domingo, noviembre 20, 2005

¡Contra el terrorismo de Estado, de todos los Estados del mundo!


Hace unos días atrás, uno de los genocidas más odiados de las últimas décadas ha llegado a Chile. Nos referimos por supuesto al asesino Fujimori, jefe del estado peruano entre 1990 y el año 2000, y refugiado en Japón hasta hace poco. Una vez más vemos en acción a la justicia burguesa: un criminal alojado en hoteles de lujo y luego “encerrado” en cárceles Vip, haciendo una verdadera propaganda electoral y sus abogados y cercanos desfilando como estrellas en los programas de la nauseabunda televisión. Pero, ¿quién es Alberto Fujimori, de quien tanto se preocupa el estado japonés, al nivel de clamar de que no sea tratado injustamente? Fujimori no es el típico milico dictador, llegó al poder gracias al bendito sufragio universal, en un país donde la burguesía consideraba terroristas a quienes no votaban. Para profundizar la lucha contra la subversión dio un autogolpe de estado y comenzó un régimen brutal, recordado por las miles de víctimas de la represión y por todo el proletariado peruano. Masacró prisioneros políticos en la cárcel de Canto Grande, y se crearon escuadrones de la muerte como el grupo Colina, que asesinó y desapareció a estudiantes y profesores en la Universidad La Cantuta, torturando y sembrando el terror en cada barrio obrero, en los campos y ciudades. Fujimori profundizó la ya agobiante explotación de los trabajadores, para maximizar las ganancias de los capitalistas chupasangre, encabezando junto con su siniestro amigo Montesinos un estado que contó con el pleno respaldo de las fracciones hegemónicas del capitalismo mundial, como son el Estado yanqui y el Estado japonés, generando una ola de migración hacia Chile y Argentina, donde los explotados peruanos son mano de obra barata, y donde además son maltratados por sectores de la población envenenados por la propaganda racista-nacionalista. Ese es Fujimori, esos son sus secuaces, a quienes los demócratas y buenos hombres de negocios critican por su corrupción galopante (como si todos los políticos no fueran corruptos), por sobreexplotar a los trabajadores (como si no hubiera una sola unidad productiva donde se le roba la plusvalía a los empleados). El tiranuelo reprochado por los defensores de los derechos humanos y los organizadores de comisiones de la verdad, como si un show mediático fuera a vengar la sangre de los compañeros caídos; como si las necesidades humanas negadas y violadas por el capital, fueran un conjunto de derechos bien redactados en un miserable papel!!
Con este tipejo vemos el verdadero rostro del tan cacareado estado de derecho internacional. Los mismos gobiernos que claman contra el terrorismo, y satanizan a quienes –equivocados o no programáticamente- desafían el monopolio estatal de las armas, se preocupan por la salud y el buen trato dado a este asesino de masas. Además, en los calabozos japoneses han sido encerrados durante décadas presos políticos, incluso extraditados de otros países. Pero claro, ellos no eran agentes que velaban por el buen funcionamiento de la economía, ni protegían a sangre y fuego las embajadas imperialistas. Y el gobierno peruano actual clama por un juicio a Fujimori, pero lo único que quiere la administración represiva de Toledo es subir un poco su anémica popularidad, pensando sus partidarios en el circo electoral de 2006 que ya se aproxima. Y que decir del estado chileno: ese señor Lagos no ha sacado la voz contra el tirano peruano-japonés, cuando ya estábamos acostumbrados a sus rabietas histéricas contra los proletarios que en distintas ocasiones se han atrevido a encararlo. Y la misma justicia que condena a más de diez años a un asaltante de microbuses de la locomoción colectiva, cuida a este genocida en dependencias especiales... ¡pero como vamos a asombrarnos, si tratan con tanta deferencia al asesino Pinochet!
Nosotros, como proletarios en revuelta, no pedimos ni juicio ni extradición para Fujimori. La única justicia verdadera con este tipo de criminal sería un paredón obrero, para vengar toda la sangre derramada.

¡Muera el asesino Fujimori!
¡Lucha Proletaria contra el terrorismo de estado capitalista!

Chile, noviembre de 2005
Rojoscuro


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