miércoles, enero 22, 2014

Atenas: Comunicado de la CCF sobre la paliza a Yannis Naxakis + Texto de 10 anarquistas presos en el módulo D de las prisiones de Koridallos, y Carta del anarquista preso Yannis Naxakis

Comunicado de la CCF sobre la paliza a Yannis Naxakis (06/01/2014)

No es la primera vez que un ataque de lodo y calumnias se dirige contra la Conspiración de Células del Fuego. Algunos, a través de mentiras en nuestra contra, buscan obtener reconocimiento y engañar su insignificancia. Esto es lo que Yannis Naxakis hizo. Yannis Naxakis no es más que un miserable impostor. No hay mucho más que decir sobre este sujeto.
Copiando citas del discurso antijurídico y añadiendo un poco de estilo machirulo, intenta crear la imagen de un supuesto anarquista. En realidad, se mueve siempre en los límites del beneficio personal y la comodidad.
Tal y como escribe él mismo: “Para mí, un castigo disciplinario de hasta 2 años lo puedo asumir porque no me cuesta nada (a menos que algo extremo suceda con los resultados del juicio)”.
Vende, pues, revolucionarismo allí donde le conviene. Y para mejorar un poco su imagen ante lxs compañerxs del extranjero, que no saben de su insignificancia, escribe que apoya a las formaciones informales. Pero, ¿qué relación puede tener un mentiroso y calumniador con la insurreccionalidad de una organización anarquista informal?
A continuación, critica a sus compañeros por la paliza a un carcelero, siendo su objetivo final distanciarse, mediante un planteamiento político artificial sobre lo ocurrido. Su comportamiento dentro de la prisión ha sido muy irónico hacia personas y situaciones (a parte del servicio penitenciario), aprovechándose del asilo informal que le ofrecimos.
No fueron pocas las veces que escapó de un par de hostias y humillaciones gracias a nuestra intervención (no de los carceleros, sino de otros presos).
Le habíamos explicado repetidas veces que la prisión no es un circo para jugar y pasarse de listo. Hubo luchas de sangre y fuego para ganar cosas dentro de las cárceles y los demás presos respetan a lxs anarquistas, mientras que la autoridad penitenciaria les teme por las represalias que puedan ocurrir fuera de los muros. Sin embargo, él se comportó más como un niño malcriado que como un “preso amotinado”, como a él le gusta autodefinirse.
La valentia y la insurreccionalidad se notan siempre en las acciones y no, en las palabras.
Su crítica hacia nosotrxs, pues, se basa en falsedades y castillos en el aire. Este sujeto quiso hacer ruido alrededor de su nombre en vistas a su juicio y para fortalecer la histeria anti-CCF que prospera hoy en día. Por supuesto, los jueces y los maderos no son indiferentes cuando alguien, poco antes de su juicio, lanza injurias contra la misma organización informal de la cual él está acusado de formar parte. Especialmente cuando este alguien es un impostor con nombre y apellido: Yannis Naxakis.
Usando un lenguaje ofensivo de vaguedad y confusión en su carta (refiriéndose a algunos comentarios anónimos en Internet sin decir cuáles son y diciendo simplemente que “los que lo necesitan saben a qué me refiero…”) termina desatando un torrente de insultos y ofensas contra nosotrxs (asco, desprecio, comportamiento y actitud autoritaria). Ni una referencia a cualquier suceso real.
Y si el pretexto para su recital de mentiras fueron los recientes acontecimientos de su traslado al módulo D, ¿cuáles son los hechos reales y, sobre todo, cuándo empezó la CCF a “a posicionarse en contra de (su) actitud antiautoritaria”? Queremos hechos, no insinuaciones de suciedad y lodo. Todxs lo saben, amigxs y enemigos, que cuando queremos decir algo, lo decimos abiertamente y en público. Quizás, por eso, a menudo seamos desagradables para algunos, pero nunca mentirosos.
Es ridículo, incluso para el mayor impostor, siquiera pensar que no estamos de acuerdo, en general y vagamente, con la paliza a un carcelero, es decir, a alguien que encierra a personas. Ya lo hicimos una vez (en el intento de fuga) y, pronto, empezará un nuevo juicio contra nosotrxs por todo este caso. Así que no hablemos de lo obvio (de lo bonito de arrugar un uniforme) porque tendríamos que hablar también de diferentes estrategias. De la estrategia de golpear al adversario para poder escapar y la estrategia de pegarle porque “viola la intimidad de tu espacio (de tu celda)”. No queremos comparar estas dos estrategias con criterios de superioridad, considerando una más importante que la otra, pero las separamos la una de la otra. Esta separación la mostramos a través de nuestra postura. Además, lo más importante es que sabíamos que no les tocaron ni un pelo a los involucrados en el incidente y le dejamos claro a la administración que en caso de lo contrario, habría problemas. Entonces, ¿cuál es el jodido tema?
La caída maliciosa e impostora de Naxakis llegó al punto de inventar hasta “sucias” estrategias entre los cabecillas de los presos (entre los que, claramente, él decia que nos incluye) y la dirección de la prisión, relativos a la inmunidad en los registros de las celdas. Todxs saben que ha habido repetidos registros en nuestras celdas, tanto de carceleros, como también de las fuerzas de la EKAM (unidad antiterrorista). Aquí parece que los límites entre la estupidez y el chivateo inconsciente se entremezclan.
Si alguien llega al punto de creer que su estrategia ha fallado, es mejor que empiece a pensar por sí mismx y no a buscar enemigos imaginarios para echarles la culpa. Además, no hace daño una autocrítica al imaginario de la comunidad ilegalista de lxs presxs, que unx puede tener en mente. Y si vuelve a creer que su estrategia es un éxito, que la continúe hasta el final, lejos de aquellxs con lxs que no está de acuerdo o que no le gustan por sus propias razones.
No tenemos problemas con la crítica pública. Aunque sea mala, dura e intensa. Pero eso presupone la existencia de argumentos, aunque discrepemos con estos. A los textos respondemos con textos. Igual que hicimos en el caso de Michailidis y Politis y la crítica imprecisa (según nosotrxs) que nos hicieron y su correcta detección de la vaguedad que usamos en un texto (pero claro, sin insultarles ni calumniarles nunca, como hizo Naxakis). Por eso, pues, aunque Michailidis estuvo presente en la paliza a Naxakis, no le tocamos, sino solo le repelimos para que no interfiriera.
Además, el momento que unx elige para hacer su crítica también es importante, aunque sea polémica e insultante como en el caso en que atacamos nosotrxs (con palabras) a K.S. [Kostas Sakkas] y su “huelga de hambre”. Nuestro texto se publicó después de que todo el proceso hubiese terminado y con la persona específica excarcelada y lo que se escribió, se esté de acuerdo o no, estaba basado en hechos concretos. Pero cuando alguien, llega al despreciable punto de calumniar a otras personas en público, caracterizándonos de manera infame, sin citar ni un hecho real, entonces, las cosas cambian.
Cuando todxs saben que en nuestra contra se ha aplicado todo tipo de arbitrariedad jurídica (prisión preventiva de tiempo indeterminado de 36 y 38 meses, instigación, persecuciones en el extranjero, decenas de años de condena), cuando todxs saben que durante los años que llevamos en prisión no se nos regaló nada, sino que tosimos sangre y soledad con traslados disciplinarios a todas las cárceles (el compa Giorgos Polydoros ha sido trasladado a 5 prisiones diferentes en un periodo de 6 meses por castigos disciplinarios y muchxs de nosotrxs a 2-3 prisiones diferentes), con enfrentamientos con carceleros (prisión de Domokos), con aislamientos (Olga Ekonomidou pasó 50 días en aislamiento en la cárcel de Diavata), con huelgas de hambre, movilizaciones (aunque algunas no fueran gran cosa), con un intento de fuga.
Cuando todxs saben que casi ningún anarquista que ha entrado en la cárcel, desde que nosotrxs estamos aquí, nunca le hemos dejado solo, incluso si estaba en otra prisión (y si quieren que lo renieguen, incluso, aquellos a quienes ya no les gustamos), y siempre procuramos que no tenga problemas, poniéndole en contacto con otros presos, para que le ayuden y no le falte de nada.
Cuando todxs saben que puede que no seamos lxs mas corteses y puede que no tengamos las mejores maneras, pero hemos ayudado, casi diariamente, a incontables presxs con temas relativos al servicio penitenciario y con las dificultades materiales de la vida diaria en la cárcel.
Cuando todxs saben que el respeto y las amistades que nos hemos ganado aquí, han sido por lo que somos y no por lo que fingimos o jugando a ser los cabecillas.
Cuando ni nuestros peores enemigos (maderos, jueces, periodistas) se atrevieron a calumniarnos como lo hizo Naxakis, entonces la dialéctica se ACABA y sólo hay sitio para la VIOLENCIA ABSOLUTA.
Nunca hemos dado explicaciones ante los tribunales del enemigo y ahora llegamos al punto en que tenemos que dar explicaciones por las porquerías de este despreciable.
Habíamos elegido contener nuestra violencia dentro de cárcel y expresarla solamente contra el enemigo y los tiranos de nuestras vidas. Este es nuestro deseo.
Pero Naxakis, con ese asqueroso papel de mierda que escribió, nos hizo violar este acuerdo que teníamos con nosotrxs mismxs. Nos calumnió, nos insultó y difundió en público increíbles mentiras sobre nosotrxs. Este es el motivo por el que le partimos la cabeza en el pasillo de la prisión. Para que se acabe esta decadencia pública. Las elecciones y las estrategias que no encajan entre sí, que guarden las distancias. No hay nada correcto o incorrecto, todo es subjetivo. Lo mismo vale para la crítica. Pero quien elige la calumnia, la mentira y el insulto a fin de manchar nuestra historia, nuestros valores, nuestra personalidad y nuestra trayectoria de lucha no tendrá el mismo fin que Naxakis.
Esta vez acabaremos con él de manera definitiva… Para poner fin a la sífilis de la introversión, que nos envenena, alejándonos del ataque real.
La mentira es el lenguaje del enemigo y del Poder.
Atrás mentirosos, adelante compas.
Por la nueva anarquía y el nihilismo.

Conspiración de Células de Fuego – FAI/FRI
(núcleo de miembros presxs)


Con motivo de algunas cuestiones que han surgido en relación con los últimos sucesos en Koridallos, creemos que es necesario subrayar algunas cosas. Lo que consideramos crucial no es que se denuncie o que se aísle políticamente a la Conspiración de Células del Fuego en particular (nos referimos al núcleo de miembros presxs, dado que las células que firman con el mismo nombre en el extranjero probablemente no están al tanto, ni son responsables de las acciones de otras personas) y, aún más, consideramos que eso no debe pasar por su orientación teórica. Es la peor forma de politiquería, echar la culpa a toda una corriente anarquista en conjunto, por hechos y opciones que tienen que ver con una de sus partes. La crítica es independiente, ya se trate de anarcosindicalistas o de anarconihilistas. Lo que nos concierne son los comportamientos autoritarios que existen dentro del espacio anarquista, que no pocas veces se expresan a través de la violencia verbal-física. Consideramos la violencia parte inseparable de la vida y de la acción política, cuando está dirigida contra el Estado, el Capital y el Poder, pero infértil, perjudicial y autodestructiva, cuando interfiere en las relaciones entre anarquistas, dado que su finalidad objetiva es la imposición y reintroduce, de la peor manera, la relación autoritaria entre personas que, supuestamente, la odian. Su único resultado es el autoaislamiento, la destrucción de la dialéctica y, al final, la anulación práctica de nuestra proyectualidad anarquista.


Pero claro, no consiste en una partenogénesis. Sin embargo, el impulso natural hacia la autoridad e imposición existe dentro de todxs nosotrxs, al igual que la pasión por la libertad y el deseo de igualdad en nuestras relaciones como compañerxs. Muchas veces surge espontáneamente a través de la expresión de nuestros instintos contradictorios y se expresa con o sin pretextos éticos o políticos, pero la mayoría de las veces los motivos son obvios. No tiene sentido hablar aquí de la violencia que se manifiesta por razones personales en las relaciones interpersonales, solo nos limitamos a decir que es una cuestión de conciencia y de consecuencia con los valores evitar estos métodos autoritarios.
Hablaremos del uso de la violencia como herramienta de imposición política que, cuando no apunta a los poderosos y se vuelve contra lxs anarquistas, destruye literalmente el significado de nuestra visión anarquista: tanto si se ejerce en una manifestación contra compañerxs que eligen, por ejemplo, una estrategia de enfrentamiento contra la madera, mientras otrxs siguen una estrategia diferente, o si se trata de una crítica, que alguien cree que es ofensiva o difamatoria. En el primer caso, la única solución posible es la composición de las estrategias y, si eso no es factible, por la falta de organización y comunidad, la solución es seguir distintos caminos de lucha. En el segundo caso, los análisis estarían de más. Como es aceptado por todos que, aunque haya una sola realidad, cada unx de nosotrxs la percibe de manera distinta y las verdades subjetivas de cada compañerx varían. Por lo tanto, cuando alguien critica, lo más probable es que quien recibe la crítica se sienta difamadx. Los límites entre crítica y calumnia son delgados, hasta inexistentes. La única restauración posible de la verdad subjetiva de quien recibe esa crítica es a través de la expresión verbal. Ninguna imposición violenta puede indicar quién dice la verdad, solamente quien tiene más fuerza (física, organizativa o armada).
Pero la esencia es que la invocación de un código de honor que se ve afectado y de una imagen que se mancha no tiene nada que ver con el carácter iconoclasta de la crítica anarquista que promueve el desafío perpetuo y profana lo sagrado, liberando el espíritu humano de la rigidez mental.
Así que tratar de dar fin a la introversión de lxs anarquistas con un acto de pura violencia autoritaria, puede tener 2 resultados: 1º, el inicio de otra confrontación-masacre violenta entre anarquistas, en la que se derramará mucha sangre, saliva y tinta, o 2º, la obediencia de todxs al conservador código de honor de caballeros, que conlleva la mutilación de la crítica con miedo y la consecuente castración de la anarquía de la herramienta más importante de la autoevolución.
Naturalmente, no nos engañamos con lo de que la paliza a nuestro compañero Yannis Naxakis tenía en realidad como objetivo sanar “la sífilis de la introversión”. Leyendo entre las líneas, cuando la CCF escribe que no hay correcto ni incorrecto, pero que todo es objetivo, es muy fácil bautizar nuestra verdad de mentira y señalarnos como impostores. Sabiendo, pues, que la amenaza del asesinato apunta indirectamente hacia nosotros también, opinamos que la vil emboscada a nuestro compañero fue un momento de un plan político-militar para imponer el silencio sobre temas concernientes a esta organización. Aparte de un chantaje, de carácter mafioso que transgrede los valores anarquistas, constituye ahora, no solo una muestra de un comportamiento autoritario extremo sino también una expresión de un totalitarismo peligroso y fetichismo de la violencia que puede dirigirse, potencialmente, contra todos. Y este plan viene a completarse con la amenaza contra el compañero, que si no retira sus palabras, tendrá problemas en todas las prisiones y acabará en módulo de aislamiento-protección.
Y, naturalmente, el totalitarismo es simplemente la evolución esperada del uso de la violencia como regulador de la dialéctica revolucionaria. Ya es conocido que dentro del seno del movimiento revolucionario salieron el terrorismo de la guillotina democrática, la censura sangrienta del estalinismo, mas también el fascismo mismo. Podemos entonces imaginarnos, por muy oxímoron que parezca, un Poder “anarquista”, que exige la aceptación de su naturaleza anarquista como condición necesaria, para que no se califique a alguien de impostor del partido anarquista y se le mande a la horca. Esta es la peor pesadilla para la proyectualidad anarquista y un peligro real, cuando encuentran espacio y se desarrollan tales mentalidades, como la que expresó con dichos y hechos el núcleo de miembros presxs de la CCF.
Por supuesto, hay varias extensiones que hacen este suceso horripilante, como el hecho de elegir arriesgar el detonante de un círculo sangriento entre los considerados como anarquistas en Koridallos (dentro del ambiente hostil de la cárcel), dejando al Estado el papel de árbitro, repartiendo cadenas perpetuas en “celdas blancas” y a los buitres de los media difamando y quitando el sentido de nuestra lucha a los sujetos que no están conectados directamente con los círculos anarquistas y que nos consideran como una totalidad indivisible en la que las acciones de unx nos las cargan a todxs.
El hecho de que creemos que en el ambiente hostil de la cárcel no hay espacio para devolver la violencia autoritaria como contra violencia, en ningún caso significa que aceptemos la salida que estratégicamente deja el texto de la CCF, sino seguramente romperemos el silencio que se nos intenta imponer mediante amenazas, estando preparados para enfrentarnos a las consecuencias de nuestras palabras.
Otra dimensión exasperante del suceso es que los que golpearon usan como pretexto la calumnia, que muchas veces han puesto en práctica ellos mismos tanto contra nosotros como contra muchos proyectos anarquistas con los no están de acuerdo, usando un lenguaje, en el que la crítica dura se mezcla con maliciosidad y expresiones agresivas. Cuando más, para superar la (imprecisa y consecuentemente malinterpretable, según nosotros) crítica del compañero Naxakis (que nos señala también a nosotros, no para distanciarse, sino para expresar su pensamiento diferente), le difaman extremamente. La afirmación sin fundamento de que el compañero critica la CCF por un trato más favorable en el tribunal, tropieza con el hecho de que ha elegido la negación total de defensa legal. Mientras tanto, las acusaciones sobre utilitarismo y comodidad se desmienten por su actitud permanentemente de enfrentamiento con el servicio penitenciario. El uso de la violencia física como medio de imposición de opiniones dentro del espacio anarquista/antiautoritario es exactamente la consecuencia de la transformación de las conversaciones que toman lugar en las cafeterías y de las enemistades personales en textos políticos, ya sea por rigidez mental o vanidad. La violencia verbal que tantos años llevan aceptando y reproduciendo lxs anarquistas, desarraigando valores anarquistas básicos, como el respeto mutuo y el entendimiento, preparó el terreno para la aplicación de tales prácticas.
En fin, la cuestión para nosotros no es recordar otra página negra en la historia de la lucha anarquista, ni aislar políticamente corrientes u organizaciones anarquistas, sino tachar de una vez por todas, comportamientos que degeneran la esencia de nuestra lucha. Por supuesto que no nos hacemos los santos puros, dado que la mayoría de nosotros nos hemos involucrado en sucesos de violencia intranarquista. La CCF – núcleo de miembros presxs nos ha ofrecido un ejemplo a evitar, que simplemente demuestra cuál es la evolución de la cultura de la violencia. Superémosla.
La cuestión tampoco es aplicar un anarcómetro y decidir si o cuán anarquista es cada presx; esa lógica nos conduce al fácil a señalar fácilmente a lxs compañerxs. La cuestión es que la intensidad de la violencia (mano y pie rotos), que se aplicó y sigue aplicándose como forma de presión que busca la retirada del texto, nos lleve a reflexionar y restablezca los valores anarquistas como la sensibilidad y la indulgencia, que nos han llevado a sentir asco por el sistema de Poder y combatirlo.
Por la erradicación, de una vez por todas, de la violencia como herramienta de imposición política intranarquista y que se vuelva contra el Estado y el Poder.
Porque la sífilis de la introversión se afronta solamente con la acción contra el verdadero enemigo y no mediante demostraciones machirulas de fuerza.
Porque la verdad absoluta la poseen solo los inquisidores; las personas rebeldes siempre la pondrán en duda, asumiendo el peso de sus elecciones.

Los anarquistas:
Yannis Michailidis
Babis Tsilianidis
Andreas-Dimitris Bourzoukos
Dimitris Politis
Tasos Theofilou
Alexandros Mitroussias
Grigoris Sarafoudis
Giorgos Karagiannidis
Argyris Ntalios
Fivos Harisis

P.D.: Este texto expresa nuestra postura ante la emboscada que se le tendió a nuestro compañero. Elegimos no hablar sobre los temas que toca Yannis y la postura de la CCF dentro de la cárcel, porque mucho antes de los últimos sucesos y la publicación de los últimos textos, habíamos decidido no hacerlo, ya que creemos que sería contraproducente e inútil en este período. De todos modos, sabemos que nuestra experiencia personal es más fácil malinterpretarla que transmitirla.

Carta del anarquista preso Yannis Naxakis desde la cárcel de Koridallos (03/01/14)

El 3 de febrero me juzga el Poder oficial, con todos sus honores, como a un “terrorista” de turno más en Grecia. Me importan una mierda los que me acusan y, obviamente, no pondré un pie en el juzgado. Venimos de mundos muuuuuuuuuuuy distantes, no hacen falta análisis. En otras palabras, me cago en su justicia. Los cargos no me importan. El caso de los arrestos en Nea Filadelfia es más o menos conocido y, de todos modos, me acusan de prácticas anarquistas habituales, así que no tiene ningún sentido decir cosas que ya se han dicho mil veces.
Digámoslo de otro modo. Cuando alguien ha tirado a la basura la vida “normal” que ofrece este aburrido mundo, ¿cómo puede no cagarse en las cuestiones moralistas de restricción, como leyes del Estado y compromisos como el trabajo? Ahora, sobre el otro cargo, el de organización, apesta un poco, nada más, solo porque yo siempre estuve contra la idea de las “organizaciones”. Son demasiado burocráticas para mi gusto anarquista. Prefiero la libertad de las agrupaciones informales o mi propia soledad para combatir lo existente.
Sobre lo más práctico del juicio, no necesito ni defensa, ni mucho menos representación, por eso, no voy a llevar testigos ni tener abogado. No necesito del espectáculo moralista de mentiras de los primeros, ni de los disparates legalistas del segundo. El único movimiento legal que haré es apelar la sentencia (si me condenan y la pena no es la mínima) cuando se acabe el juicio, claramente, pensando que en las apelaciones las sentencias siempre bajan un poco.
Además, dado que más que nada el argumento que se oye, incluso entre los círculos anarquistas, de que la presencia en el juicio es de gran importancia porque nos da la oportunidad de estar en la tribuna pública del discurso es mentira, tiene que dejar de oírse, sobre todo porque, desde hace años, podemos publicar libremente los textos que queremos en Internet, accesibles para cualquier interesadx. A fin de cuentas, no tiene ningún sentido decirles lo que pensamos desde el banquillo de lxs acusadxs, mientras ellos dan un recital de bostezos sobre su elevado sillón. Más que nada, así, estos arrogantes se sienten reafirmados existencialmente.
Por supuesto, como no me interesa el procedimiento, no hay posibilidad de yo quiera que otrxs se interesen y se reúnan, yo qué sé, por fuera de los juzgados, por algo como la solidaridad conmigo. Yo me imagino la solidaridad como una condición permanente de guerra al Poder que no se ajusta de ninguna manera a los calendarios del movimiento. La imagino como un viaje conspirativo sin vuelta atrás, hacia lugares ilegales, como una nueva lucha y, a la vez, una venganza por lxs compas muertxs y encarceladxs. Como una serie de intervenciones violentas, ruidosas y repentinas contra el suave flujo del tiempo autoritario, un enérgico e, inevitablemente, chantajista ejercicio de “presión” contra todos los jueces de la libertad, a favor de todxs lxs negadorxs cautivxs pero, sobre todo, a favor de todo el mundo de la anarquía.

Un escrito adicional por las recientes actualizaciones en las prisiones de Koridallos

Hace ya 8 meses que estoy tras las rejas y, además de la etapa obligatoria de “ajuste” en el espacio de la prisión, admito que también ha habido buenos momentos dentro de la miseria general de la historia. Momentos de desobediencia, insubordinación y ruptura con las autoridades penitenciarias a diferentes fases y niveles, individuales y colectivos. Junto a mi intento de manejar el surrealismo de la situación que supone la realidad supercomprimida de unos pocos metros cuadrados y la realización de la pesadilla diaria en la que ni siquiera puedo abrir una jodida puerta y salir de esta mierda, también hubo un ambiente que equilibraba un poco todo el escenario. Tuve la oportunidad de compartir los momentos descritos junto a buenos compas, viejos conocidos y otros no, una cálida comunidad de personas cuyas diferencias de percepciones no fueron un obstáculo para nuestra estrategia común de ruptura. Por lo tanto, junto a la mayoría de anarquistas del módulo A (de los que ahora estamos juntos en el módulo D), fastidiamos, provocamos, molestamos y enfadamos mucho al servicio penitenciario, el ejemplo más inmediato de Poder ante nosotros. Batallas con su propio significado especial, pequeñas claro, porque la batalla absoluta en la mente de alguien encerradx debe ser siempre la fuga.
Aquella mañana del 13 de diciembre, un típico carcelero decidió hacer un informe directo a la oficina de sargentos sobre una reacción agresiva que recibió de algunos de los compas, en la cual, erróneamente en mi opinión, le cayeron un par de tortas en el patio. Digo erróneamente por el resultado, porque creo que esas tortas se podían retenido y pasar a ser algo más fuerte en algún otro incidente más serio que habría causado, tarde o temprano, uno de estos guardias bastardos que le levantan la manita a lxs presxs. Nos referimos ahora al tipo, al carcelero Yannis Mylonas, que cuando está de servicio y todxs están encerradxs en el módulo, se saca el boli y escribe en los muros los títulos de sus canciones en YouTube, en un desesperado gesto de autoafirmación. Solo que los resultados de la búsqueda empeoran su posición. Me dolían los oídos después de este triste intento musical. Siguiendo con la escena, la oficina de sargentos inmediatamente informó a la fiscalía. Esa misma tarde, el asqueroso alto mando Vasilis Lambrakis, junto a 40 gendarmes y secretas, nos llevó en volandas a los 8 (aunque a diferentes horas) desde la oficina, y nos “repartió” por diferentes módulos de la prisión, como ya se sabe, terminando yo en el módulo D.
En realidad, esta fue una reacción normal por parte de las autoridades penitenciarias, pero con una notable cooperación de presos-cabecillas que, desde el momento en que vieron el peligro de perder sus –con todo, envidiables– privilegios adquiridos (una manera sería, por ejemplo, a través de un registro de todas las celdas, o sólo de celdas específicas aparte de las nuestras; algo exagerado pero no improbable, como una estrategia de la maldita prisión para crear fricciones internas entre lxs presxs, en la lógica del divide y vencerás), corrieron a acordar con el servicio que estos chicos malos anarquistas se piren de la zona. Obviamente, la conclusión tras esto, es que los privilegios del módulo A están inseparablemente ligados a la calma del módulo. Por supuesto, a decir verdad, todo esto más o menos se esperaba. En relación con la opresión por parte del servicio penitenciario, un posicionamiento determinista se ajustaría absolutamente a la descripción de la situación. Es decir, nada raro, pues como dije, estuvimos siempre contra, contra y contra, mientras las pequeñas acciones/experimentos dentro de un ambiente extraño y pasivo aumentaban con progresión geométrica. Con precisión matemática nos encontramos –más allá de la distancia– básicamente trasladados, y en unos pocos días probablemente imputados con castigos disciplinarios. Para mí, un castigo disciplinario de hasta 2 años lo puedo asumir porque no me cuesta nada (a menos que algo extremo suceda con los resultados del juicio). Lo descrito anteriormente son todos momentos arriesgados e incómodos, pero también un recordatorio a nosotros mismos de quién coño somos, dentro de esta (por lo demás) asimilativa y repetitiva cotidianeidad, dentro del clima generalmente podrido por las palizas raciales, las jerarquías, los complejos homófobos y el machismo abundante de la mayoría de los presos.
Y aunque no me sorprendió la actitud despreciable de muchos presos, porque no esperaba nada mejor de los grupos cerrados –informalmente o no– y jerárquicos, como los creados en el módulo A, muchos de ellos procedentes de países de la antigua URSS, muchos de los albaneses y los bravucones, no escondo que me chocó cuando otro grupo organizado, el de la Conspiración de Células del Fuego, comenzó a posicionarse en contra de nuestra actitud antiautoritaria. Me gustaría mucho creer que esto sólo representa a las mismas personas que he oído expresándose de manera hostil antes, pero desafortunadamente no puedo, juzgando también por cómo se mueven generalmente. Así que la culpa es colectiva. La razón por la que digo esto son los recientes “comentarios” (los que lo necesitan saben a qué me refiero) que hicieron sobre los recientes acontecimientos y la huelga de hambre/sed de los chavales, que muchos son idénticos a las cosas que nos dijeron en discusiones repentinas durante los últimos meses. Y dado que estas son cosas serias, cuando dices abiertamente “estas movidas que causáis son inútiles en la cárcel”, teniendo en consideración los comportamientos autoritarios y la actitud general de los últimos meses, junto con su intento estresante de transmitir exagerados escenarios alrededor de las consecuencias de una ruptura con el servicio penitenciario, pues joder, quedarás expuesto. Asco. Personas que dejaron su propia huella en la historia de la guerra contra lo existente, algunxs con largas condenas y otrxs, esperando por las que estén por caer, personas a las que yo siempre defendí ante las calumnias de los bocazas anarcofóbicos –y continuaré haciéndolo allá donde haga falta– cayeron ante mis ojos. Si permaneciesen en una actitud neutral, es decir, distanciarse y preocuparse de sus propios asuntos, yo me mantendría en un nivel de sorpresa, como cuando entré por primera vez y no estaría molesto como ahora. Pero ninguna excusa –no importa lo buena que sea– es suficiente para tapar la vergüenza de contraponerse, usando enfermas tácticas de difamación, a los que son casi los únicos que hacen directa –aunque no sea gran cosa– la ruptura con el régimen de la prisión.
El incidente con el guardia, por lo tanto, fue la razón de los esperados créditos finales de mi breve paso por el módulo A de las cárceles de Koridallos. Del módulo A, nunca olvidaré la intensa movilización de algunos presos que siempre se veían en la oficina de los sargentos, especialmente, tras algún pequeño jaleo en el módulo. Desafortunadamente, este fue el único tipo de “movilización” de presos que vi desde que estoy en prisión, porque por supuesto las protestas que tuvieron lugar en el módulo A, a parte de una que llevamos a cabo con los compañeros y 2 o 3 personas más sin ninguna participación real de los otros presos, no cuentan para mí, ya que siempre se hicieron después de un… acuerdo con el sargento de turno. Lo único seguro es que tras este movimiento represivo muchas cosas cambian. Cómo marcharán las cosas de ahora en adelante es algo que nos toca responder a nosotrxs. Me despido por ahora…

Yannis Naxakis,
Módulo D de las prisiones de Koridallos.
3/1/2014

PD 1: Honor a Sebastián Oversluij Seguel que el 11/12/13 cayó asesinado, durante un atraco, por las balas de un guarda de seguridad, en Santiago de Chile.
PD 2: Fuerza al huelguista de hambre Spyros Stratoulis [Spyros finalizó su huelga de hambre el 10/01/2014]


1 comentario:

Anónimo dijo...

Algunos solo publicaron las cartas del tal Yannis y de los que se disocian de las CCF, pero no la de los compas de la CCF, así con estos web solidarios de temporada, que se corren cuando las papas queman, y que van a hacer-decir ahora, frente a una nueva oleada de represión contra la CCF y su entorno por la paliza a Yannis y la fuga de un compañero guerrillero?? seguiran callados?? o solo solidarizando con palabras???