable Patricio Rosende, quien se declara “hasta la coronilla” a propósito del último ataque a un camión forestal en territorio mapuche, señalando que los autores “son cobardes que actúan al amparo de la noche”. ¿Pero qué esperaba este ramplón funcionarillo del poder? ¿Qué los mapuche ataquen una comisaría en el centro de Temuco a plena luz del día y a cara descubierta? ¿Esos son los términos valentía-cobardía en que deben desarrollar su guerra de liberación? Lo que a ningún militar le sorprendería, es decir que una insurgencia busque la sorpresa, elija el terreno propicio, tenga la iniciativa, generando todas las condiciones que le permitan aplicar en una relación favorable el máximo de su poder en la parte más débil del dispositivo enemigo, resulta que al señor Rosende lo sorprende y lo indigna. Da risa tanta estupidez.

Por último, pero no menos importante, está el aspecto ligado con la globalización capitalista, es decir, que en un mundo interconectado, es muy vulnerable a la interrupción en la cadena de transmisión de las materias primas. Así, los asuntos comerciales se convierten rápidamente en problemas de seguridad nacional. En este aspecto $hile, en tanto proveedor de materias primas por excelencia, es un ejemplo paradigmático: producción de cobre, celulosa, por ejemplo se han visto alteradas ya sea por huelgas de subcontratistas de Codelco o por los ataques de la insurgencia mapuche. Las potencialidades, pero también los desafíos que ello otorga, deben ser considerados con la máxima seriedad por la nueva subversión en el marco de la apertura de un nuevo ciclo de confrontación con el Estado.

Pero lo central, son las formas que adquirirá la respuesta antisubversiva en el futuro próximo. Ya lo señalábamos en un artículo reciente titulado “Prepararse para lo que viene…” acerca de una escalada en la estrategia represiva del Estado. Pero esta escalada pareciera tener objetivos mediáticos y tratando de mostrar eficiencia o alguna respuesta. Lo complejo será cuando el Estado se comprometa en una batida a fondo y la estructuración de una estrategia que complemente de forma adecuada la inteligencia operativa y el análisis contextual, es decir, social y político. Todo ello contra una subversión en periodo de crecimiento, evolución y consolidación que, hasta el momento se ha caracterizado por:
Ser difusa, no plantear un frente de batalla ni moverse bajo los cánones militaristas o de vanguardia, propios de la subversión de corte castro-guevarista.
Funciona en red o con un horizonte común, desechando la forma organizativa clásica de una gran organización piramidal y jerárquica.
Lleva a cabo una confrontación o, a lo menos, un desafío subversivo de muy bajo costo. Además que autoproduce sus explosivos con materiales que se pueden conseguir en cualquier parte, no depende ni de un Estado, ni de un gobierno que los apoye, ni de una cadena de suministros central.
En términos generales, ha tenido éxito en poder golpear sin ser golpeada.
Ha tenido un efecto reproductor y multiplicador de potencialidades que todavía falta ver desplegadas, sobretodo en períodos de auge de la conflictividad social y política.
El “fenómeno” se ha extendido a regiones y no ocurre sólo en Santiago.
Potencialmente, la nueva subversión es complementaria a la guerra de liberación mapuche y con el auge de la protesta social no guiada por los partidos políticos reformistas, es decir con el desborde y la explosión social.
Por último, la nueva subversión, no es un fenómeno local, sino que tiene una dimensión internacional creciente.

Demás está decir que la forma en que se enfrente y sortee el futuro próximo, determinarán las posibilidades reales de la nueva subversión para poner en peligro el actual orden de dominación.

No hay comentarios.: