¡¡VAMOS A ILUMINAR
LA OSCURIDAD!!
El sábado 6 de Diciembre en medio de las incipientes protestas en Grecia, un policía ha asesinado de un certero disparo en el corazón a Alex, manifestante de 15 años… El policía “solo” fue el que apretó el gatillo, ya que la vida se la han arrebatado los gobernantes nucleados en el Estado con su policía, y los capitalistas con esta infamia de mundo que han creado. Esto muy bien lo han comprendido los revoltosos en Grecia, que han sentido profundamente el dolor por la muerte de ese joven proletario. Pero tambien han sentido el dolor causado por esta vida que se nos presenta como una imagen que no puede ser modificada, una humillante travesía por un laberinto de espejos con un muro de ladrillos como puerta de salida.
Sin embargo, aún cabe preguntarse... ¿Por qué reaccionar frente estos hechos, algo que está sucediendo a tantos kilómetros de donde intentamos vivir? Porque los explotados y oprimidos no tenemos patria: el patriotismo sirve a la clase dominante para ocultar el antagonismo social en el que vivimos, es la excusa para separarnos como dominados, para que no logremos una identidad de clase. Porque nosotros fuimos, somos y seremos quienes atentan contra esta forma de no-vida.
Por esto, nos solidarizamos con las personas que llevan adelante las revueltas en Grecia afirmando la vida, destruyendo lo que les destruye (y lo que nos destruye). Recuperando los alimentos hechos por nuestros hermanos, tomando las universidades para reunirse, enfrentándose a la policía, recuperando las calles, actuando fuera y contra partidos o sindicatos, mostrándonos que la verdadera organización es desde abajo.
“Trabajadores, desocupados, estudiantes, encapuchados” categorizan los medios de información burgueses, para aislar y dividir: ¡¡Proletarios todos!! Decimos nosotros.
En consecuencia, luchemos y organicémonos contra “nuestra” propia burguesía
en “nuestra” propia región, reconociéndonos como la clase de los explotados y dominados,
con la rabiosa intención de dejar de serlo.
Alexandros Grigoropoulos
y todos los caídos rebeldes siguen
vivos en la lucha social.
Salud a todos quienes se rebelan en Grecia y en todas partes del mundo.
Anarquistas Rosario.
www.anarquistasrosario.cjb.net
anarquistasrosario@yahoo.com.ar
Desde Grecia: Llamada a una nueva internacional
LA OSCURIDAD!!
El sábado 6 de Diciembre en medio de las incipientes protestas en Grecia, un policía ha asesinado de un certero disparo en el corazón a Alex, manifestante de 15 años… El policía “solo” fue el que apretó el gatillo, ya que la vida se la han arrebatado los gobernantes nucleados en el Estado con su policía, y los capitalistas con esta infamia de mundo que han creado. Esto muy bien lo han comprendido los revoltosos en Grecia, que han sentido profundamente el dolor por la muerte de ese joven proletario. Pero tambien han sentido el dolor causado por esta vida que se nos presenta como una imagen que no puede ser modificada, una humillante travesía por un laberinto de espejos con un muro de ladrillos como puerta de salida.
Sin embargo, aún cabe preguntarse... ¿Por qué reaccionar frente estos hechos, algo que está sucediendo a tantos kilómetros de donde intentamos vivir? Porque los explotados y oprimidos no tenemos patria: el patriotismo sirve a la clase dominante para ocultar el antagonismo social en el que vivimos, es la excusa para separarnos como dominados, para que no logremos una identidad de clase. Porque nosotros fuimos, somos y seremos quienes atentan contra esta forma de no-vida.
Por esto, nos solidarizamos con las personas que llevan adelante las revueltas en Grecia afirmando la vida, destruyendo lo que les destruye (y lo que nos destruye). Recuperando los alimentos hechos por nuestros hermanos, tomando las universidades para reunirse, enfrentándose a la policía, recuperando las calles, actuando fuera y contra partidos o sindicatos, mostrándonos que la verdadera organización es desde abajo.
“Trabajadores, desocupados, estudiantes, encapuchados” categorizan los medios de información burgueses, para aislar y dividir: ¡¡Proletarios todos!! Decimos nosotros.
En consecuencia, luchemos y organicémonos contra “nuestra” propia burguesía
en “nuestra” propia región, reconociéndonos como la clase de los explotados y dominados,
con la rabiosa intención de dejar de serlo.
Alexandros Grigoropoulos
y todos los caídos rebeldes siguen
vivos en la lucha social.
Salud a todos quienes se rebelan en Grecia y en todas partes del mundo.
Anarquistas Rosario.
www.anarquistasrosario.cjb.net
anarquistasrosario@yahoo.com.ar
Desde Grecia: Llamada a una nueva internacional
Los políticos y periodistas se burlan de nuestro movimiento, tratando de imponer en él su propia carencia de racionalidad. Según ellos, nos rebelamos porque nuestro gobierno es corrupto, o porque nos gustaría tener acceso a más dinero, más empleo.
Destrozamos los bancos porque reconocemos el dinero como causa central de nuestras penas, si rompemos las lunas de los escaparates no es porque la vida sea cara sino porque la mercancía nos impide vivir a cualquier precio. Si atacamos a la escoria policial, no es sólo en venganza por nuestros compañeros muertos sino porque entre este mundo y el que deseamos, siempre van a suponer un obstáculo.
Sabemos que ha llegado el momento de pensar estratégicamente. En este momento tan importante sabemos que la condición indispensable de una insurrección victoriosa es que se extienda, al menos, a nivel europeo. Los pasados años hemos visto y hemos aprendido: las contracumbres a lo largo del mundo, los disturbios estudiantiles y en los suburbios de Francia, el movimiento anti-TAV en Italia, la Comuna de Oaxaca, los disturbios de Montreal, la agresiva defensa de Ungdomshuset en Copenague, los disturbios contra la Convención Nacional Republicana en los Estados Unidos, y la lista continúa.
Nacidos en la catástrofe, somos los hijos de una crisis global: política, social, económica y ecológica. Sabemos que este mundo es un callejón sin salida. Hay que estar loco para agarrarse a sus ruinas. Hay que ser acertado para autoorganizarse.
Hay una obviedad en el rechazo total a los partidos y organizaciones políticas; son parte del viejo mundo. Somos los hijos engreídos de esta sociedad y no queremos nada de ella. Ese es el pecado que nunca nos perdonarán. Tras las máscaras negras, somos vuestros hijos. Y nos estamos organizando.
No nos esforzaríamos tanto en destruir lo material de este mundo, sus bancos, sus supermercados, sus comisarías, si no supiéramos que en al mismo tiempo socavamos su metafísica, sus ideales, sus ideas y su lógica.
Los medios describirán todo lo ocurrido las pasadas semanas como una expresión de nihilismo. Lo que no entienden es que en el proceso de asalto y acoso a su realidad, hemos experimentado una forma de comunidad superior, de reparto, una forma superior de organización alegre y espontánea que establece la base de un mundo distinto.
Cualquiera podría decir que nuestra revuelta encuentra su propio fin en que se limita a la destrucción. Esto sería cierto en caso de que junto a las los enfrentamientos callejeros, no hubiésemos establecido la necesaria organización que requiere un movimiento a largo plazo: cantinas provistas por saqueos regulares, enfermerías para sanar a nuestros heridos, los medios para imprimir nuestros propios periódicos, nuestra propia radio. A medida que liberamos territorio del imperio del Estado y su policía, debemos ocuparlo, llenarlo y transformar sus usos de manera que sirvan al movimiento. De este modo, el movimiento nunca para de crecer
Por toda Europa, los gobiernos tiemblan. Seguro que lo que más temen no es que se reproduzcan los disturbios locales sino la posibilidad real de que la juventud occidental encuentre sus causas comunes y se levante como una sola para darle a esta sociedad su golpe final.
Esta llamada va dirigida a todo el que quiera escucharla:Desde Berlín a Madrid, de Londres a Tarnac, todo es posible.
La solidaridad debe transformarse en complicidad. Los enfrentamientos deben expandirse. Deben declararse las comunas.
De esta manera, la situación nunca retornará a la normalidad. De esta manera las ideas y prácticas que nos unen serán lazos reales.
De este modo seremos ingobernables.
Un saludo revolucionario a los compañeros de todo el mundo.
A los detenidos, ¡os sacaremos!
CARTA A LOS ESTUDIANTES ESCRITA POR TRABAJADORES ATENIENSES.
CARTA A LOS ESTUDIANTES ESCRITA POR TRABAJADORES ATENIENSES.
Nuestra diferencia de edad y el distanciamiento general nos dificulta discutir con vosotros en las calles; esta es la razón por la que os mandamos esta carta.La mayoría de nosotros aún no nos hemos quedado calvos ni nos ha salido barriga. Somos parte del movimiento de 1990-91. Habéis tenido que oir hablar de aquello. En aquel entonces, cuando habíamos ocupado nuestras escuelas durante 30-35 días, los fascistas mataron a un profesor porque fue más allá de su rol natural (el de ser nuestro guardián) y cruzó la línea hacia el lado opuesto: vino con nosotros, a nuestra lucha. Entonces, hasta el más duro de nosotros fue a la calle a los disturbios. Sin embargo, nosotros ni siquiera pensamos en hacer lo que tan fácilmente hacéis vosotros hoy: atacar comisarías (aunque cantábamos aquello de "quemar comisarías...").
Así pues, habéis ido más allá que nosotros, como ocurre siempre en la historia. Las condiciones son diferentes, por supuesto. En los 90 nos compraron con la excusa del éxito personal y algunos de nosotros nos lo tragamos. Ahora la gente no se cree este cuento de hadas. Vuestros hermanos mayores nos lo demostraron durante el movimiento estudiantil de 2006-07; vosotros ahora les escupís su cuento de hadas a la cara.
Todo bien hasta el momento
Ahora comienzan las buenas y difíciles cuestiones
Para empezar, os decimos que lo que hemos aprendido de vuestras luchas y de nuestras derrotas (porque mientras el mundo no sea nuestro siempre seremos perdedores) y podéis emplear lo que hemos aprendido como queráis:No os quedéis solos. Llamadnos; llamad a tanta gente como sea posible. No sabemos cómo podéis hacerlo, encontraréis la manera. Ya habéis ocupado vuestras escuelas y nos decís que la razón más importante es que no os gustan. Bien. Ya que las habéis ocupado, invertidle el rol. Intercambiad vuestras ocupaciones con otra gente. Dejad que vuestras escuelas sean el primer hogar para nuestras nuevas relaciones. Su arma más potente es nuestra división. Tal y como vosotros no teméis atacar las comisarías porque estáis unidos, no temáis llamarnos para cambiar nuestras vidas todos juntos.
No escuchéis a ninguna organización política (ni anarquista ni ninguna). Haced lo que necesitéis. Confiad en la gente, no en esquemas e ideas abstractas. Confiad en vuestras relaciones directas con la gente. Confiad en vuestros amigos: haced vuestra lucha de cuanta más gente posible, vuestra gente. No les escuchéis cuando os digan que vuestra lucha no tiene contenido político y que debería obtenerlo. Vuestra lucha es el contenido. Tan sólo tenéis vuestra lucha y está en vuestras manos asegurar su avance. Tan sólo ella puede cambiar vuestra vida, a vosotros y las relaciones reales con vuestros compañeros.
No temáis actuar cuando os enfrentéis a cosas nuevas. Cada uno de nosotros, ahora que nos hacemos mayores, tiene algo sembrado en su cerebro. Vosotros también, aunque seáis jóvenes. No olvidéis la importancia de este hecho. En 1991, nos enfrentamos al olor de un nuevo mundo y, creednos, lo encontramos difícil. Habíamos aprendido que siempre debe haber límites. No temáis la destrucción de mercancías. No os asustéis ante los saqueos de tiendas. Lo hacemos porque es nuestro. Vosotros (como nosotros en el pasado) habéis sido criados para levantaros todas las mañanas con el fin de hacer cosas que más tarde no serán vuestras. Recuperémoslas y compartámoslas. Tal y como hacemos con nuestros amigos y el amor.
Os pedimos disculpas por escribir esta carta tan rápidamente, pero lo hacemos al ritmo del trabajo, en secreto para evitar que se entere el jefe. Somos prisioneros en el trabajo, como vosotros en la escuela.
Ahora mentiremos a nuestro jefe y dejaremos el trabajo: nos reuniremos con vosotros en Syntagma con piedras en las manos.
Proletarios
diciembre del 2008. Grecia.
Comunicado de proletarios de la facultad ocupada ASOEE (Universidad de Economía de Atenas)
Comunicado de proletarios de la facultad ocupada ASOEE (Universidad de Economía de Atenas)
La primera luz del alba viene tras la oscuridad más profundaHasta el sábado 6 de diciembre de 2008 por la noche podríamos decir que jusqu’ ici tout va bien, observando la caída individual de cada uno de nosotros en el desierto del sistema capitalista. En ese momento llegó la grieta, y la locura destructora de buena parte de la juventud del país. En un primer momento, como tantas veces en la historia, fueron los hechos los que tomaron la palabra.
Primero, el arma del policía, reivindicando como suya la repulsa del fenómeno de la vida por parte de cualquier tipo de Autoridad. Se derramó la sangre de un adolescente, e inmediatamente el llanto se transmitió de forma instantánea desde Exarhia hasta el centro económico de la metrópolis y otras grandes ciudades, un llanto de llamas y cristales rotos, que transformaba bancos y centros comerciales en una nube de rabia con la inscripción: VENGANZA.
Dos días más tarde los centros navideños de las ciudades parecían haber sido objetivos de bombardeos de guerra, mientras que la economía de crisis recibía otro soplo de muerte en su corazón por hordas de “hooligans” destrozando mercancías. “El Tratado de Varkiza se ha roto, estamos en guerra de nuevo”. Hablamos del regreso de la lucha de clases al primer plano, hablamos de la solución a la crisis: Para nosotros. Y tan sólo estamos empezando. Vamos hacia delante…
Somos parte de la revuelta de la vida contra la muerte cotidiana que nos imponen las relaciones sociales existentes. Con la fuerza destructora que latía dentro de nosotros, llevamos a cabo un salvaje (aunque contradictorio) ataque a la institución de la propiedad privada. Ocupamos las calles, respiramos libres a pesar del gas lacrimógeno, atacando la peor parte de nosotros mismos: nuestra imagen como esclavos de nuestros jefes, cuya forma más extrema y repugnante es el policía.
Erigimos una barricada inquebrantable contra la repugnante normalidad del ciclo de producción y distribución. En la situación actual, nada es más importante que consolidar esta barricada frente al enemigo de clase. Incluso aunque nos repleguemos ante la presión de la escoria (para-) estatal y la insuficiencia de la barricada, sabemos que ya nada volverá a ser igual en nuestras vidas.
Vivimos además una situación histórica en la que se recompone un nuevo sujeto de clase, que porta desde hace mucho la responsabilidad de asumir el rol de enterrador del sistema capitalista. Creemos que el proletariado nunca ha sido una clase por su posición, sino que más bien al contrario, se constituye como clase para sí misma en el enfrentamiento contra el capital, primero en la práctica para tan sólo después adquirir conciencia de sus propios actos. La recomposición está teniendo lugar por parte de grupos de sujetos que se dan cuenta de que no tienen ningún control sobre sus propias vidas, provenientes de estratos sociales que han sido -o están siendo- exprimidos en el fondo del barril, y que se están adentrando en una contradictoria trayectoria hacia la unificación.
El trabajo asalariado siempre ha sido un chantaje. Actualmente lo es con más intensidad, en tanto que aumenta el número de trabajadores empleados tan sólo circunstancialmente y con contratos precarios en sectores que, mientras que son necesarios para la reproducción de la dominación capitalista, no tienen utilidad social en absoluto. En estos sectores, las luchas de clase, desterradas del campo de la autogestión de la producción, se mueven en el del bloqueo y el sabotaje generalizados.
De manera simultánea, la automatización de la producción y el abandono de las políticas de pleno empleo crean grandes reservas de proletarios en paro empujados al margen de la sociedad, que recurren a trabajos inseguros o a la economía sumergida e ilegal para sobrevivir. Parados, trabajadores precarios, estudiantes de instituto y universidad destinados a ser futuros esclavos asalariados, trabajadores inmigrantes de la primera o de la segunda generación que diariamente viven la marginalización y la represión constituyen, junto con las minorías de trabajadores radicales, la comunidad de insurrectos de diciembre, una comunidad basada en la común condición de la alienación y la explotación que define a una sociedad basada en el trabajo-mercancía.
Recordemos que la víspera de estos días festivos la celebraron aquellos que están en un escalón aún inferior, los que han perdido todo disfrute en el martirio de la democracia, los presos de las cárceles griegas.
Los propietarios de la mercancía llamada fuerza de trabajo, que la han invertido en el mercado a cambio de seguridad social y con la esperanza de ver a su prole escapar de su condición mediante el ascenso en la escala social, continúan observando a los insurrectos sin tomar parte, pero también sin llamar a la policía para disolverlo. Junto con la sustitución de la seguridad social por la seguridad policial y el colapso del mercado de la movilidad social, muchos trabajadores, bajo la carga del fracasado universo de la ideología pequeño burguesa y la economía mixta, se mueven hacia una (socialmente importante) justificación moral del levantamiento juvenil, pero sin unirse aún a su ataque contra este mundo asesino.
Siguen arrastrando sus cadáveres en las letanías de tres meses de los sindicalistas profesionales, y defendiendo un triste derrotismo sectorial contra la rabiosa agresividad de clase que rápidamente pasa a primer plano. Estos dos mundos se encontraron el lunes, 8 de diciembre, en las calles, y el país al completo prendió. El mundo del derrotismo sectorial tomó las calles para defender el derecho democrático de los roles separados del ciudadano, el trabajador, el consumidor, a participar en manifestaciones sin que los disparasen.
Muy cerca de allí, el mundo de la agresividad de clase tomó las calles en forma de pequeñas “bandas” organizadas que rompen, queman, saquean y rompen las aceras para lanzar adoquines a los asesinos. El primer mundo (al menos tal y como lo expresa el discurso de los sindicalistas profesionales) temía tanto la presencia del segundo, que el miércoles 10 de diciembre, trató de manifestarse sin la molesta presencia de los “riff-raff”.
Ya estaba sobre la mesa el dilema acerca de cómo estar en la calle: bien con la seguridad democrática de los ciudadanos, o bien con el enfrentamiento solidario del grupo, el bloque agresivo, la marcha que defiende la existencia de cada uno mediante barricadas y rotundos ataques.
Los acontecimientos de diciembre de 2008 (”Dekemvriana”) son el último capítulo de una serie de insurrecciones que recorren todo el mundo capitalista. En su fase decadente, la sociedad capitalista ni puede, ni tiene como objetivo lograr el consentimiento de los explotados mediante la aceptación de demandas parciales.
Tan sólo queda su represión. Con la restructuración comenzada a mediados de los setenta (para repeler el motín proletario llamado “movimiento del 68″), el capital se encontró con la siguiente contradicción: mientras que por un lado poseía la habilidad de crear una masa humana de pasivos telespectadores y consumidores de mercancías, de manera simultánea debía negarles (mediante la reducción de salarios) la posibilidad de adquirir estas mercancías.
Desde este punto de vista, no debería sorprender el saqueo de un centro comercial en la calle Stadiou por parte de gente que diariamente comparte las promesas de una falsa felicidad de consumo mientras ve cómo se le niegan los medios para cumplir estas promesas.
La insurrección de diciembre no lleva consigo ninguna demanda concreta, precisamente porque los sujetos que en ella participan sufren día a día la negativa de la clase dominante a aceptar cualquier demanda, y por lo tanto la conocen a la perfección. Los susurros de la izquierda, que en un comienzo pedía la retirada del gobierno, se transformaron en un terror mudo y un intento desesperado por calmar la incontrolable ola insurreccional. La ausencia de demandas reformistas refleja una subyacente (aunque aún inconsciente) disposición a la subversión radical y a la superación de las relaciones mercantiles existentes, y la creación de unas relaciones cualitativamente nuevas.
Todo comienza y madura en la violencia -pero nada se queda ahí. La violencia destructora que se desató en los acontecimientos de diciembre ha causado el parón de la normalidad capitalista en el centro de la metrópolis, una condición necesaria pero insuficiente para la transformación de la insurrección en un intento de liberación social.
La desestabilización de la sociedad capitalista es imposible sin paralizar su economía -esto es, sin interrumpir la función de los centros de producción y distribución, mediante el sabotaje, las ocupaciones y las huelgas. La ausencia de una propuesta positiva y creadora de una nueva manera de organizar las relaciones sociales era -hasta ahora- algo más que evidente. No obstante, la insurrección de diciembre debe entenderse en el contexto histórico del endurecimiento de la lucha de clases que se está dando a nivel internacional.
Una serie de prácticas de lucha -algunas de la cuales han salido a la superficie de forma elemental en muchos países donde han tenido lugar importantes conflictos de clase- proponen y desarrollan a un nivel embrionario la comunidad humana que va a abolir y trascender de manera creativa las relaciones mercantiles alienadas: las escuelas ocupadas pueden emplearse como centros donde organizarse para tomar las calles y el espacio público en general; las anti-lecciones organizadas en el contexto del reciente movimiento de estudiantes/trabajadores precarios en Italia, poniendo el conocimiento al servicio de la comunidad que se está formando; expropiaciones colectivas en supermercados y librerías, y la vida colectiva en las ocupaciones como modo de auto-cumplimiento de las promesas de alimentación, vivienda y libros gratis; una contestación radical a las relaciones de propiedad, la cooperación en vez de la apropiación personal (y a veces la reventa) de las mercancías expropiadas, la conexión de asambleas de barrio, comenzando por los asuntos locales, prefigura pues una sociedad donde las decisiones son tomadas y ejecutadas sin la mediación de ningún poder separado (sf. Oaxaca); transporte gratuito con los medios de transporte públicos, las déménages (invadir las agencias de empleo y tirar todo su material a la calle) como se hicieron en el movimiento anti-CPE en Francia.
Estas (y muchas otras, que resultan de la inteligencia personal y colectiva), son las prácticas que pueden enriquecer y fertilizar las fuerzas de la negación, para que en medio de la confusión de la insurrección, comience a tomar forma la sociedad libre y comunista.
Hacemos todo lo que está a nuestro alcance para no abandonar las ocupaciones y las calles, porque no queremos irnos a casa. Nos entristece la idea “realista” de que tarde o temprano tendremos que volver a la normalidad. Nos llenamos de alegría con la idea de que estamos en el comienzo de un proceso histórico de auge de la lucha de clases, y de que si queremos, si luchamos por ello, si creemos en ello, nos puede sacar de la crisis, a la salida revolucionaria del sistema.
Diciembre 24, 2008
Proletarios de la ocupada ASOEE (Universidad de Economía de Atenas)
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