(N. de R. Estos panfletos han sido difundidos en las recientes luchas proletarias y estudiantiles. )
COMPAÑEROS:NO NOS ENGAÑEMOS: TODAS NUESTRAS PROTESTAS SON VIOLENTAS, INCLUSO LAS QUE SON “PACÍFICAS”.
Cada paro, toma, asamblea y marcha es un acto de violencia contra la normalidad capitalista, contra la pasividad y la obediencia, contra el estado y la propiedad. Esta violencia no la empezamos nosotrxs, pero tenemos que continuarla hasta el final si queremos dejar de vivir como esclavos. DESDE AHORA, TODO RETROCESO SERÍA UNA DERROTA. Y la única forma de avanzar es hacer que los poderosos coman su propia mierda. La burguesía apuesta siempre a dividir a los explotados, maniobrando para que cada sector levante sus propias demandas y se olvide de los demás. Así, los estudiantes luchan sólo por sus propias demandas, los trabajadores por las suyas y así también los pobladores. Esta capacidad para dividirnos es la mayor arma de nuestros enemigos y en eso consiste su violencia contra nosotrxs. Pero nuestra realidad es una sola: somos una misma clase: el estudiante está condenado a ser trabajador, el trabajador es un esclavo a sueldo: por eso está sentenciado a luchar. Por eso es vital entender la lucha como una sola. Por eso, el peor golpe para el Estado y las clases dominantes será romper estas falsas paredes que mantienen esta falsa desunión. Por eso NINGUNA TOMA DEBE BAJARSE HASTA QUE SE CUMPLAN ESTAS CONDICIONES:
- Derogación inmediata de la ley L.O.C.E. y de la Ley Anti-terrorista.
- Fin de la PSU y de cualquier filtro competitivo para estudiar.
- PASE ESCOLAR, MATRÍCULAS Y ARANCELES GRATUITOS en todos los niveles de la enseñanza.
- Libertad a todos los luchadores mapuches presos.
- Retiro inmediato de las tropas chilenas de Haití.
- Condonación total de las deudas habitacionales y entrega de viviendas GRATUITAS para todos.
ELIGE UN ENEMIGO GRANDEY TENDRÁS QUE HACERTE GRANDE PARA ENFRENTARLOACHICA TU MIEDO, PORQUE CUANDO TU MIEDO CRECE TÚ TE HACES PEQUEÑO
reguerodepolvora.blogspot.com
ESTO ES LUCHA DE CLASES
LA LUCHA DE CLASES NO ES UN ESPECTÁCULO
NO HAY ESPECTADORES
TODXS TOMAN PARTIDO EN ELLA.
.LO QUIERAN O NO …
Los amos de la sociedad quieren que sólo veamos lo que ellos nos muestran: unos cuantos representantes estudiantiles negociando con un puñado de funcionarios gubernamentales. Por otro lado, casi todos los opositores al régimen, personas sin imaginación y sin rebeldía, hablan de “defender la educación”, y no se les ocurre que este sistema de enseñanza no hay que defenderlo, sino que hay que destruirlo. Exigen que la PSU sea gratis, pero no piensan que sería mejor abolir la PSU. Quieren que no se discrimine a la gente por su dinero, pero aceptan que se la discrimine por su “aptitud académica”. Luchan por la “igualdad de oportunidades” sin preguntarse: ¿oportunidades para hacer qué? Esta sociedad se ama tanto a sí misma, está tan convencida de ser el mejor mundo posible, que en momentos como éste, cuando estalla el asco de vivir así, todos piensan en reformar el sistema, pero no en demolerlo. ¡Los estudiantes quieren que se derogue una ley del estado! ¡Quieren perfeccionar una prueba que distingue a ganadores y perdedores en la competencia capitalista! ¡Quieren que se les domestique mejor para la esclavitud asalariada! Si no pudiéramos esperar nada más de esta magnífica revuelta, ¡sería mejor ahorrarnos las molestias y los riesgos, y volvernos a nuestras casas!
Los pocos que piensan en destruir esta sociedad inhumana, y que se atreven a decir lo que piensan, son aislados y marcados como vándalos o locos. La paradoja es que los partidarios del diálogo democrático, los que rechazan la violencia callejera, hace rato que están violentando las reglas más elementales de la convivencia democrática. ¿No saben que los liceos son propiedad del Estado? ¿Acaso cerrar las puertas de un liceo y ocuparlo durante semanas, no es violentar el orden dominante? Paralizar las clases ¿no es un acto de violencia contra el normal funcionamiento del sistema de enseñanza? Tratar de obligar al gobierno a derogar una ley, ¿no es violentar un sistema político basado en el dominio de una minoría elegida? Pero estos mismos jóvenes que han violentado el sistema de enseñanza de un país entero, se horrorizan cuando uno lanza piedras contra un vehículo blindado que podría reventar un cuerpo humano sin dificultad.
Los estudiantes se juntan en asambleas para decidir actos arbitrarios, hacen ocupaciones ilegales, bloquean el sistema educacional, levantan barricadas con sillas y mesas, cierran los accesos con cadenas y candados, usan palos para defenderse de los ataques externos, ejercen una autoridad inflexible en los liceos tomados… ¡pero se escandalizan si uno defiende la violencia de clase! Los estudiantes están ejerciendo una bella dictadura de clase en sus liceos, ¡pero no quieren que uno critique con piedras la hipocresía democrática! Los estudiantes no entienden lo que ellos mismos están haciendo. En vez de hacerse responsables de sus actos y llevarlos hasta sus últimas consecuencias, les preocupa quedar bien ante la opinión pública. ¿No saben que si los dueños de la sociedad deciden desprestigiarlos para facilitar la represión, les bastará con exhibir unas cuantas imágenes trucadas en los noticiarios? ¿No saben que la opinión pública es un producto fabricado por los medios? En la sociedad de clases, las ideas dominantes son las ideas de la clase dominante.
Como no comprenden lo que ellos mismos están haciendo, los estudiantes no se dan cuenta de lo peligroso que es el juego que están jugando. No entienden lo peligroso que es ahora conformarse con objetivos limitados. No se dan cuenta que en estos pocos días, han puesto a esta sociedad patas arriba y la han sacudido a cachuchazos, y que están a punto de despertarla de su letargo. No ven que con sus métodos de lucha, con su actitud intransigente y con su coraje, están haciendo que muchas falsas ilusiones caigan hechas pedazos. No entienden que su acción es revolucionaria. Y que en esta sociedad, los que emprenden acciones revolucionarias y no las llevan hasta el final, cavan su propia tumba. ¿Esperaremos a que nuestros enemigos de clase nos liquiden para comprender lo lejos que habíamos llegado?
El conflicto en los liceos ha puesto en alerta a la clase propietaria, a la clase política, a los milicos y mercenarios del capital, a los burócratas y aprendices de burócrata… En fin, a todos ésos que defienden el orden y la ley del capitalismo. Es difícil darse cuenta de esto si uno cree lo que dicen los medios de incomunicación. Porque los medios de incomunicación ocultan lo esencial, lo más importante: cuando más parece que todo está bajo control, cuando más parece que el orden reina sin rival, es cuando más acecha el peligro de un estallido…
El gobierno fue sobrepasado por los estudiantes. A su vez, muchos representantes estudiantiles habían sido sobrepasados por las asambleas. El lunes esos representantes se negaron a hablar con el gobierno; el martes su voluntad de diálogo palideció ante al espíritu confrontacional que inundó las calles; el miércoles, mientras seguían los disturbios, los representantes le dieron un ultimátum al gobierno: o te doblegas, o esto se va a poner peor. Es verdad que muchos de esos “representantes” sólo representan a sus propios partidos políticos. Pero también es cierto que están encadenados al poder de las asambleas, y que no pueden decir nada sin su aprobación. Hagan lo que hagan los voceros oficiales, son las asambleas las que tienen el sartén por el mango. Y esto es lo que tienen en sus manos: si el fuego que se encendió en los liceos se extiende a los demás sectores del proletariado, será imposible apagarlo. En todas partes las autoridades serán ignoradas, insultadas o expulsadas, y cada vez más gente va a desconocer el privilegio fundamental de toda clase dominante: su derecho a gobernar. Ese cuestionamiento, y no la ley LOCE ni el pase escolar, es lo que puso en guardia a los dueños del sistema. Si algo puede hacer saltar por el aire el orden capitalista, no será la reforma de ninguna ley escrita, sino la perturbación de estas relaciones sociales. Esa perturbación es lo que los estudiantes secundarios empezaron y tendrán que saber continuar si no quieren cargar un fracaso vergonzoso por el resto de sus vidas.
Hasta ahora, no lo han hecho nada mal. Rechazaron la mediación de la iglesia y apedrearon la casa de un obispo, rechazaron hablar con el jefe sindical de los profesores, atacaron un edificio municipal haciendo huir a las “autoridades”, han convertido el centro de Santiago en un campo de batalla por varios días seguidos… Insolentes y confiados, están decididos a no transar nada, a no dar un paso atrás. Armados sólo con la fuerza de su orgullo y con su organización, han dejado al gobierno en ridículo. Y en esta feliz aventura, todo el mundo los apoya.
Esto ha hecho sospechar a los millonarios que sus dominios no están bien fortificados. ¿Cómo – se preguntan -, cómo pudimos confiarle el cuidado de nuestros negocios a estos Zilic y a estas Bachelet, a estos inútiles que ceden ante las presiones de unos niños, arriesgando la estabilidad de nuestra hacienda? Estos gobernantes que no saben gobernar, estos perros guardianes que se dejan patear el culo por cualquiera, tienen intranquilos a sus amos. ¿No ven cómo se agitan los ricos en sus lujosos aposentos? Están inquietos porque se dan cuenta que con esos perros guardianes, sus propiedades no están a salvo.
Los amos de la sociedad ya lanzaron su primera advertencia: “No estamos dispuestos a modificar nada en la ley de educación”, dijeron los jefes de la UDI, para que nadie vaya a creer que el patrón es tan débil como su perro guardián. Al poco rato, los apoderados del elitista colegio privado “Verbo Divino” donaron $ 500 mil en alimentos a los liceos en toma de Santiago, con este doble mensaje oculto: “a estos niños los hacemos comer de nuestra mano… aquí mandamos nosotros”. Al final, los empresarios entendieron que el asunto es más serio, y han aprobado la movilización “porque es necesario reformar el sistema educacional”. Pero todo esto no son más que señales, como se dice en lenguaje periodístico. Y la clase propietaria sabe por experiencia que las señales sirven para ganar tiempo, para confundir al enemigo, para desviar pequeñas escaramuzas, pero no para ganar batallas decisivas. Por eso desde el primer día, por puro instinto de conservación, la burguesía emprendió el camino de la represión física, camino que ya no abandonará más. ¿O es que alguien es tan ingenuo para creer que las bandas nazis que están hostigando a los liceanos actúan por cuenta propia? ¿Acaso alguien ignora que esos escuadrones de choque son entrenados y abastecidos por los pacos, por la policía civil y por oficiales del ejército? Esos nazis cuentan con el beneplácito del poder judicial y de todos los poderes del Estado, y están actuando como fuerza para-militar (como los antiguos Patria y Libertad) contra los estudiantes, porque éstos son una verdadera amenaza para el sistema.
Desde hace unos días, y de aquí en adelante, esta crisis seguirá la lógica implacable de la lucha de clases. La burguesía va a cerrar filas en torno a la institucionalidad, el orden y la ley, al mismo tiempo que organiza la represión ilegal contra los insurgentes, echando mano a sus esbirros policiales, militares y otros implicados en el negocio de la seguridad. No faltarán las campañas ciudadanas a favor del diálogo, la paz y la democracia, campañas en las que masas de borregos saldrán a la calle para lamer gustosamente las botas que les patean el culo. Y claro, estas campañas las financiará el gobierno, esa jauría de burócratas y burgueses menores siempre acobardados por el poder de los grandes inversionistas. Será divertido: Zilic y Bachelet, a coro con sus empleados, seguirán fingiendo que las protestas sirven para modernizar el país, para dar la impresión de que todo estaba dentro de sus planes, que todavía tienen el control de la situación. Pero si este lunes quedaron en ridículo, en adelante no harán otra cosa que hundirse cada día más en la confusión y la cobardía. Y todo el mundo verá con sus propios ojos que esa pandilla de hipócritas e incompetentes, que va por ahí gritando “¡resolveremos este problema todos juntos!”, no tiene y nunca ha tenido ningún poder real en la sociedad.
La oposición de izquierda se agitará en convulsiones tratando de agarrar un pedazo del gobierno del cuál quiere formar parte, antes de que sea demasiado tarde. Con tal de no quedarse otra vez sin pan ni pedazo, los jefes del PC y sus hermanos menores, así como los mafiosos de la CUT, tendrán que demostrarle a la Concertación que son capaces de manejar una crisis. Si al principio se mantuvieron al margen, ahora están interviniendo con cautela, como ese estúpido Héctor Pavez, que después de vociferar por todos lados: “el conflicto es sólo de los estudiantes” para evitar que la rebelión se contagiara a otros sectores, ahora está obligado a apoyar el paro nacional para no ser el hazmerreír de todos. Ni siquiera este oportunismo canallesco va a funcionar. A continuación el colegio de profesores, unido a alguna fraudulenta asociación de padres, va a tratar de aparecer como mediador oficial. Y al final, cuando todas estas maniobras fracasen, el frente izquierdo-sindicalista ayudará a reprimir a los rebeldes. Entonces, cuando los burócratas hayan demostrado que eran capaces de controlar el estallido, puede que les den un ministerio, o algo más barato.
Para nosotros los proletarios, los millones de hombres y mujeres, jóvenes y viejos sin rostro y sin nombre, que vivimos de nuestro trabajo, que soportamos una resplandeciente variedad de miserias; a nosotros que hemos sido reducidos a estadísticas en gráficos dibujados por imbéciles, lo único que nos queda es destruir desde la raíz, y para siempre, esta sociedad enferma. Los estudiantes ya empezaron: aunque todavía estén presos de la ideología democrática, aunque todavía hablen como unos súbditos pedigüeños, su intransigencia frente a la autoridad, su decisión de tomarse los liceos y de combatir a los esbirros en la calle, nos muestra el camino a seguir. Ahora se trata de ir adelante, y de ir por todo. Hay que cuestionar la autoridad allí donde se encuentre y tenga la forma que tenga. Si nos detenemos ahora, estamos perdidos. Los defensores del viejo mundo capitalista ya empezaron a disparar contra nosotros. El martes 30 de mayo los dueños de un colegio balearon a un grupo de niñas que querían tomarse el establecimiento. Esa misma mañana, un guardia disparó contra otro grupo de jóvenes amotinados. Al día siguiente, los pacos abusaron sexualmente de un grupo de liceanas en una comisaría. Esta sociedad podrida dirá que fueron accidentes, “excesos”, pero la verdad es ésta: cada vez que las clases dominantes ven amenazado su derecho a mandar, su derecho a la propiedad, reaccionan así: asesinando, amenazando, torturando, violando, secuestrando. ¿Acaso no lo han hecho siempre?
Esto ya empezó, y no va a terminar. Nuestros enemigos de clase ya nos están apaleando, están disparándonos, violándonos. El enfrentamiento es inevitable, está aquí, y la única decisión que hay que tomar es cómo responderemos a la agresión. Si nos detenemos ahora, pagaremos un precio muy alto por haber desafiado a la autoridad. Para prevenir revueltas en el futuro, nuestros enemigos van a llenar los liceos de drogas duras, pondrán cámaras de vigilancia en las salas de clases, fomentarán el soplonaje, la competencia y la discordia…
Nadie está al margen de este enfrentamiento. Estás condenadx a tomar parte, lo único que puedes decidir es en qué lado estás.
Compañerxs, hay que:
1. Incentivar entre la gente movilizada las discusiones que cuestionen los cimientos de la sociedad de clases (el trabajo asalariado, la propiedad privada y el estado), de la cuál el conflicto actual es sólo un efecto.
2. Multiplicar las acciones directas como sabotaje y enfrentamiento contra los guardianes de este orden.
3. Transformar las tomas en ocupaciones activas que funcionen como centros de operaciones de organización y propaganda. Reventar los candados de las oficinas y fotocopiadoras de los lugares tomados para producir panfletos, afiches y boletines. Utilizar todas las dependencias que se necesiten para hacer asambleas y conspiraciones.
Si no pasamos a la ofensiva ahora, si no convertimos este movimiento en una lucha de toda nuestra clase, si no luchamos por el poder, tendremos que decirle a nuestros hijos que a nosotros también nos derrotaron. Por eso compañerx, fotocopia esta hoja y échala a correr. Consíguete un arma, levántate y… ¡a luchar!
Estudiantes, trabajadores y cesantes.. un mismo trabajo a realizar: el combate contra la sociedad de clases.
LA LUCHA DE CLASES NO ES UN ESPECTÁCULO
NO HAY ESPECTADORES
TODXS TOMAN PARTIDO EN ELLA.
.LO QUIERAN O NO …
Los amos de la sociedad quieren que sólo veamos lo que ellos nos muestran: unos cuantos representantes estudiantiles negociando con un puñado de funcionarios gubernamentales. Por otro lado, casi todos los opositores al régimen, personas sin imaginación y sin rebeldía, hablan de “defender la educación”, y no se les ocurre que este sistema de enseñanza no hay que defenderlo, sino que hay que destruirlo. Exigen que la PSU sea gratis, pero no piensan que sería mejor abolir la PSU. Quieren que no se discrimine a la gente por su dinero, pero aceptan que se la discrimine por su “aptitud académica”. Luchan por la “igualdad de oportunidades” sin preguntarse: ¿oportunidades para hacer qué? Esta sociedad se ama tanto a sí misma, está tan convencida de ser el mejor mundo posible, que en momentos como éste, cuando estalla el asco de vivir así, todos piensan en reformar el sistema, pero no en demolerlo. ¡Los estudiantes quieren que se derogue una ley del estado! ¡Quieren perfeccionar una prueba que distingue a ganadores y perdedores en la competencia capitalista! ¡Quieren que se les domestique mejor para la esclavitud asalariada! Si no pudiéramos esperar nada más de esta magnífica revuelta, ¡sería mejor ahorrarnos las molestias y los riesgos, y volvernos a nuestras casas!
Los pocos que piensan en destruir esta sociedad inhumana, y que se atreven a decir lo que piensan, son aislados y marcados como vándalos o locos. La paradoja es que los partidarios del diálogo democrático, los que rechazan la violencia callejera, hace rato que están violentando las reglas más elementales de la convivencia democrática. ¿No saben que los liceos son propiedad del Estado? ¿Acaso cerrar las puertas de un liceo y ocuparlo durante semanas, no es violentar el orden dominante? Paralizar las clases ¿no es un acto de violencia contra el normal funcionamiento del sistema de enseñanza? Tratar de obligar al gobierno a derogar una ley, ¿no es violentar un sistema político basado en el dominio de una minoría elegida? Pero estos mismos jóvenes que han violentado el sistema de enseñanza de un país entero, se horrorizan cuando uno lanza piedras contra un vehículo blindado que podría reventar un cuerpo humano sin dificultad.
Los estudiantes se juntan en asambleas para decidir actos arbitrarios, hacen ocupaciones ilegales, bloquean el sistema educacional, levantan barricadas con sillas y mesas, cierran los accesos con cadenas y candados, usan palos para defenderse de los ataques externos, ejercen una autoridad inflexible en los liceos tomados… ¡pero se escandalizan si uno defiende la violencia de clase! Los estudiantes están ejerciendo una bella dictadura de clase en sus liceos, ¡pero no quieren que uno critique con piedras la hipocresía democrática! Los estudiantes no entienden lo que ellos mismos están haciendo. En vez de hacerse responsables de sus actos y llevarlos hasta sus últimas consecuencias, les preocupa quedar bien ante la opinión pública. ¿No saben que si los dueños de la sociedad deciden desprestigiarlos para facilitar la represión, les bastará con exhibir unas cuantas imágenes trucadas en los noticiarios? ¿No saben que la opinión pública es un producto fabricado por los medios? En la sociedad de clases, las ideas dominantes son las ideas de la clase dominante.
Como no comprenden lo que ellos mismos están haciendo, los estudiantes no se dan cuenta de lo peligroso que es el juego que están jugando. No entienden lo peligroso que es ahora conformarse con objetivos limitados. No se dan cuenta que en estos pocos días, han puesto a esta sociedad patas arriba y la han sacudido a cachuchazos, y que están a punto de despertarla de su letargo. No ven que con sus métodos de lucha, con su actitud intransigente y con su coraje, están haciendo que muchas falsas ilusiones caigan hechas pedazos. No entienden que su acción es revolucionaria. Y que en esta sociedad, los que emprenden acciones revolucionarias y no las llevan hasta el final, cavan su propia tumba. ¿Esperaremos a que nuestros enemigos de clase nos liquiden para comprender lo lejos que habíamos llegado?
El conflicto en los liceos ha puesto en alerta a la clase propietaria, a la clase política, a los milicos y mercenarios del capital, a los burócratas y aprendices de burócrata… En fin, a todos ésos que defienden el orden y la ley del capitalismo. Es difícil darse cuenta de esto si uno cree lo que dicen los medios de incomunicación. Porque los medios de incomunicación ocultan lo esencial, lo más importante: cuando más parece que todo está bajo control, cuando más parece que el orden reina sin rival, es cuando más acecha el peligro de un estallido…
El gobierno fue sobrepasado por los estudiantes. A su vez, muchos representantes estudiantiles habían sido sobrepasados por las asambleas. El lunes esos representantes se negaron a hablar con el gobierno; el martes su voluntad de diálogo palideció ante al espíritu confrontacional que inundó las calles; el miércoles, mientras seguían los disturbios, los representantes le dieron un ultimátum al gobierno: o te doblegas, o esto se va a poner peor. Es verdad que muchos de esos “representantes” sólo representan a sus propios partidos políticos. Pero también es cierto que están encadenados al poder de las asambleas, y que no pueden decir nada sin su aprobación. Hagan lo que hagan los voceros oficiales, son las asambleas las que tienen el sartén por el mango. Y esto es lo que tienen en sus manos: si el fuego que se encendió en los liceos se extiende a los demás sectores del proletariado, será imposible apagarlo. En todas partes las autoridades serán ignoradas, insultadas o expulsadas, y cada vez más gente va a desconocer el privilegio fundamental de toda clase dominante: su derecho a gobernar. Ese cuestionamiento, y no la ley LOCE ni el pase escolar, es lo que puso en guardia a los dueños del sistema. Si algo puede hacer saltar por el aire el orden capitalista, no será la reforma de ninguna ley escrita, sino la perturbación de estas relaciones sociales. Esa perturbación es lo que los estudiantes secundarios empezaron y tendrán que saber continuar si no quieren cargar un fracaso vergonzoso por el resto de sus vidas.
Hasta ahora, no lo han hecho nada mal. Rechazaron la mediación de la iglesia y apedrearon la casa de un obispo, rechazaron hablar con el jefe sindical de los profesores, atacaron un edificio municipal haciendo huir a las “autoridades”, han convertido el centro de Santiago en un campo de batalla por varios días seguidos… Insolentes y confiados, están decididos a no transar nada, a no dar un paso atrás. Armados sólo con la fuerza de su orgullo y con su organización, han dejado al gobierno en ridículo. Y en esta feliz aventura, todo el mundo los apoya.
Esto ha hecho sospechar a los millonarios que sus dominios no están bien fortificados. ¿Cómo – se preguntan -, cómo pudimos confiarle el cuidado de nuestros negocios a estos Zilic y a estas Bachelet, a estos inútiles que ceden ante las presiones de unos niños, arriesgando la estabilidad de nuestra hacienda? Estos gobernantes que no saben gobernar, estos perros guardianes que se dejan patear el culo por cualquiera, tienen intranquilos a sus amos. ¿No ven cómo se agitan los ricos en sus lujosos aposentos? Están inquietos porque se dan cuenta que con esos perros guardianes, sus propiedades no están a salvo.
Los amos de la sociedad ya lanzaron su primera advertencia: “No estamos dispuestos a modificar nada en la ley de educación”, dijeron los jefes de la UDI, para que nadie vaya a creer que el patrón es tan débil como su perro guardián. Al poco rato, los apoderados del elitista colegio privado “Verbo Divino” donaron $ 500 mil en alimentos a los liceos en toma de Santiago, con este doble mensaje oculto: “a estos niños los hacemos comer de nuestra mano… aquí mandamos nosotros”. Al final, los empresarios entendieron que el asunto es más serio, y han aprobado la movilización “porque es necesario reformar el sistema educacional”. Pero todo esto no son más que señales, como se dice en lenguaje periodístico. Y la clase propietaria sabe por experiencia que las señales sirven para ganar tiempo, para confundir al enemigo, para desviar pequeñas escaramuzas, pero no para ganar batallas decisivas. Por eso desde el primer día, por puro instinto de conservación, la burguesía emprendió el camino de la represión física, camino que ya no abandonará más. ¿O es que alguien es tan ingenuo para creer que las bandas nazis que están hostigando a los liceanos actúan por cuenta propia? ¿Acaso alguien ignora que esos escuadrones de choque son entrenados y abastecidos por los pacos, por la policía civil y por oficiales del ejército? Esos nazis cuentan con el beneplácito del poder judicial y de todos los poderes del Estado, y están actuando como fuerza para-militar (como los antiguos Patria y Libertad) contra los estudiantes, porque éstos son una verdadera amenaza para el sistema.
Desde hace unos días, y de aquí en adelante, esta crisis seguirá la lógica implacable de la lucha de clases. La burguesía va a cerrar filas en torno a la institucionalidad, el orden y la ley, al mismo tiempo que organiza la represión ilegal contra los insurgentes, echando mano a sus esbirros policiales, militares y otros implicados en el negocio de la seguridad. No faltarán las campañas ciudadanas a favor del diálogo, la paz y la democracia, campañas en las que masas de borregos saldrán a la calle para lamer gustosamente las botas que les patean el culo. Y claro, estas campañas las financiará el gobierno, esa jauría de burócratas y burgueses menores siempre acobardados por el poder de los grandes inversionistas. Será divertido: Zilic y Bachelet, a coro con sus empleados, seguirán fingiendo que las protestas sirven para modernizar el país, para dar la impresión de que todo estaba dentro de sus planes, que todavía tienen el control de la situación. Pero si este lunes quedaron en ridículo, en adelante no harán otra cosa que hundirse cada día más en la confusión y la cobardía. Y todo el mundo verá con sus propios ojos que esa pandilla de hipócritas e incompetentes, que va por ahí gritando “¡resolveremos este problema todos juntos!”, no tiene y nunca ha tenido ningún poder real en la sociedad.
La oposición de izquierda se agitará en convulsiones tratando de agarrar un pedazo del gobierno del cuál quiere formar parte, antes de que sea demasiado tarde. Con tal de no quedarse otra vez sin pan ni pedazo, los jefes del PC y sus hermanos menores, así como los mafiosos de la CUT, tendrán que demostrarle a la Concertación que son capaces de manejar una crisis. Si al principio se mantuvieron al margen, ahora están interviniendo con cautela, como ese estúpido Héctor Pavez, que después de vociferar por todos lados: “el conflicto es sólo de los estudiantes” para evitar que la rebelión se contagiara a otros sectores, ahora está obligado a apoyar el paro nacional para no ser el hazmerreír de todos. Ni siquiera este oportunismo canallesco va a funcionar. A continuación el colegio de profesores, unido a alguna fraudulenta asociación de padres, va a tratar de aparecer como mediador oficial. Y al final, cuando todas estas maniobras fracasen, el frente izquierdo-sindicalista ayudará a reprimir a los rebeldes. Entonces, cuando los burócratas hayan demostrado que eran capaces de controlar el estallido, puede que les den un ministerio, o algo más barato.
Para nosotros los proletarios, los millones de hombres y mujeres, jóvenes y viejos sin rostro y sin nombre, que vivimos de nuestro trabajo, que soportamos una resplandeciente variedad de miserias; a nosotros que hemos sido reducidos a estadísticas en gráficos dibujados por imbéciles, lo único que nos queda es destruir desde la raíz, y para siempre, esta sociedad enferma. Los estudiantes ya empezaron: aunque todavía estén presos de la ideología democrática, aunque todavía hablen como unos súbditos pedigüeños, su intransigencia frente a la autoridad, su decisión de tomarse los liceos y de combatir a los esbirros en la calle, nos muestra el camino a seguir. Ahora se trata de ir adelante, y de ir por todo. Hay que cuestionar la autoridad allí donde se encuentre y tenga la forma que tenga. Si nos detenemos ahora, estamos perdidos. Los defensores del viejo mundo capitalista ya empezaron a disparar contra nosotros. El martes 30 de mayo los dueños de un colegio balearon a un grupo de niñas que querían tomarse el establecimiento. Esa misma mañana, un guardia disparó contra otro grupo de jóvenes amotinados. Al día siguiente, los pacos abusaron sexualmente de un grupo de liceanas en una comisaría. Esta sociedad podrida dirá que fueron accidentes, “excesos”, pero la verdad es ésta: cada vez que las clases dominantes ven amenazado su derecho a mandar, su derecho a la propiedad, reaccionan así: asesinando, amenazando, torturando, violando, secuestrando. ¿Acaso no lo han hecho siempre?
Esto ya empezó, y no va a terminar. Nuestros enemigos de clase ya nos están apaleando, están disparándonos, violándonos. El enfrentamiento es inevitable, está aquí, y la única decisión que hay que tomar es cómo responderemos a la agresión. Si nos detenemos ahora, pagaremos un precio muy alto por haber desafiado a la autoridad. Para prevenir revueltas en el futuro, nuestros enemigos van a llenar los liceos de drogas duras, pondrán cámaras de vigilancia en las salas de clases, fomentarán el soplonaje, la competencia y la discordia…
Nadie está al margen de este enfrentamiento. Estás condenadx a tomar parte, lo único que puedes decidir es en qué lado estás.
Compañerxs, hay que:
1. Incentivar entre la gente movilizada las discusiones que cuestionen los cimientos de la sociedad de clases (el trabajo asalariado, la propiedad privada y el estado), de la cuál el conflicto actual es sólo un efecto.
2. Multiplicar las acciones directas como sabotaje y enfrentamiento contra los guardianes de este orden.
3. Transformar las tomas en ocupaciones activas que funcionen como centros de operaciones de organización y propaganda. Reventar los candados de las oficinas y fotocopiadoras de los lugares tomados para producir panfletos, afiches y boletines. Utilizar todas las dependencias que se necesiten para hacer asambleas y conspiraciones.
Si no pasamos a la ofensiva ahora, si no convertimos este movimiento en una lucha de toda nuestra clase, si no luchamos por el poder, tendremos que decirle a nuestros hijos que a nosotros también nos derrotaron. Por eso compañerx, fotocopia esta hoja y échala a correr. Consíguete un arma, levántate y… ¡a luchar!
Estudiantes, trabajadores y cesantes.. un mismo trabajo a realizar: el combate contra la sociedad de clases.
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